Hacía ya más de 5 años (si no nos falla la memoria) que Los Coronas no acudían a la capital almeriense. En esta ocasión venían a presentar Señales de Humo (Legacy Recordings, 2017) y lo hacían en un escenario nuevo para ellos, el Teatro Cervantes de la ciudad. Para nuestra alegría, el formato del concierto sería sobre el escenario, es decir, sin butacas, algo que nos pareció todo un acierto, porque un concierto de Los Coronas sin poder bailar se nos haría algo extraño, la verdad.
Cuando llegamos al Teatro Cervantes pudimos comprobar que había bastante gente, pero no se llegó al aforo completo. Uno de los motivos que podían explicar este fenómeno, en una tierra que siempre ha respondido en masa a la llamada de Los Coronas, puede ser que esa misma noche tenían lugar otros conciertos en otras salas de la ciudad y que, por tanto, el público de esta pequeña ciudad se repartió entre ambos.
Sea como fuere, nosotros tuvimos claro que no podíamos dejar pasar la oportunidad de ver a Los Coronas en directo y, visto el concierto que se marcaron, no erramos en nuestra decisión. Abrieron la noche con la vista puesta en su último disco de estudio, siendo «Epic Wave» el tema elegido para romper el hielo. Le siguieron otros temas del mismo álbum como «Tono Viejo» o «Correvuela», que recibieron, al igual que el primero, una gran respuesta por parte del público, tal como recibieron posteriormente otros temas de su discografía que tuvieron a bien incluir en el repertorio como «Cleopatra Stomp» o el combo de «Secret Agent Man» con «Hiedra venenosa» cantados por Roberto Lozano desde la batería.
La banda se mostró distendida sobre el escenario y Fernando Pardo se mostró, como suele ser habitual, muy dicharachero en sus intervenciones presentando o comentando algunos temas, como cuando dijeron que «…llevábamos mucho tiempo buscando al Elvis ibérico, hasta que le dimos la vuelta al género y la encontramos a ella: Marisol, lo que le falta de rock le sobra de rollo que tiene» antes de interpretar su versión de «Corazón contento».
Con un público completamente entregado, una primera fila repleta de gente bailando, y un ritmo de actuación que no decayó en ningún momento, hicieron que la cita ya fuese todo un éxito cuando anunciaron el fin del concierto. Sin embargo, la noche guardaba todavía algunas sorpresas (no sabemos si incluso para ellos). El caso es que durante los bises, que abrieron dedicándole un tema a Cabo de Gata, invitaron a subir al escenario a un niño que estaba en primera fila y que les llamó la atención porque lucía una camiseta de las nuevas que traían en el merchandaising antes de que acabase el concierto. Cuando el niño subió al escenario, Loza le regaló las baquetas y después de hablar unos segundos con él, el pequeño acabó tocando la batería con el grupo en el tema «Alamerde» haciéndolo realmente bien. Fue espectacular, de verdad. Un par de temas después finalizaron el concierto y se pusieron a disposición del público para firmar discos y hacerse fotos con todo el que quiso, algo que siempre es de agradecer.
En resumen, una noche más para el recuerdo gracias a Los Coronas y su buen hacer sobre las tablas. Con ellos da igual que se tengan unas expectativas altas, porque al final siempre cubren con creces y las sobrepasan; ellos sí que son un valor seguro y no la compra de oro.
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