La noche del primero de abril, en Barcelona tembló el suelo. No ha salido en las noticias, pero os aseguramos que así fue. El epicentro se situó en la sala 2 de la Luz de Gas, un pequeño recinto que vibró durante una hora y media, aproximadamente. Los culpables: los murcianos Varry Brava y su cierre de gira en la ciudad condal.

En cuanto los cinco pisaron el escenario, los asistentes empezaron a botar y bailar, dejándose llevar por los temazos de Safari Emocional (Hook Ediciones Musicales, 2016), su último trabajo. Y es que empezar con “NingunoDos” es un magnífico comienzo de velada.

Los chicos de Varry Brava nos invitan a una “Fiesta” con “Sonia y Selena” en la “Playa”, y “Entre el cielo y el mar” nos hacen decir “Oh, Oui, Oui!”. Pero claro, con tanto “Flow” sentimos mucho “Calor”, por lo que pensamos que si fuésemos a “Vietnam” a una “Disco”, tendríamos “Momentos” inolvidables con esas “Chicas”  que tanto “Miedo” nos solían dar. Y si nos dicen “No te conozco”, podemos responderles que “No gires” la conversación, que para eso, es mejor quedarse “Callada” y crear un “Club” de “Fantasmas”. Aunque pensándolo bien, volvamos a la realidad, al concierto de los Varry, porque si no, podemos acabar siendo “Radioactivos”.

Con “Calor” se desató la locura total, el público acabó haciendo un pogo cual concierto ska: Los que estaban en las filas traseras llegaron arrasando a las delanteras, y los que andábamos arañando el escenario, fuimos relegados al segundo término. A pesar de que en el momento, a ninguno nos gusta que nos expulsen de nuestro preciado lugar en la sala, ahora, viéndolo con la perspectiva que da la memoria, podemos afirmar que el baile de posiciones fue hasta divertido.

Y deseando que la próxima visita de Varry Brava sea con la sala principal de Luz de Gas hasta los bordes, nos despedimos con un gran sabor de boca y muchas agujetas de tanto bailar.