Vivimos rodeados de modas, de tendencias, de una constante preocupación de muchos por lo que mola y lo que no. Y con mucha frecuencia se nos olvida que lo que hay que hace es disfrutar. Sin más. Sin cuestionarnos si algo debe o no gustarnos, sino simplemente de si nos gusta y nos hace pasarlo bien. Y ya. Porque al final casi todo va y viene.
La música, como casi todo, también forma parte de ese eterno vaivén. En el espacio de una semana cambiamos dos veces de aire y abandonamos opciones patrias seguras, habituales, por sonidos a los que solemos acercarnos menos. Sigue leyendo