Tres cuerpos de ventaja. ¡Amén! (Teatro Lara, 15.03.2012)

Quedando poco para la Semana Santa, y, como si de las mismísima santísima trinidad se tratara – o, mejor dicho, los tres jinetes del apocalipsis-, llegaron y triunfaron un catalán y dos asturianos barbudos  en el teatro Lara, un 15 de marzo.

Jueves, un día para el puente… y reventado. Y, una vez más con la hora, pegada a todos lados. Afortunadamente, ya a las puertas -abarrotadas- del teatro, vimos que nos daría tiempo a cenar tranquilamente antes del evento. La función de la tarde aún no había terminado; el desmontar para montar el tinglado musical llevaría un rato. Entrando en el teatro, un detalle -todo hay q decirlo-: ese tercio incluido con la entrada, que, señores… ¡no era verde, si no marrón y norteño! ¡¡¡Aleluya!!! Al final, un concierto que tenía que haber empezado a las 10.15 empezó casi una hora después. Pero no importó; había ambientazo, la sala estaba llena de clones barbudos modernos y chicas vintage, modernas también, esperando a que sonara el timbre y ocupar su butaca.

Empezaron con buen ritmo y -como era de esperar- entre chiflidos y aplausos de entusiasmo, con  el tema que abre el álbum, “Todos tus caballos de carreras”, comenzando a partir de «El palacio de los gansos» a turnarse ante el micrófono. Sorpresa fue ver a Ramón frente a la batería, y gracioso que en uno de los temas entrase antes de tiempo. “Claro, como las toco todas igual”. De la voz y guitarra se encargaría Ricardo, y Fran Nixon de la eléctrica.

Luego llegarían “El novio de tu hermana” y “Bares de taxistas”, donde Fran se dirigió al respetable para sugerir que se uniese a la fiesta. “Podéis cantar y dar palmas si queréis…” El público, entregadísimo, le haría caso.

Sonaban bien; sin duda el tocar en el teatro era un factor añadido a su talento musical. Hicieron un repaso bastante completo del disco, aunque solo tocarían nueve de las doce que en principio tenían pensadas, debido al retraso.

Fue un concierto que se caracterizo por la sencillez, sin ostentación y pretensiones. Una batería, dos guitarras y un teclado. Un acústico entrañable, de tres cuerpos que nos hicieron sentir como en el salón de nuestras casas o más bien de las suyas. Nos hablaron, nos contaron y nos hicieron reír con sus chistes. Este erizo estuvo encantado y por momentos embobado, emocionado todo el concierto, tanto que no quiso que acabara nunca. Y creo que no fui el único.

También escucharíamos los tres temas que no entraron en el álbum: “Esto no puede estar pasando», de Raemon; «Cuidado no os equivoquéis», de Nixon y «No hay vida en Marte», que dejaron al público ilusionado al saber que dichos temazos estarán disponibles muy pronto en un EP. “Las viejas luces”, con el órgano de Ricardo y un Raemon cantando desde la batería, marcó el punto y seguido del concierto.

El segundo acto sería de cada uno por separado. Nixon interpretaría las más conocidas: ‘Inditex’, de El perro es mío; ‘Adoro a las pijas de mi ciudad’ –bromeando sobre ese anuncio de Loewe, del que todo el mundo hablaba en las redes sociales- y otra de La costa brava, ‘Treinta y tres’. Le seguiría Raemon, saludando en catalán y haciéndonos reír con sus cosas: Hablando sobre su supuesta falta de destreza con  la guitarra, bromeando sobre Madee, y charlando con una chica del público, que le preguntaría por un nuevo disco con el grupo – a lo que contestó con un rotundo “NUNCA” y un simpático “Me estás haciendo perder el hilo, y yo he venido a hablar de mi libro”. Empezó con “Te debo un Baile”, de Nueva Vulcano. Nada más sentir y escuchar las primeras notas, el vello de punta y la emoción por recuerdos me hicieron soltar alguna lágrima. Continuaría con su gran “La Cafetera”, “La dimensión desconocida” y una sorpresa, una versión de “Strange Negotiations” de David Bazan, maravillosamente interpretada.

Y por último Ricardo Vicente, que sólo tocaría el tema “No hay vida en Marte”, probablemente por andar ya cortos de tiempo, y para dar paso a ‘Museo británico’ y “Notre dame”, cantadas de nuevo por los tres.

¡Qué concierto tan bonito, tan entrañable! De esos de los que sales con la sonrisa dibujada en la cara; de esos de los que sales tarareando y silbando; de esos que te dejan como en una nube días enteros. ¡Qué tres cuerpos! ¡Qué tres musicazos! El próximo, por favor, que dure y dure…Hasta el infinito y más allá.

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