Dicen que no hay que volver al lugar en el que fuiste feliz. Sí, ya sé lo que estáis pensando; que no hay que interpretarlo de manera literal, que habla de algo más que unas coordenadas en un mapa. Pero aún así, me voy a rebelar. Porque estoy convencida de que, si los elementos correctos se juntan y hacen de un momento, de un lugar, algo especial, ¿por qué no volver?
Hace camino de cuatro años, nuestros pasos nos llevaron hasta Baeza. Para nosotros, apasionados del turismo musical, aquel no era un viaje más; era de esas paradas en el camino que huelen a momento especial; por el entorno, por la compañía e, inevitablemente, también por la banda sonora. Así que en cuanto vimos que el destino nos brindaba la oportunidad de recrear aquella combinación, no tuvimos ni la más mínima duda.
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