Nuestra idea inicial, tras la Sesión aperitivo, era volver a casa, comer y descansar, para regresar con fuerzas renovadas. Pero al encontrarnos con amigos, decidimos quedarnos a comer por la zona y, después de una comida rica y una sobremesa agradable, compartiendo vivencias y opiniones musicales, literarias y cinematográficas, regresamos a casa con el tiempo justo de ducharnos, tomar un café y volver a Roquetas, para llegar a tiempo a la apertura de la Plaza de Toros.

Los primeros en saltar al escenario, ante un público reducido, fueron Marsella, ganadores del Concurso de Jóvenes Talentos Andrés Reyes de la pasada edición. Era la primera vez que les veíamos, y las dos cosas que nos llamaron rápidamente la atención fueron la energía que desprendían desde el primer tema y la puesta en escena, con todos vestidos de rosa, luces led en el pie de micro y las luces del escenario bien compaginadas con la música. Todo muy currado y cuidado para tratarse de un grupo que se supone de corta trayectoria.
Entre los temas que sonaron en el breve repertorio, destacaríamos «La misma dirección» (con versos como «Todo este odio se ha expandido de mis venas a tu corazón» o «Cuánto tiempo hemos perdido por no saber pedir perdón»), «Ya no es igual» (versión en castellano del conocido tema de «Enrique Estilos») o «Histeria de lo nuestro», tema con el que el cantante se bajó al público que lo recibió entre saltos. El tema elegido para cerrar fue «5.11.16», colofón de un concierto breve pero intenso que nos dejó un gran sabor de boca y ganas de seguir de cerca a esta formación de sonidos pop con aires ochenteros.
El relevo a Marsella se lo dio Lepanto, formación almeriense de la que ya os hemos hablado alguna vez en el blog, y que el próximo 21 de octubre cierra gira en el Teatro Apolo de Almería. A esta hora ya había algo más de gente, pero todavía distaba bastante de llenarse el coso roquetero, cosa que no acabábamos de entender, pues ya no daba el sol ni hacía tanto calor.
Lepanto acudió con todo a la cita: pantallas retro con su nombre y visuales, disfraces, y hasta balones gigantes con su nombre que volaron durante uno de los temas. Todos estos accesorios son añadidos que, sumados a los buenos temas acuñados por la formación, ofrecieron un espectáculo sólido y disfrutable.
El repertorio de Lepanto se abrió con «Hazlo», tema incluido en su segundo trabajo El Duelo (Clifford Records, 2021). Después fueron sonando algunos temas más del mismo disco como «Mi capitán» o «San Martín»; además, tuvieron a bien regalarnos una canción inédita del disco que anunciaron verá la luz el próximo año. El tema elegido para cerrar su actuación fue «Adicción», primer tema con el que conocimos este proyecto personal de Manu Carmona, y uno de nuestros favoritos de su discografía.
La música de Lepanto, con influencias entre el rock y la música americana, así como su buena puesta en escena, les valieron para ganarse al público, entre el que se encontraban bastantes seguidores, como quedó patente por cómo cantaban la mayor parte de los temas a modo karaoke.
Para el siguiente grupo en aparecer sobre las tablas, llegó un buen puñado de gente, dejando claro que Los Estanques habían despertado bastante interés entre el público. Nosotros era la primera vez que íbamos a verles en directo y la verdad es que también teníamos mucha curiosidad. El tema elegido para abrir su actuación fue «Siento complacido». Comprobamos entonces que la formación, supuestamente conocida como una banda de pop psicodélico, tiene, para nosotros, una propuesta mucho más dificil de clasificar. Instrumentalmente impactantes, e incluso pudiendo llegar a ser abrumadores, y con unas letras a veces difíciles de entender, no los hacen susceptibles de enganchar a primera escucha, pero quizás esa sea su principal fortaleza, un estilo propio que los hace distinguibles de la mayoría de propuestas actuales.

Entre los temas que sonaron en su actuación pudimos escuchar «No hay vuelta atrás», «La aguja» o «Rosario», una canción que en la presentación anunciaron que iba sobre el síndrome de Diógenes. La despedida vino de la mano de «Soy español, pero tengo un kebab». Gran parte del público se mostró entregado durante la actuación, y, cuando ésta acabo, comprobamos que, igual que habían llegado en masa para para su inicio, abandonaban el recinto de la misma manera. Entonces comprobamos que se estaba produciendo un relevo, pues empezo a llegar otra marea de gente, que entendimos que no tenían interés en Los Estanques, pero sí en lo próximo, que era Triángulo de Amor Bizarro.
La formación gallega volvía a Pulpop Festival después de 7 años, anunciando que se iba a tratar de un concierto especial. «Zippo está en la cama con COVID, así que vamos a ser 3, lo he traído en forma de gominola y lo voy a dejar aquí para que nos acompañe,» a lo que el público respondió con un sonoro aplauso. Así que nos encontrábamos ante un concierto de Triángulo de Amor Bizarro sin sintetizadores ni teclados, sólo una formación clásica de bajo, guitarra y batería, algo que nos causó mucha curiosidad por ver cómo iba a resultar.
«Dinosaurio», tema instrumental de su último trabajo, fue el elegido para romper el hielo, para rápidamente pasar, sin prisa pero sin pausa, a «No eres tú», de su disco de 2020. Pero rápidamente dejaron claro que no sólo de su etapa más reciente iba a beber el setlist, pues el tercer corte en aparecer fue «El fantasma de la Transición», de su álbum de 2007. A pesar del cambio instrumental, los temas sonaban bien y la entrega del grupo se transmitía al público, que respondía con fervor durante cada tema, rompiéndose en aplausos tras cada uno.
El concierto de Triángulo de Amor Bizarro fue el más extenso de la noche, pasando por más del doble al número de canciones interpretadas en el resto de actuaciones. Esto permitió a los gallegos hacer un recorrido por su discografía que fue recibido con alegría por los presentes, que se entregaban por igual a los temas más antiguos que a los más recientes. «De la Monarquía a la Criptocracia» fue la canción que sirvió de despedida de sus seguidores, dejando al público en alto y con una felicidad plena. Precisamente por eso, no entendimos como gran parte del público que estaba en modo festivo optó por abandonar el coso roquetero en vez de quedarse a disfrutar de Le Boom, produciéndose de nuevo una marea que se llevó a gran parte de los asistentes.
Los que nos quedamos, optamos por poner todo de nuestra parte para dar una gran acogida a Le Boom y que nos hiciese bailar hasta el cierre. Y desde luego, con la propuesta que traían Chris Leech y los suyos, fue muy fácil de conseguir. De principio a fin, su concierto de música electrónica nos hizo saltar y bailar; la barrera del idioma, cuando se dirigian al público, desaparecía cuando empezaban a sonar sus pegadizos ritmos.

A pesar de la hora y el cansancio acumulado, todos los presentes nos pusimos a bailar y saltar haciendo que se levantase el albero del coso roquetero. Entre los temas que incluyeron el repertorio de la noche nos encontramos con algunos como «Next time», «Friday night» (nuestra favorita) o «Australia/Town», un tema sobre la amistad y los amigos que en 2022 se fueron a Australia.
Y ya sí, una vez finalizado el concierto de Le Boom, llegó el momento de que la última marea nos arrastrase a nosotros también y nos llevase de vuelta a casa, esperando que, el próximo año, las mareas sean más propicias y la asistencia sea más constante durante todo el festival. Creemos que se lo merece, por todo lo que nos ofrecen y además de hacerlo con entrada gratuita. No queremos ser pesimistas, pero, sin respuesta por parte del público, Pulpop Festival puede correr peligro, y luego vendrían los lamentos; evitémoslo entre todos, ¿no? Desde luego, nosotros, como siempre, haremos lo posible por volver.



