Jugaban en casa. Y eso siempre es especial, porque, aunque hay más nervios, también hay más ganas y ese plus que da tocar entre tu gente, para tu gente. Y por si eso no fuese ya de por sí suficiente, entrada la noche contarían Miryam y Aníbal que esta vez les hacía especial ilusión y que, a pesar de las complicaciones de última hora, era una cita que ‘no queríamos perdernos ni de coña”.
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