La jornada del viernes en el Recinto de Conciertos de la Feria de Almería arrancaba de la mano de Besmaya. Nuestra idea inicial era llegar a esa hora, pero al final llegamos para la recta final de su concierto. La primera novedad que nos encontramos en la nueva configuración del recinto fue que la entrada ahora se hacía por el extremo más alejado, y después comprobamos que, con la nueva ubicación de los escenarios, hay bastante más sombra para el público en estas horas donde todavía hay sol (punto muy positivo y de agradecer).

Poco después de las 19h arrancaba el concierto de Lia Kali. La joven artista urbana llegaba al Escenario Fundación Music For All del Recintro Principal después de haber participado en el Escenario Playa de la edición de 2023, y pudimos comprobar como acudía a su encuentro bastante público, a pesar de la hora, y que la mayoría se sabía el repertorio de la catalana al dedillo.
Para nosotros era la primera vez que la escuchábamos en directo y, tanto su poder escénico como su voz nos dejaron impresionados. Durante su repertorio, sonaron temas como «Veneno», «Me hace mal» o «Contra todo pronósitco» de su primer largo, y «Turbulencias», «Cantaré» o «Renacer» de su segundo y más reciente disco de estudio. El estilo de Lia Kali es totalmente personal y fácil de identificar, y, además, va más allá de las etiquetas; no es rap, no es rock, no es pop, ni ritmos latinos, pero a la vez es todo eso y más. Una de las cosas más maravillosas de la música es como letras tan personales como muchas de las suyas llegan a montones de personas que no se identificarían a priori con ellas. ¿Es lo que se podría denominar «tener duende»? Diría que sí.
Si su actuación tenía al público totalmente entregado, el momento en el que invitó por sorpresa al escenario a Queralt Lahoz para interpretar juntas «Brindo x los míos» ya se vivió una apoteósis total. A Queralt Lahoz la vimos el año pasado en el ciclo Terrazas con encanto, y visto cómo se vivió esta colaboración, ojalá el año que viene se repita siendo Queralt la que invite a Lia al escenario.

Cambiando al Escenario Estrella de Levante nos reencontramos con Sidonie. Parece que fue ayer cuando les vimos en la desaparecida Jala Jala, y han pasado ya 15 años, y les habremos visto aquí y en otros sitios otras tantas o más veces. Habría quien podría pensar que, si les hemos visto tanto, poco interés podrían generarnos ya. Todo lo contrario. Precisamente por haberles visto tanto, sabemos de su buen hacer sobre las tablas, la energía que se vive en sus conciertos y el disfrute que supone.
Aunque su concierto fuese un poco más temprano de lo que nos tienen acostumbrados, tenían bastente tiempo y además supieron aprovecharlo bien. Durante su turno de actuación, abrieron con «Fascinados», metiéndose al público en el bolsillo desde el principio. Si el arranque fue alto, la intensidad no tenía pinta de bajar con «Me llamo Abba» y «El incendio», mientras el público seguía bailando y cantando lo que los de Barcelona tenían a bien interpretar.
En el repertorio elegido repasaron «hits» de toda su carrera como «El bosque», «Maravilloso» o «Estáis aquí», a la vez que incluían temas de su último largo de estudio como «Me gustas todo el rato» o «No salgo más», con la que cerraron su actuación. Uno de los momentos más remarcables fue el paseo a hombros de Marc Ross entre el público con «Un día de mierda», terminando junto a la intérprete de lengua de signos, pidiendo un aplauso para ella al acabar la canción y poniendo en valor su trabajo.
Después de la actuación de Sidonie, volvimos a cambiar de escenario para ver por primera vez en directo a Niña Polaca. El tema que escogieron para abrir su actuación fue «Lo que yo te he querido (pretérito perfecto)» de su tercer largo, Que adoren tus huesos (Subterfuge, 2023). Los madrileños congregaron a una buena cantidad de público que saltaba y cantaba con cada tema que iban interpretando. El sonido era muy bueno y el ambiente de fiesta total.

En la primera parte de su actuacion sonaron temas como «Ivona (Voy a decirle a mi madre que la quiero)», «Dolores Rayo» o «Madrid sin ti», una de nuestras favoritas y tras la que, mis acompañantes y yo, decidimos tratar de cenar mientras seguíamos escuchando el concierto. Y digo tratar porque, por elegir la cola más corta, sin comprobar bien la oferta del puesto, tuve que irme al siguiente concierto sin cenar (las alergias e intolerancias complican a veces las cosas); pero que nadie se preocupe, después se solucionó rápido.
Los siguientes en tocar en el festival eran «los suecos». Si alguien ha leído este blog alguna vez, sabrá que aquí el sector almeriense del blog es seguidor de Viva Suecia desde los comienzos y se alegra que hayan pasado de reunir a varias decenas de personas en el Madchester a congregar a toda una multitud en Cooltural Fest.
Su concierto, como suele ser habitual, fue un derroche de energía y buen rollo desde el escenario que contagió a todo el público presente. Abriendo con «Bien por ti» y siguiendo con «Los años», tiraron de nostalgia (si es que remontarse a 2014-2016 puede sonsiderarse eso), haciendo las delicias de sus seguidores más veteranos, para seguidamente contentar a los más recientes con «La orilla». Tras el tercer tema de la noche, saliendo de hacer fotos del foso, me topé con uno de los puestos de comida justo al lado, casi sin cola, y pude comprar y devorar una hamburguesa en menos de lo que duró «A dónde ir», para así reunirme con mis amigos y disfrutar totalmente del concierto.
Los murcianos no dejaban mucha tregua e iban compartiendo tema tras tema, haciendo sudar al público, a pesar de haber caído ya la noche. Tras «Hablar de nada», cantada junto a Hoonine, llegó otra de las nuevas con gran recepción, «Sangre», y después, un momento un tanto suerralista, con Jess Fabric cantando el Himno de Andalucía. Casi sin darnos cuenta, poco después nos encontrábamos cantando «El Bien» y despidiéndonos del grupo murciano tras 17 temas que pasaron como una exhalación.
Concluido el turno de Viva Suecia, llegaba la hora de reencontrarnos con una de las bandas internacionales de la edición y a la que teníamos muchas ganas de volver a ver, Franz Ferdinand. Los de Glasgow arracaron también con una de sus primeras joyas, «The dark of the matinée». Bastaron pocos segundos sobre el escenario para que la euforia se apoderase del público. Roto el hielo, dieron un salto al presente con «Night or day»; el tema incluido en su reciente disco de estudio The Human Fear (Domino Records, 2025) cosechó la misma acogida del anterior.

El concierto no sólo mantuvo esa intensidad inicial, sino que se fue incrementando, llegando a límites apoteósicos con temas como «Do you want to», «Michael» o «Love illumination». Alex Kapranos (guitarra y voz), Audrey Tait (batería), Dino Bardot (guitarra), Julian Corrie (teclados y guitarra) y Robert Hardy (bajo) demostraron como una formación bien engrasada puede derrochar energía sobre las tablas sin descontrolar el sonido. Su concierto fue un deleite para todos los sentidos, con una escenografía efectista sin estridencias, una estructura sencilla y juegos de luces que complementaban cada melodía ofrecida por los escoceses.

Como suele ser habitual, el momento más algido de su actuación vino de la mano de «Take me out», en el que todo el público se entregó a saltar, bailar y cantar como si no hubiera un mañana (y todavía quedaba noche y días de festival por delante), pero ¿quién es capaz de resistirse a semejante temazo? En la recta final sonaron «Outsiders» y «The fire», tema que quien escribe estas líneas escuchaba mientras iba de camino al otro escenario, para no llegar tarde a entrar al foso de Miss Caffeina.
Que quien escribe estas líneas tiene debilidad por «Los Missca» no es algo que sorprenda a alguien que lea este blog. Sin lugar a duda, Miss Caffeina es uno de los grupos de mi vida, y sus temas se entrelazan en mis vivencias, y no se equivoquen, no por ello les exijo menos que a otros, sino quizás todo lo contrario. Por lo que me importan, siempre espero de ellos un nivel. Lo que me alegra es que nunca me han defraudado (aunque hace demasiado tiempo que no tocan «Gigantes» y eso me pone algo triste).
El comienzo del concierto fue muy efectista, con vídeo de estética religiosa/monástica y Alberto ataviado con túnica y capucha azul, mientras sonaban acordes con el tema «¡Oh! Sana» elegido para abrir su turno de actuación. Tras quitarse la túnica y dejar al descubierto su indumentaria de chaqueta negra y camisa blanca, el grupo siguió con «Punto muerto», tema que en disco contó con la colaboración de Ana Torroja, y uno de mis favoritos de El año del tigre (Warner Music, 2022). Por cómo cantaba y bailaba el público, también lo es de la gran mayoría de los que había congregados en el Escenario Estrella Levante.
Si con los dos temas anteriores rompieron el hielo, con «Cola de pez (Fuego)», terminaron por derretirlo, para después, anunciar que en esta gira de festivales estaban haciendo un repaso a temas del pasado, pero que también habría sitio para algo nuevo, lanzándose entonces a «Debería estar brillando», uno de los adelantos de su próximo trabajo, un himno pop que combina estrofas de ritmo pausados y estribillo de beats contundentes con una letra de desamor y autoconocimiento, un campo en el que Miss Caffeina se mueve como pez en el agua, para el deleite de sus seguidores (he perdido la cuenta de veces que la he podido escuchar en bucle en Tidal).
Con un repertorio que cumplió lo prometido, incluyendo temas como «Hielo T», «Merlí», «Oh Long Johnson»… Miss Caffeina ofreció un gran concierto, con buen sonido y visuales, buen rollo sobre el escenario y mucha complicidad, viviéndose también en el tramo final un momento memorable con una pedida de mano de unas amigas de Alberto.
El balance de su actuación, como siempre, positivo, nos dejó algo exhaustos, pero muy contentos, la verdad. Esperamos que con el nuevo disco su gira haga parada en Almería, y tampoco veríamos mal si el año que viene repitiesen en Cooltural Fest.
De vuelta al Escenario Fundación Music For All nos encontramos con Alizzz, al que todavía no habíamos visto en directo y que nos despertaba mucha curiosidad por comprobar cómo se las gastaba en vivo. El artista de Castelldefels eligió abrir su concierto con el mismo tema que abre el largo de estudio que vio la luz el año pasado, «Carretera Perdida», un tema pegadizo que fue caldeando el ambiente ante un público que, dada la hora (más de las 2 de la madrugada), había menguado un poco en número pero no en entrega a la música.

Las melodías pegadizas de «Ya no vales» y «Dónde estás?» fueron deslizándose entre el público, ofreciendo un comienzo cálido pero suave, que fue poco a poco subiendo de intesidad hasta que, a mitad de la actuación, explotó con «Que pasa nen», tema del 2022 y con el que se reivindicó y reveló contra la «burguesía intelectual», con una letra autobiográfica y un ritmo enérgico que ofrecía poca posibilidad a la quietud.
Para el último tramo de su actuación reservó dos de sus temas más escuchados, «El encuentro» y «Ya no siento nada», cantados a modo karaoke por todos los presentes.
Pasaban las 3 de la mañana cuando poníamos rumbo a encontrarnos con el último grupo de la noche, Delaporte. Al dúo formado por Sandra Delaporte y Sergio Salvi tuvimos oportunidad de verles en su concierto de Berlin Social Club el pasado 22 de febrero (la crónica se nos quedó en el tintero). Lo cierto es que, hasta ese momento, no les habíamos visto nunca en directo, pues suelen programarse muy tarde en festivales, así que la cita en la sala almeriense nos pareció una buena forma de descubrirlo. Lo que vivimos (eso sí, pegados a una pared de la sala, huyendo de los pogos), fue espectacular, por eso, cuando se anunciaron para esta edición de Cooltural Fest, sabíamos que teníamos que hacer el esfuerzo que fuese necesario para aguantar hasta su concierto (que ya tenemos una edad).

Con «SOMOS DIABLOS», Sandra y Sergio, acompañados de la multiinstrumentista Laia Alcolea y un baterista (por favor, si alguien sabe el nombre que nos lo diga para poder ponerlo), comenzaron un concierto que fue muy festivo y algo chamánico, con esa sensación de que la música se apodera de tu cuerpo y te hace rendirte a la senda por la que te quieran llevar. En su repertorio sonaron temas como «Un jardín», «Soy de aquí» o «Techno cura», obteniendo en cada uno la misma respuesta por parte del público, una entrega total.
Cuando quisimos darnos cuenta, tras «Techno rico», había pasado casi una hora y estaba anunciando la despedida «Queda una larga, muchas gracias a todos los que habéis aguantado hasta esta hora», haciendo la despedida efectiva con «Cagarla». Uno de los momentos más anecdóticos de la actuación fue cuando Sandra, después de haber bajado entre el público, subía al escenario con un peluche de Squirtle, «¿Pero es para mi? ¿Me lo llevo? Entonces lo lavo por mi bien» comentó con desparpajo la madrileña.
Que el concierto de Delaporte se convalida como una sesión de cardio en un gimnasio no ofrece duda alguna. Habiendo agotado por completo nuestras baterías, pero repletos de felicidad, pusimos rumbo a casa para tratar de recuperarnos plenamente para la jornada siguiente, asumiendo que, dada la hora y nuestro estado, tendríamos que renunciar a la jornada del sábado en el Escenario Playa, pues el sábado volvía a presentarse intenso. Pero eso es ya tema de la siguiente crónica.
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