El último fin de semana de abril fue más que intenso para quien escribe estas líneas. A la tercera edición de Plastic Festival, el estreno de Vengadores Endgame y las elecciones generales, se sumaba otra cita, no menos intensa que todo lo anterior, el concierto de Sex Museum en Madchester Club.
Así pues, el viernes por la noche salimos del cine directos hacia el bar que hay junto a Madchester Club. No había mucho tiempo para cenar, además, cada vez que Sex Museum había venido a Almería, la convocatoria había sido multitudinaria, por lo que queríamos estar cerca de la sala, por si veíamos mucha afluencia en la puerta.
Extrañamente, no había gente esperando en la puerta cuando pasamos. Un poco después de la hora marcada como apertura de puertas, pagamos nuestras rondas en el bar y nos dirigimos a Madchester Club, donde comprobamos que ya había algo de gente, pero nada comparado a otras veces.
A falta de 10 minutos para la medianoche y con un aforo que rondaría la mitad de la sala, los componentes de Sex Museum, a excepción de la voz, Miguel Pardo, salían al escenario entre aplausos y vítores. Arrancaron con “Dopamina”, un tema instrumental que abre también su largo más reciente, Musseexum (El Segell del Primavera, 2018). Terminado el tema, salió al escenario Miguel y prosiguieron la actuación con “Breaking the robot”. El público, a pesar de ser menos multitudinario que en otras ocasiones, estaba ya completamente entregado a los frenéticos ritmos del grupo, bailando y moviendo pelazo.
Tomó entonces la palabra Fernando Pardo, haciendo alusión a todo lo que estaba en contra esa noche “dos festivales de música, una feria de food trucks… nuestros amigos no han venido, pero vosotros sois nuestros nuevos amigos”. En realidad, discrepamos algo en esta afirmación, pues en realidad la gran mayoría de los asistentes éramos “veteranos” en las lides “sexmuseísticas”, así que no éramos nuevos, sino fieles.
Tras “Plummed serpent”, llegó la primera mirada al pasado, con “Two sisters”. Estaba claro que el peso de la noche iba a caer sobre Musseexum, pero eso no iba a suponer traba alguna para que hicieran aparición otros éxitos anteriores de su extensa discografía. Temas nuevos y temas antiguos eran recibidos por igual, con gran entusiasmo, por parte del público.
El ritmo siguió imparable hasta que antes de “Walking on my grave”, la versión de Dead Moon incluida en este último disco, Javi Vacas tuvo algunos problemas con sus afinadores. Afortunadamente, todo se arregló rápido y volvieron a retomar el ritmo. Sonaron entonces temas como “First time”, “We can move” o “Breakout”.
Cuando quisimos darnos cuenta, la formación al completo estaba abandonando el escenario y empezaba a sonar música pinchada. La verdad es que miramos el reloj y por tiempo (y por el sudor de nuestras camisetas), puede decirse que habían cumplido de sobra. Pero el público, como era de esperar, pidió más. Así pues, Marta Ruiz, Roberto Lozano, Javi Vacas y los hermanos Pardo, volvieron al escenario para compartir 3 temas más antes de la despedida definitiva.
Nuestro balance de la noche no pudo ser más positivo. Seguramente sala y grupo discrepen, porque cuando las anteriores veces se ha llenado, no es trago de buen gusto que la sala se quede a la mitad. Ahora bien, para los que disfrutamos de ese concierto, sin gente hablando, sin móviles en alto todo el concierto, y con su pogo bien organizado, fue todo un lujo. Esperemos que la próxima vez tengan todo de cara y puedan quitarse la espinita de esta noche; nosotros, salvo causa de fuerza mayor, repetiremos seguro.