Con la llegada del verano, Gigntik y zapatillas Victoria decidieron unir fuerzas para organizar un ciclo de conciertos acústicos que, a lo largo de tres meses, juntaría sobre el escenario a un buen grupo de bandas, de nuevos valores como Lucia Scansetti o Maico, a formaciones ya bastante rodadas como Miss Caffeina o Sidecars.

Nos habíamos quedado con ganas en varias ocasiones y por fin el pasado viernes conseguimos ponerle remedio. Además, aunque el plato fuerte eran los getafenses The Noises, en el sector madrileño nos iba a servir para quitarnos la espinita de no haber conseguido ver aún a Lucía Scansetti en directo. Plan perfecto.

Más justos de lo que nos gusta –y con algún despiste con el callejero madrileño de por medio-, llegamos al espacio Ciento y Pico unos minutos después de las siete, sin fuelle y deseando huir del calor que a esas horas hacía en las calles de la capital. Pero en el evento estaba todo previsto y, además de obsequiarnos con unas zapatillas –que después dejamos que customizase Emo Díaz-, había preparado un buen refrigerio: brochetas de fruta, gin tonics y una limonada de jengibre que, recién llegados, nos dio la vida.

Casi no nos había dado tiempo a colocarnos cuando Lucía y Alejandro salieron a escena y abrieron la tarde con “Summer love”. Iba a ser la primera de una decena de canciones que irían desgranado, guitarra, piano y voz, ante un público dividido entre los que no perdían detalle de lo que sucedía sobre las tablas y aquellos que preferían dar buena cuenta de los víveres en medio de charlas demasiado animadas, demasiado altas y –en nuestra humilde opinión- bastante irrespetuosas. Igual somos nosotros los raros, pero a los conciertos vamos a disfrutar de la música; para hablar de lo humano y lo divino ya están el antes y el después.

Haciendo un esfuerzo por ignorar el bullicio, Lucía fue hablándonos de las canciones, contándonos cosas como que en el plan que tenían inicialmente de sacar una canción al mes “About the birds” era la siguiente o que “Fools” es esa canción que habla del momento en que “le dices a alguien que se vaya, pero en realidad lo que quieres es que se quede. Y esperas que, milagrosamente, al final esa persona se quede”.

Tras “Braveyard” le llegó el turno a “Sold out” y el público –todo- pareció centrarse un poco más en lo importante y respondió, algo tímidamente, a la canción que hace unos meses le sirvió de carta de presentación. Fue, en conjunto, el mejor tramo del concierto, con Lucía confesando su relación amor-odio con “Elvis” – “Odio cantarla,” diría del tema incluido en la banda sonora del corto “Time after time”- y presentando “Alice in Troubleland” su canción más animada. “Es una fiesta, ¿eh?” decía entre risas tras las primeras notas.

Con mucha agilidad se fue preparando el cambio de tercio y en pocos minutos los chicos de The Noises tomaban el relevo. Frente a la dulzura y la calma de Lucía, lo que Fran, Chuso, Pablo y Álex iban a ofrecer iba a ser todo un contraste. Ritmos animados, energía y muchas ganas de hacernos a todos bailar –aunque el espacio no se prestase mucho a ello-. Como protagonistas principales, los temas de su segundo largo, Pacífico, aunque con alguna concesión. Para que no tuviésemos ninguna duda, ya el primer tema fue una declaración de intenciones y salieron muy enchufados con “Será mejor”.

Tras “En sus tumbas”, aparcaron momentáneamente Pacífico, y optaron por mirar un poco más atrás, animando al personal a cantar –“Venga, que os la sabéis”- con “Rara avis”-de su debut, Bellavista- y acordándose también de un pasado más reciente, con “Rapto” y “Colmillos” –incluidas en el EP Rapto, que en 2013 ya daba algunas pistas de por dónde iba a ir la evolución del sonido de The Noises-.

A partir de ahí, todo el foco fue para las recién llegadas y justo después, Fran pedía más luces para “Antártida” –“¿No se pueden dar más luces? ¡Vamos a hacer una rave metalera!”-. No paró quieta la voz de The Noises y el pequeño escenario se le quedaba claramente pequeño, mientras cantaba, bailaba y animaba al personal a hacer lo mismo. Quedaba claro por lo que se veía sobre las tablas y por la reacción del público que los nuevos temas funcionan muy bien, y aunque “Sideral” nos daban un poco de tregua, con “Accederás” y “Misterio” volvían esos ritmos que hacen que no puedas dejar quietos los pies y que son seguramente lo más característico de Pacífico. Para el final quedaba, eso sí, el mejor momento, con “Pacífico” que, a pesar de las limitaciones de espacio, consiguió que buena parte del público se animase a bailar y cantar.

Un gran broche para una calurosa tarde de agosto en Madrid, en la que disfrutamos de dos propuestas diferentes que sobre el escenario dejaron claro que funcionan muy bien.

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