Son las doce de la mañana y el sol y la lluvia se van turnando para acompañar este Domingo de Ramos. A las puertas del Teatro Nuevo Apolo se arremolina un considerable grupo de gente que, a pesar de lo inusual de la hora, se prepara para disfrutar de un concierto. La hora no es lo único poco habitual; entre la multitud hay muchos ‘bajitos’ que revolotean, se aferran a la mano de mamá y papá o esperan acurrucados en sus sillitas. Ellos también están aquí para ver lo que Leonor Watling y Alejandro Pelayo nos tienen preparado en esta atípica mañana de marzo y, aunque no lo saben, terminarán siendo casi tan protagonistas como los propios músicos.
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