A comienzos de 2024 un video en Instagram de un hombre joven cantando en la calle, vistiendo un abrigo de paño marrón y gafas de sol, llamó poderosamente la atención de quien escribe estas líneas. De forma casi instantánea lo compartió en un grupo de WhatsApp en el que estaba la persona responsable de que el concierto del que vamos a hablar hoy haya sido una realidad. ¡Gracias, Jesús!
Cuando Ángel Peñalver, al que conocíamos como componente de Lepanto, comenzó a compartir sus Influencers, nunca imaginamos que era el comienzo de un viaje que acabaría en un espectáculo que va más allá de un concierto o un recital, y del que hoy os contaremos algunas impresiones, sin hacer demasiado spoiler, porque al igual que nosotros fuimos sin saber cómo iba a ser la propuesta, pensamos que el resto de público también debería acercarse así para dejarse sorprender.
Como dijimos en la crónica anterior, teníamos el objetivo de asistir al Escenario Playa al concierto de Carmesí, así que, a pesar de que no teníamos las baterías al 100%, allá que fuimos, sabedores de que merecería la pena. A Carmesí tuvimos la oportunidad de verla en Berlin Social Club en febrero de este mismo año (perdón, la crónica se quedó en el tintero), y nos fascinó, por eso no queríamos perdernos su concierto.
Cuando me apareció en Facebook la página de Left Bank Two tardé milisegundos en darle a seguir, pues rápidamente vi que se trataba de un nuevo proyecto musical de David Bailey junto a Paco García, Miguel Ángel Calabuig y José Guillén. A David y Paco les conocí hace años con un grupo llamado Moon Unit, y, desde entonces, he seguido sus andanzas en las distintas formaciones que se han ido sucediendo.
Desde hace camino de una década, el final del verano trae a la alcalaína Huerta del Obispo, dentro del recinto amurallado del Palacio Arzobispal, el ciclo de de los Conciertos de la Muralla. Un ciclo que, entre otras cosas, se caracteriza por su diversidad y por acercar a esta orilla del Henares propuestas que muchas veces sólo es posible ver en la capital.
El final de junio se presentaba prometedor, con la cita para celebrar los 20 años de carrera de nuestra querida y admirada Maui en la sala malagueña La Cochera Cabaret. Sin embargo, la vida no siempre transcurre como uno planea, y el final de junio y el inicio de julio han sido algo accidentados; quizá Problemología, el último trabajo de Maui con Los Sirénidos, podría ser banda sonora de esta época.
En este blog seguimos la trayectoria de Mäbu, el grupo capitaneado por María Blanco Uranga junto a Txarlie Solano, desde sus inicios. Sin embargo, no les hemos visto en vivo tantas veces como nos hubiera gustado, es lo que tiene vivir en esta esquinita de la península, un tanto aislada y un tanto áspera hacia la música en directo -si no se trata de un artista de masas o de moda-. Por eso, cuando se da la posibilidad de cuadrar un concierto de una formación como Mäbu, a una distancia asequible como la vecina Murcia, dudamos poco en hacerlo.
A Antonio Álvarez le seguimos la pista desde hace ya unos cuantos años. Se trata de un artista polifacético, al principio le conocimos como músico, con su proyecto personal y con varias formaciones de diferentes estilos, pero posteriormente descubrimos que también se expresaba mediante la poesía, con la publicación de Placeres Cotidianos en 2021, y el año pasado saltaba a la narrativa colaborando en el libro homenaje a José Ignacio Lapido.
Canta Sabina, modificando un poco los versos de Félix Grande, que «Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver». No es por llevarles la contraria, pero esa aseveración que puede ser real en términos generales, tiene excepciones, y el Café Teatro Central de Baeza es una de ellas. Cada vez que hemos acudido allí a un concierto, nuestra felicidad ha sido plena, así que ¿por qué no volver cada vez que se pueda? Y con esa filosofía, tras asistir al concierto a la hora del vermut con McEnroe, dudamos poco en decidir que volveríamos para reencontrarnos con uno de nuestros artistas de cabecera.
He empezado a escribir en mi cabeza unas cuantas veces ya distintas versiones de este texto. Primero eran sobre Ignis; después, sobre la gira que estaba por venir. Con el paso de los días y la llegada de los conciertos, justo sobre eso -lo más habitual en este pequeño rincón virtual-.
Ahora, una semana después del paso de Vega por la Sala But, me doy cuenta de que, por encima de todo, siempre eran, en realidad, sobre ella. Sobre lo que hace especial su carrera, su forma de enfrentarse a la música, a la industria y a la gente que, en muchos casos desde esos inicios hace 22 años, la acompaña. Sobre la magia que hace cuidando cada detalle de las ediciones físicas o la cantidad de emociones que logra transmitir en las canciones pero, sobre todo, cada vez que se sube a un escenario, en el formato que sea.