Fue en Alamar 2009 cuando quien escribe vio por primera vez a Maui y los Sirénidos presentando su segundo disco, Un ratito más, que les valió el galardón del Premio UFI al Mejor Álbum de Flamenco. Aquella noche me enganchó su particular forma de entender el flamenco y su capacidad para introducir ritmos y sonidos más propios del jazz o el blues. En este año 2012, cuatro años después de publicar su anterior trabajo, salió al mercado Problemología –el título no es casual, confesó la propia artista– y por fin Maui y los Sirénidos volvían a Almería, así que no podíamos dejar pasar la ocasión de volver a disfrutar con su directo, que además coincidía con el encuentro de todos los que llevamos adelante este blog.

Así que el viernes 17 de agosto pusimos rumbo a El Chamán de Los Escullos (Níjar). La noche era ideal, poco o nada de viento, y una temperatura agradable. Al llegar a la sala pudimos comprobar que no había llegado mucha gente a falta de media hora de la cita, pero no nos asustamos, porque la gente de Almería parece tener un don –del que yo soy la excepción– para saber la hora real de comienzo de los conciertos. Aprovechamos la ocasión para hacernos con nuestra copia de Problemología (también se puede descargar/comprar on-line) ya que no es fácil de encontrar.

Casi una hora después de la hora programada –y con un público que no alcanzaba la mitad del aforo– Maui y los Sirénidos hacían su aparición sobre las tablas. Maui, con un look muy personal y su característico desparpajo, se metió rápidamente al “apreciado público independiente, reducido pero de calidad” –como bautizó a los presentes– en el bolsillo, tanto por su buen hacer sobre las tablas como por las presentaciones de cada uno de los Sirénidos que fue intercalando con anécdotas entre canción y canción.

Durante las casi 2 horas de concierto, Maui y los Sirénidos presentaron la mayoría de los temas de Problemología, pero también hubo tiempo para recordar temas de Flamenco Sumergido como “Para no pensar” o “Bulerías de la fortuna” y de Un ratito más como “La princesa” y “El reloj”.

El tiempo pasa volando cuando disfrutas y eso nos pasó a nosotros, que cuando se estaban despidiendo para marcharse con la música a otra parte, miramos el reloj sorprendidos porque pensábamos que había pasado menos tiempo. Y así, después de haber disfrutado de una gran noche, pusimos rumbo a casa tarareando “El tanguillo de la sardina”.