Si por algo nos caracterizamos en este blog es por la sinceridad (quizá no pedida, como dice la canción de Ojete Calor). Pero lo que no vamos a hacer es decir que acudimos a la primera cita del ciclo El Ejido Al Natural de este año por Pole. La realidad es que cuando se anunció concierto de Miss Caffeina, no preguntamos ni miramos nada más; compramos las entradas. Hay que entender que llevamos años siguiendo a Miss Caffeina (qué recuerdos su primera visita a Almería) y que su música ya forma parte de la banda sonora de nuestras vidas (como canta Carolina Durante).
Cierto es que podíamos haber hecho «los deberes» y haber escuchado más concienzudamente a Pole antes de la cita, pero también nos gusta vivir esa sensación que teníamos cuando íbamos a conciertos de salas en Almería sin saber si quiera quien tocaba, y llevarnos gratas sorpresas por descubrir grupos o propuestas que nos enganchaban a primera escucha. Así que optamos por hacerlo de esta manera. Lo cierto es que no podemos decir que Pole se convirtiese en nuestro grupo de cabecera, pero hay que reconocer que su propuesta era pegadiza, agradable y fácil de disfrutar. También nos quedó claro desde la primera canción, «Piratas de ciudad», que Pole tiene una amplia legión de seguidores que corea y canta todas las canciones de principio a fin.

Con un sonido que mezclaba desde rumba, pop y rock a rap y otras músicas urbanas, Pole fue interpretando temas como «Menos mal» o «Me da bastante miedo», mientras que en algunas canciones comentaba su influencia o inspiración, como «Zapatillas» de El Canto del Loco en «Amor de verbena» o cómo «El muelle de San Blas» de Maná sonando en un taxi en la gira de invierno le recordó a su infancia y sirvió de inspiración para «San Blas».
Tras «Roma», Pole confesó que se habían despertado en Girona y que se habían tenido que dar una paliza para llegar, pero «merece la pena por vosotros», a lo que el público contestó con aplausos y gritos de euforia. Aprovechó para hilar con la presentación del tema «Batmóvil». Ya rozaba la hora de concierto y se terminaba su tiempo, así que volvió a dirigirse al público. «Sólo os voy a pedir una cosa, que os quedéis conmigo. ¿Os suena esto por ahí abajo?», a lo que las primeras filas contestaron con un sonoro «¡Sí!». Y con «Quédate conmigo» cerró el concierto con un público totalmente entregado.
Mientras se producía el cambio de instrumentos y demás, también comprobamos como se producía un cambio en las primeras filas. La gente que había estado ahí para Pole cambiaba de ubicación a otras zonas del recinto, mientras que sus huecos eran ocupados rápidamente por gente que se había quedado más atrás con él.
Siguiendo la tónica del concierto anterior, el arranque del concierto de Miss Caffeina se produjo con puntualidad británica a la hora anunciada, eligiendo para abrir uno de los temas nuevos que más nos ha calado, «Para toda la vida», la antítesis del «Amigos para siempre» de Los Manolos (o la continuación, según la experiencia vital de cada uno), que provocó que todo el mundo se pusiera a cantar el estribillo a pleno pulmón, metiéndose así de lleno en el bolsillo al público desde el comienzo. Enlazaron con «Oh, Long Johnson», siguiendo el karaoke colectivo. Entonces, Alberto se dirigió al público para saludar y contar que llevaban 2 semanas sin tocar, así que venían con muchas ganas (igual que nosotros).
El repertorio siguió recorriendo los distintos discos de su trayectoria (ya más que considerable con 6 largos de estudio, un disco en directo y varios EPs) con temas como «Punto muerto», «Cola de pez» o una que hacía tiempo que no incluían y que nos ha parecido todo un acierto recuperar, «Hielo t». Nos quedamos sin poder escuchar «Detroit» por un problema técnico y Alberto nos emplazó a escucharla al día siguiente en casa.
Sonaba bien, el grupo se veía cohesionado y disfrutando, y el público estaba entregado, una de esas noches en las que nos reconciliamos con el resto de la humanidad (otras veces hay gente en el público que da por saco y nos hace fantasear con ser multimillonarios y poder tener conciertos privados con nuestros amigos).
La noche siguió avanzando y tras «Y de repente», Alberto volvió a dirigirse al público para decir que «la canción que viene ahora, no debería haberse escrito nunca», y se lanzaron con «Reina» entre aplausos del público por ese tema que trata sobre el bulling y la homofobia, una lacra que deberíamos tratar de erradicar entre todos. Tras el emotivo tema prosiguieron con «Modo avión», pero con aires renovados, la verdad que haciéndola más cercana al sonido actual de la formación.

Con «Prende» llegaban al tema 19 de la noche (20 si hubiera sonado «Detroit») y, tras terminarlo, anunciaron la despedida, con esperanzas de volver pronto y dando las gracias al publico por su respuesta. Sonó entonces «Mira como vuelo», lo que nos hacía pensar que sí que era la despedida definitiva, pues en otras ocasiones ha sido el broche final. Sin embargo, la gente pidió más mientras el grupo se volvía a despedir y se lanzaron con un último tema, «Dancetería (Aquí nadie sabe tu nombre)».
Terminaba así, con una energía arrasadora, el concierto de hora y veinte, en el que no hubo apenas pausa (entraron más de 20 temas) y en el que disfrutamos una noche más del buen hacer de Miss Caffeina sobre las tablas. Queremos hacer especial mención a los visuales que se estuvieron proyectando durante la actuación, no sabemos de quien son, pero desde aquí nuestra enhorabuena. Obviamente, si por nosotros hubiera sido, lo hubiéramos alargado (siempre queremos más) y la formación tiene repertorio para hacerlo sin problemas.




