A falta de 15 minutos para la medianoche, los componentes de Maga saltaron al escenario del almeriense Madchester Club entre aplausos y gritos. Abrieron la noche con «Domingo», tema que también abre su último disco de estudio Salto Horizontal (Warner Music, 2017). Tras romper el hielo con el nuevo material, el segundo disparo fue a dar en la diana con «Hagamos cuentas» de Satie contra Godzilla (Mushroom Pillow, 2011), que funcionó como un resorte con el que ya todo el público se lanzó a un karaoke multitudinario.
Después de los dos primeros temas, saludaron a los presentes y remarcaron que llevaban demasiado tiempo sin pasar por Almería (desde octubre de 2012, coincidimos en que es demasiado). Pasaron entonces a presentar Salto horizontal y pedir que «Si os sabéis alguna letra, podéis acompañarnos a pleno pulmón». A partir de ese momento se fueron
intercalando temas nuevos como «Incendios a merced del viento» con otros del resto de su discografía como «Una piel de astracán». Antes de interpretar «La casa en el número 3», Miguel Rivera se dirigió a los presentes y contó como le sorprendió que algo que debía ser referente cultural del país, se encontrase en estado ruinoso -refiriéndose a la casa de Vicente Aleixandre-, asi que «las sensaciones que me dieron al acercarme a aquella reja las transcribí a esta canción». Tras «Agosto esquimal», Miguel se quedó solo sobre las tablas e inició un set acústico con un primer tema en solitario para posteriormente invitar a César Díaz y bajar él a cantar entre el público.
Tras los dos temas en acústico, Javier Vega y
Pepe Benítez volvieron al escenario para continuar con el concierto. En este segundo tramo volvieron a combinar temas de la hornada reciente como «Báltico» con éxitos de siempre como «Piedraluna» o «El ruido que me sigue siempre». Cuando quisimos darnos cuenta estaban anunciando la despedida con «Astrolabios» y no dábamos crédito, claro que luego miramos el reloj y lo vimos lógico. En realidad ya habían sonado unos 17 temas, pero lo estábamos disfrutando tanto que se nos pasó en una exhalación.
Como era de esperar, no tardaron en aparecer los gritos y silbidos pidiendo más y la banda sevillana no se hizo mucho de rogar. Dejaron para los bises dos de sus temas más solicitados por el público, «Silencio» y «Diecinueve», tema que puso el broche de oro a otra sobresaliente actuación de Maga.
Desde luego el balance de la noche no pudo ser más positivo, la banda sonó de lujo y el público se mostró en su mayoría respetuoso ¡hasta en el set acústico! (aunque siempre tiene que haber algún disrupto, pero esta vez fue leve). Una vez más, Maga nos conquistó, con esa capacidad que tienen de hacernos conectar con nuestras emociones como sólo los grandes pueden. Para quien escribe estas líneas, Maga es el triunfo de la calidad y un claro exponente del menos es más. Estos músicos no hacen estridencias, tocan bien, defienden sus temas con honestidad y saben transmitir, haciendo que parezca fácil, pero si fuera tan fácil, sentiríamos ese pellizco que sentimos con Maga con todo el mundo, y no. Esperemos que no vuelvan a tardar tanto tiempo en volver.