Lo primero que escuchamos de Los Koplowitz fue su versión de «Esta cobardía» de Chiquetete junto a Las Chillers. Desde la primera escucha quedamos enganchados a semejante sorpresa, una revisión electropop con aires dance y toque cañí (ese sonido de castañuelas antes del estribillo, en la dosis y el momento justo) de un tema muy conocido pero que, dado lo acertado de la versión, nos costó reconocer en un primer momento. Una vez descubierto el «filón», ahondamos en su bandcamp, donde encontramos su primer largo autoeditado Cotarro y Criterio (2015). Después de haberles escuchado en bandcamp y ver varios videoclips en Youtube, nos faltaba lo más importante, el directo. Para darle solución a esa necesidad nuestra, Macla les anunció en concierto para el pasado 10 de marzo, y nosotros obviamente lo marcamos como cita importante en nuestra agenda.

Cuando llegó el día marcado, acudimos a Macla sin saber muy bien que nos íbamos a encontrar en su directo, pero estábamos seguros que, desde luego, aburrido no iba a ser. Y no nos equivocamos. Desde el primer momento, Los Koplowitz fueron un derroche de simpatía y espontaneidad, que se ganaron al público congregado desde el comienzo del espectáculo. Además, fueron capaces de mantener esa simpatía incluso cuando la tecnología se puso en su contra, manteniendo la buena cara y haciendo bromas mientras trataban de arreglar una de las bases que se quedaba pillada y tuvieron que reiniciar el tema hasta en 3 ocasiones (siendo la tercera la vencida).

La verdad es que su actuación fue breve pero intensa. Cuando anunciaron despedida, subiendo a una asistente llamada Electra -a la que por cierto vimos pinchar junto a Magneto una gran sesión también en Macla el mes anterior-, y cambiándose de indumentaria, nos quedamos con un poco de ganas de más, la verdad. Para nuestra alegría, el broche final lo pusieron con una versión unplugged de «Esta cobardía» con la que gran parte del público se convirtió en un karaoke.

Los Koplowitz es sinónimo de ritmos pegadizos, sí, pero para quien escribe estas palabras, lo mejor sin duda de este dúo son sus letras que, con rimas en apariencia facilonas, cargan contra políticos de todos los colores, critican modas y clichés,… Frases como «…el protocolo de Kyoto se lo pasan por el toto…» te sacan una carcajada y a la vez te hacen pensar en cuánta razón llevan.

Que no tienen voz de tenores, seguramente. Que no tocan «instrumentos tradicionales», toda la razón. Pero lo que llevan (teclado, bases programadas, theremin, vocoder, etc.) saben utilizarlo y sacarle muy buen partido. Salvando las distancias y parafraseando la controvertida crítica del New York Time a Lola Flores (no se ha encontrado el fascímil que la demuestre): no cantan, no bailan, ¡pero no se los pierdan! Así que si pasan por vuestra ciudad, no dudéis en acercaros a verles, además de por la mejor versión de «Esta cobardía» realizada hasta la fecha, porque vais a descubrir que Los Koplowitz tienen mucho más que ofrecer.