Almería es una ciudad impredecible en cuanto a los eventos culturales, independientemente de si son de entrada libre o de pago. Pero nosotros, siempre somos precabidos (Erizo precabido vale por dos), así que siempre intentamos comprar las entradas en cuanto salen a la venta o llegar pronto a los sitios si la entrada es libre. Por ese motivo, decidimos ir a tomar café al paseo marítimo, para dejar bien aparcado el coche y llegar con tiempo a la cita organizada por el Ayuntamiento de Almería, Cooltural Fest y la Universidad de Almería con motivo del Día Europeo de la Música.
Sin embargo, los planes a veces no salen como uno los planea. Después del café, decidimos tomar unas tapas, para ir ya cenados, aunque fuese temprano, a la Playa de El Palmeral. Y ahí vino nuestro fallo. El bar en el que estábamos estaba bien, pero sólo tenía
un camarero en la barra y otro para atender la mesas de dentro y de fuera. La ronda de bebidas llegó tarde y las tapas, nunca lo hicieron, porque después de esperarlas y ver que nos habíamos perdido The VibroWaves, decidimos renunciar a ellas y pagar para no perdernos del todo la actuación de Vinila Von Bismarck.
Cuando llegamos había bastante gente disfrutando con el buen hacer y la arroyadora personalidad de Vinila sobre el escenario. Aún así, llegamos sin problemas a la parte delantera por el lateral. La granadina se metió en el bolsillo a la gente, que se dejaba llevar por la pegadiza propuesta que combinaba ritmos y estilos diversos, aunando modernidad y tradición, ofreciendo un espectáculo singular y difícilmente clasificable, construido tanto a base de temas propios, como «Sólo para mí» o «I’ve got my eyes on you», como con versiones de temas míticos como «Pena, penita, pena!» o «Llorona».
Destacar también el buen hacer de los músicos que acompañaron a Vinila, entre los que pudimos ver a Gabriel Casanova y Javier Geras, ambos pertenecientes a otro grupo que tratamos de seguir de cerca, Anaut.
Tras el fin del concierto de Vinila Von Bismark y después de unos cuantos minutos para el cambio de instrumentos, una pared de luces bajó y comenzó a mostrar la primera de muchas proyecciones y juegos de luces, que, como pudo comprobarse a lo largo de la noche, son un complemento perfecto a las canciones de Lori Meyers, llevando el espectáculo a otra dimensión artística, trascendiendo más allá de la propuesta musical.
Los de Loja arrancaron con material reciente, «Evolución» fue la elegida para levantar el telón luminoso, pero sorprendentemente, el segundo tema fue de los que se considerarían artillería pesada y que, normalmente, uno esperaría en el tramo final: «Luces de néon». Con esta elección, si quedaba algún alma que no se hubiese metido de lleno en el concierto desde el minuto uno, lo hizo en cuanto empezaron a sonar los acordes del tema. La prueba gráfica de ello fue la nube de polvo que se levantó.
Con el público a su merced, Lori Meyers siguió su camino, repasando temas de toda su trayectoria como «Impronta», «Tokio ya no nos quiere» o «El tiempo pasará», tema que en la anterior etapa nos habíamos acostumbrado a escuchar con Anni B Sweet y que, confesaremos, echamos un poco en falta, no porque ellos solos no puedan defender el tema sobradamente, sino porque tenemos debilidad por ella y siempre nos hace ilusión verla sobre el escenario.
Antes de «Telescopio Hubble», el tema que elaboraron para National Geographic, Noni lanzó un mensaje pidiendo «a los que vienen de fuera y a los autóctonos, cuidemos el mar». Durante el concierto Ale cogió el testigo de la voz, interpretando «Océanos» y «Explícame».
El concierto estaba transcurriendo bien, con un público entregado, pero cuando sonó «Pierdo el control», la entrega dejó paso a la euforia. No lo sabíamos, pero entrábamos en
la recta final y los de Granada se habían dispuesto hacernos sudar a base de bien. Las pulsaciones siguieron subiendo y el karaoke se hizo colectivo con temas como «Siempre brilla el sol» o «Emborracharme», que fue el tema para la despedida -como no podía ser de otra manera- en falso.
Unos minutos después de su salida del escenario, Lori Meyers volvía a la carga para una última traca final de 5 temas en la que el combo «Mi realidad» y «Alta fidelidad» sirvió para cerrar por todo lo alto una cita inolvidable ante más de 11.000 asistentes.
No podemos terminar esta crónica sin dar las gracias a la Universidad de Almería, a Cooltural Fest y al Ayuntamiento de Almería por hacer posible que disfrutásemos de semejante espectáculo, rematado con un espectáculo pirotécnico-musical. Y ahora, un pequeño mensaje para el público asistente: si os gustó lo que vistéis, apoyad la escena musical de la ciudad; Lori Meyers no llegó hasta ese nivel por generación espontánea: lo hizo tocando en salas, de su ciudad y de otras, por eso hay que apoyar los locales que apuestan por la música en directo como Madchester Club, Delorean o Macla. Nos vemos en las salas.