Almería, 27 de noviembre. El día amaneció soleado, pero entorno a la hora de comer unos nubarrones negros taparon el sol. Eso nos podría haber puesto de mal humor o tristes. Sin embargo, todo era felicidad y buen humor, porque nosotros ya estábamos con la mirada puesta en nuestra cita con Zahara en el Teatro Apolo para disfrutar de su entrevista más acústico en el formato Palabra de Músico.
Quien escribe estas líneas pasó el día con mariposas en el estómago y mirando el reloj, intentando en vano que las horas pasasen más rápido. Cuando por fin llegamos a la puerta del Teatro Apolo, nos encontramos con un montón de caras conocidas que añadieron si cabe más alegría a la que ya de por sí nos había proporcionado la cita, por cierto, con entradas agotadas.
Una vez dentro, al igual que con Mikel Erentxun, primero tuvo lugar la entrevista. La acogida del público cuando la de Úbeda salió al escenario demostró que se encontraba en terreno amigo. Sabemos que las comparaciones son odiosas, pero también son inevitables. Si comparamos la entrevista de Norberto a Mikel con la de Lola a Zahara, en la primera el mérito del buen resultado era compartido por los dos interlocutores; sin embargo, en la segunda claramente fue Zahara la que puso la chispa para hacer de la entrevista un rato ameno y divertido. Que Lola González se prepararía la entrevista y es muy profesional, no lo discutimos, pero al césar lo que es del césar; quien llevó los mandos del avión a buen aeropuerto fue la chica que lo perdió en su primer disco.
Durante la entrevista se entrelazaron historias divertidas como que la única vez que se ha acercado a saludar a alguien famoso fue a Leonor Watling –en la época de “Raquel busca su sitio”-, o cómo gente que no conoce le pide consejos de pareja mandándole largas parrafadas. El tema de los signos zodiacales también dio mucho juego, tanto que si le falla el tema de la música, lo mismo nos topamos con Zaramis Fuster, aunque ella no crea “en nada de eso… aunque sea verdad”. La charla también sirvió para conocer más de cerca sus orígenes y a una familia en la que se respiraba música, imaginación y cultura durante todo el día. Con la entrega de una especie de trofeo a modo de recuerdo y la bajada del telón se terminó la primera parte de la cita.
Pocos minutos después, el telón volvía a subir mostrando a Zahara sola en escena y armada con su guitarra acústica. A partir de ese momento pareció que todo el esfuerzo que estuvimos haciendo durante el día para que las horas pasasen deprisa, fue a hacer efecto durante el concierto, porque la hora y media de concierto se nos pasó en un pestañeo. “La Gracia”, tema que abre el disco Santa (Gozz Records, 2015) fue el escogido para abrir también el concierto. Roto el hielo, hicieron su aparición “Leñador y la mujer américa”, que pasaron el testigo a uno de los temas de La Pareja Tóxica (Music Bus, 2012) que casi nos sacan la lagrimilla, “General Sherman y como Sam Bell volvió de la luna”. Para remontar un poco de la emoción que nos había embriagado acudió “El deshielo”, que aunque con banda sea mucho más potente, en acústico también tuvo su punto, sobre todo porque la de Úbeda puso al público al completo a hacer los coros al final de la canción.
Hay que decir que tras cada tema los aplausos se sucedían y Zahara se mostraba muy agradecida, porque para ella Almería es un sitio especial, ya que fue la primera ciudad en la que vivió cuando salió de su casa para ir a estudiar a la universidad. Tras “Oh, Salvaje” y “El frío” volvió a echar la vista a atrás con “En la habitación” que se transformó en “Lucha de gigantes”. Si con eso ya nos había puesto “las púas” de punta, cuando se desenchufó y bajó al patio de butacas a interpretar “Olor a mandarinas”, terminó por desarmarnos totalmente. La gran interpretación de la artista, el respetuoso silencio y la cercanía que ofrece un lugar como el Teatro Apolo hicieron que fuese un momento mágico, un lujo para los 300 asistentes.
De vuelta sobre el escenario retomó el concierto con “INT. noche”, para continuar con una preciosa versión de “Billie Jean” seguida de “Cuéntame” que sirvió de intro para “Funeral”. Volvió a Santa con “Crash”, adaptado magistralmente para el formato acústico. Continuó repasando su último largo con “Hágase tu voluntad” y anunció despedida en falso con “Camino a L.A.”.
Sin terminar de salir del escenario volvió a la carga con “Caída libre”, cantada y bailada entre el público con la música pinchada. Aquí algunos no resistimos la tentación y nos levantamos a bailar, sin dudarlo un instante. Fuimos pocos los valientes –o locos-, pero es que a nosotros lo de estar en el Teatro Apolo no nos “impone” tanto; estamos tan a gusto que levantarnos nos parecía la reacción natural ante un tema tan bailable. Terminado el tema volvió al escenario para interpretar la canción con la que mucha gente comenzó a conocerla, “Merezco”, el primer single de su primer disco con Universal. Para la despedida definitiva volvió a bajar al público y se marcó un popurrí desenchufada y sin micro en el que alternó “Pregúntale al polvo”, “No puedo vivir sin ti”, “Creep” y “Merezco”. Un final apoteósico tras el cual la de Úbeda volvió a subir al escenario para dar las gracias y para avisar que no iba a salir a firmar discos -como habitualmente hace- porque tocaba a las 9 de la mañana en Madrid, en la carrera “Ponle freno”. Así que para compensar su precipitada salida, nos deleitó con un “Ojos verdes” a capela que nos puso de nuevo las púas de punta.
No vamos a negar que nos hubiera gustado que saliera, pero sinceramente en ese momento lo que pensamos fue “¿En serio? Vaya paliza”. Ante eso, nos quitamos el sombrero y desde aquí le decimos a Zahara: ¡Gracias por venir! Pero la próxima vez que sea con menos prisas, que es un tute y nos quedamos preocupados hasta saber que has llegado sana y salva.