El sábado 8 de abril acudimos al Teatro Cervantes de Almería, tal como os habíamos dicho, para disfrutar de una sesión doble de música en directo. Nosotros llegamos poco antes de la hora señalada de comienzo, que eran las 22:30, pero fuimos pocos los que apostamos por la puntualidad. El teatro estaba listo, los grupos también, pero buena parte del público se hizo de rogar (parece que algunas personas ni acudiendo a un recinto como un teatro sienten presión alguna por llegar puntual).
A falta de 10 minutos de las once de la noche, los componentes de la formación madrileña Bultur salieron al escenario. Tras una intro instrumental, hizo su entrada el cantante, comenzando a cantar «Tempestad», el tema que abre Abisal (2016), su último EP hasta la fecha. Por el comienzo, nos pareció un grupo algo así como con un aire «épico», como el narrador de una historia de caballerías, de ritmo tranquilo pero con fuerza y entonación
grave. Sin embargo, según avanzaba la actuación esta sensación se fue desvaneciendo, dejando paso a una incertidumbre, porque la propuesta de Bultur tan pronto pasaba de temas de este tipo a otros de corte instrumental más cercanos a la eletrónica, como a otros más «movidos» como «Komorebi» o el tema con el que cerraron «Gigantes». Se suele decir que «en la variedad está el gusto» pero, para quien escribe estas líneas, los registros del grupo fueron tan amplios y diferentes que no acababan de definir la propuesta.
Tras una breve pausa, Proyecto Solaz ocupaba posiciones. Abrieron con una intro en la cual María tocó el chelo para después cambiar a su habitual teclado e interpretar J.P. (Juampedro), de su anterior y homónimo EP. Dieron las gracias a Bultur y pidieron un aplauso «para el sector de mayores de 60 al final de la sala». Entonces apareció la primera de las nuevas composiciones, «El guardían de las estrellas», un tema que va de menos a más intensidad hasta llegar a un estribillo en el que impera la distorsión con cierto aire de psicodelia.
Los siguientese temas se fueron sucediendo rápidamente, sin prisa pero sin pausa. Casi no había locución entre tema y tema, excepto antes de «Mariano contra el capital», momento en el que aprovecharon para dedicar el tema a Mariano -antiguo guitarrista de la formación que actualmente está en Alemania- y presentar al nuevo guitarrista Miguel Pierre, en el que era su segundo concierto con la banda. Tenemos que decir que, de todas las veces que hemos visto a Proyecto Solaz (y no han sido pocas), el concierto en el Teatro Cervantes ha sido uno de los que mejor han sonado. Y eso a pesar de que, a mitad de concierto más o menos, empezaron a fallar los monitores, pero prefirienon seguir adelante como fuese. Habrá quien pueda pensar que, dado que somos seguidores de la banda, no podemos ser objetivos. Nada más lejos de la realidad.
La noche siguió avanzando rápidamente combinando temas conocidos como «El nuevo amenecer» o «Michaela» con otros de Propaganda (The Borderline Music, 2016) como «Doblepensar» o «Milli Vanilli». Las nuevas composiciones nos parece que mantienen el carácter del grupo, pero con un toque algo más oscuro y agresivo.
Trás «No sé qué de la muerte» anunciaron la despedida sin el paripé de los bises «Cómo si nos hubieramos ido y hubiéramos vuelto, que es un follón lo de bajar y además ¡vamos rápido que hoy no se ha roto nada!» (eso nos recordó la primera vez que les vimos, en el primer Maldito Sol Festival, allá por 2009, en el que se les rompió el parche de la batería). Y así, con «Mariano vs O’brien», cerraron una de sus mejores actuaciones hasta la fecha. Esperamos no tardar mucho en volver a verles sobre las tablas, porque el concierto en el Teatro Cervantes nos dejó con ganas de más, la verdad.
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