Ella también tiene treinta y tantos y esta noche ha acabado en Joy casi por casualidad, por una mezcla de ganas de pasar un rato con nosotros y porque ella, como muchos, ve en la música en directo una vía de escape, una forma perfecta de dejar un rato fuera, con el frío, todo lo demás. Escuchar y dejarse llevar. Poco sabe de la cordobesa, protagonista de la noche, y de sus lobos y su madriguera y de todo lo que vino antes. Ha conseguido una entrada in extremis, casi sobre la bocina, porque a alguien su acompañante le ha dejado plantado. Pero cuando al filo de las once de la noche se ponga su abrigo para volver al gélido invierno madrileño confesará, medio sorprendida, que le ha gustado. Mucho. Sigue leyendo