La mañana en el pueblo ha sido dura, pero no nos gusta perdernos nada, así que reunimos las pocas fuerzas que nos quedan y ponemos rumbo al recinto bien temprano. Cuando llegamos nos encontramos con la propuesta melódica e intimista de John Berkhout en el Escenario Castilla y León es Vida. Sus ritmos tranquilos y delicados atraen al principio a escaso público que opta por resguardarse a la sombra, pero poco a poco se va congregando más gente hasta conseguir un aforo considerable, sobre todo teniendo en cuenta la hora que es y que el último día las fuerzas ya están al límite. Durante su actuación suenan temas como “The Path” o “Lost in the wild”, tema éste con el que según el vocalista y guitarrista “Vamos a intentar evocar los bosques, las brumas, la lluvia,… de nuestro natal Oiartzun”. Cierran con “Cinematic” dejándonos un gran sabor de boca pero también pensando que con menos sol y sentados hubiéramos disfrutado más de su espectáculo.
Nos mudamos al Escenario Hangar para asistir al concierto de Paciente Cero. Abren con “Nexo”, un tema que consigue que algunos que iban de paso se detengan a escuchar. Durante la actuación el cantante afirma que “Llevo 10 años viniendo a este festival y estoy muy orgulloso de estar aquí”. Siguen desgranando cortes de su primer trabajo Día 1, que suenan bien, pero que nos parece que les falta algo que les diferencie de otros.
Del Escenario Hangar nos trasladamos al Escenario Ribera del Duero donde Belako ha congregado a una multitud de asistentes. La formación suena con contundencia y las guitarras rugen potentes, haciendo saltar a los presentes con temas como “Zaldi Baltza” o “Monday”. Cierran con “Haunted house” y todo el mundo parece muy contento con su espectáculo, pero a nosotros no terminan de llegarnos y nos parece que gritan demasiado al cantar.
Terminado el concierto de los vascos nos tomamos un respiro y aprovechamos para visitar los puestos y la carpa solidaria. Tras realizar algunas compras y donar algunos tokens para colaborar con los proyectos solidarios, volvemos al Escenario Ribera del Duero donde le toca el turno al asturiano Nacho Vegas. Que Nacho compone temazos y siempre suena espectacular son dos verdades universales, pero igual que con Iván Ferreiro, muchas veces sus conciertos suponen una brecha en el ritmo de un festival. Abre su actuación con “Nuevos planes, idénticas estrategias” seguida de “Rapaza de San Antolín”. Para nuestra sorpresa, Nacho parece más comunicativo que en otras ocasiones y terminado el tema da las buenas noches y agradece a todos el que hayan venido. Sigue el concierto haciendo un repaso a su discografía pero con Resituación, su último trabajo de estudio, como eje principal, sonando así temas como “Ciudad vampira”, “Adolfo Suicide” o “Runrun”, tema éste para el que invita a una representación del Coro Dinamo y El Patio Maravillas. Dedica el tema y todo el concierto al cierre de los CIEs (Centros de Internamiento de Extranjeros) que en palabras del propio Nacho son “agujeros negros”. A pesar de que está más animado y hablador que en otras ocasiones, nos sigue pareciendo que sus conciertos se disfrutan más en teatros o auditorios que en festivales.
Nos hemos tomado el concierto de Nacho Vegas con cierta calma y después de ver el último tramo desde la zona de sillones, nos volvemos a dividir: un trocito se marcha a la rueda de prensa final y el otro pone rumbo al escenario Castilla y León es vida. Y éste último lo hace como la ocasión requiere: con bigote. Que no se diga. Vamos confiados, porque sabemos que Sebas y Sergio rara vez defraudan. En Aranda se van a cumplir las expectativas, sonando realmente bien y con un show que va a ser enérgico y muy divertido. Sobre el escenario, Sergio -con su nuevo bigote- no va a parar de saltar y animar al personal y va a tener en Liborio -al bajo, sustituyendo a Edu Baos- el mejor ayudante. Los chicos de Tachenko salen a ritmo de «Campos de Marte» y en una hora despachan catorce canciones, de las más nuevas -«Mi amor, las mayorías»; «Levántate»- hasta las más reclamadas -ahí «Amable» se lleva la palma-, con tiempo incluso para «la versión de la versión que hizo una banda que ha tocado aquí -Teenage Fanclub- de «He’d be diamond» (en español, » Vaya diamante»)». Aunque para nosotros los mejor momentos llegan con algunas de nuestras favoritas –“La resistencia”, “Escapatoria”-, incluida la gran fiesta final que es la terna «El mundo de acaba», «Dame una pista» y «Rayos y centellas». Y según empezamos a caminar para el cambio de tercio sabemos que éste ha sido para nosotros uno de los mejores conciertos de este Sonorama.
Mientras un trocito disfruta de Tachnenko, el otro ya está en la Sala de prensa donde está prevista la rueda de prensa de El Columpio Asesino y Javier Ajenjo. Antes de comenzar, Javier Ajenjo se dirige a los medios y nos presenta a los coordinadores del Sonorama, que ocupan la retaguardia de la sala, afirmando que no puede estar más orgulloso del equipo. “Si algo resume el espíritu del Sonorama es el caso de Iván, que está recién operado de ligamento cruzado y al que hemos tratado de cuidar, y ahí está” –le señala y todo el mundo le da un aplauso a él y al resto de los coordinadores-.
Según Ajenjo siempre hay imprevistos y que hoy cierre El Columpio Asesino el escenario principal, además de un honor, le quita una espinita, porque hace 2 años debían haberlo cerrado pero no fue así. Que a Javier Ajenjo y a El Columpio Asesino les une una buena amistad queda patente en la complicidad durante la presentación del grupo. Tras comentar algunas anécdotas comienza el turno de preguntas. Cuando un periodista pregunta al grupo que supone para ellos el cerrar el escenario principal, Álbaro Arizaleta bromea diciendo que “Es un coñazo, hubiera sido mejor antes”, para después afirmar ya en serio que “Es todo un honor cerrar el escenario principal del Sonorama Ribera”.
La banda abandona la Sala de Prensa, quedándose Javier y Sandra para evaluar esta edición del Festival. Abordando el tema del éxito con el aumento de la venta de bonos y la venta de día, afirman que tienen que tener cuidado con hacía donde va el Festival para que no muera de éxito. Aunque es cierto que el Festival se autorregula y el aumento de la venta de día les da tranquilidad (económica entendemos), no se puede crecer siempre y hay que buscar una estabilización, -“No podemos asustarnos si el año que viene se venden mil abonos menos”-. Respecto a lo que hace diferente al Sonorama Ribera, Javier afirma que aquí “el 30% se gasta en grupos y el 70% en preparar el Festival,” mientras que los que organizan promotores suele ser al revés. Sandra afirma que lo de Raphael ha sido una “ajenjada” que llevaba machacando varios años. “Yo lo decía en la oficina y me tomaban por loco,” responde Javier. Hablando sobre la polémica de la cabida o no de Raphael en el Festival, Javier afirma que “Sexy Zebras han hecho un concierto que igual que Raphael no tiene nada que ver con el indie más recalcitrante, pero habéis visto el resultado; es música”. Siguiendo con el tema Sandra nos cuenta otro “efecto Raphael” además del impacto mediático: “Los que sois de aquí os lo creéis y los de fuera os lo tenéis que creer; con Raphael hemos conseguido que gente del pueblo que no había venido nunca, haya venido este año al Festival”.
Volvemos al escenario principal para presenciar otro de los conciertos que levantaron bastantes ampollas entre los sectores más rancios. Se trata de Duncan Duh, que sale al escenario con la marcada ausencia de Diego Vasallo, fuera de juego por problemas de espalda. El setlist arranca con una primera parte muy centrada en el nuevo trabajo de estudio de la banda, que deja algo frío al público. Sin embargo, tras “El duelo”, tema que da nombre al nuevo disco, empiezan a sucederse temas antiguos de la banda como “La casa azul”, “Entre salitre y sudor” –para el que Mikel Erentxun invita a Nacho Vegas a acompañarle- o “Palabras sin nombre”. El ambiente se va animando llegando al karaoke colectivo con “En algún lugar”, “Jardín de rosas” o el momento álgido cerrando con “Cien gaviotas”. En resumen, un concierto que empieza más bien flojo y que va subiendo poco a poco dejando al público con buen sabor de boca con la artillería pesada en el tramo final. Bien jugado.
Como ya hemos dicho varias veces, nos gusta ir con los deberes hechos antes de un concierto, pero los días no son de 48 horas y los solapamientos también se dan en la vida cotidiana, fuera de los festivales. Por ello acudimos a ver a Grises sin haber escuchado nada de ellos, pero nos fiamos del buen criterio de muchos compañeros de batallas musicales, que nos habían dicho que sus directos eran brutales. Y razón no les falta. Para alguien que ha crecido -y aún lo sigue haciendo- con capítulos de Expediente X, le resulta difícil no asociar la palabra “grises” con algo sobrenatural. Y es que lo que los cinco zestoarras nos ofrecen sobre el escenario Castilla-León es vida es algo de otro planeta. Durante los siguientes minutos, nos olvidamos por completo de la media de 9º C que nos están acompañando toda la noche y las anteriores. En la camiseta de Amancay Gaztañaga se puede leer “What you need is love”, y no sólo nos dan amor, sino también calor, y es que con temas como
“Cactus”, “Wendi” o “Efímero”, la locura nos gobierna a todos desde el primer momento llegando hasta tal punto que varios minis de cerveza vuelan entre el público (llenos). Pero la cosa no acaba aquí; Eñaut, Amancay, Raúl, Alejo y Antonio ponen el broche de oro con “Parfait” y en ese momento Aranda entera se convierte en un karaoke colectivo y “sentimos que todo era perfecto”.
De vuelta en el escenario principal nos topamos con la propuesta electrónica de Cut Copy. Suenan temas como “Feel the love”, “Out there on the ice” o “Light & Music” que ponen al público a bailar acompañado de un buen juego de luces, pero, para ser ser sinceros, tenemos que decir que a nosotros no terminan de llegarnos y no consiguen hacernos bailar tanto como al resto; así que el frío empieza a hacer mella en nuestras fuerzas.
Después de habernos conquistado la mañana del viernes en las distancias cortas con su paso por el Showcase Meetinarts en Le Club, volvemos a encontrarnos con Exsonvaldes, pero ahora en un escenario grande. Abren sonando muy bien y el público responde con entusiasmo mientras se suceden temas como “Let go”, “Everything I see”, o “L’aerotrain”, una canción que habla sobre el tren del futuro. El concierto sigue y presentan una versión de un tema muy conocido en Francia «Week-end à Rome» de Etienne Daho que enlazan con el estribillo de «Enamorado de la moda juvenil» de Radio Futura, desatando la locura entre el público. Se empiezan a despedir con “Days” y ponen el broche de oro a su actuación con “Action”. Después de este concierto, aunque nos seguimos quedando con el acústico, podemos decir que los parisinos son uno de nuestros descubrimientos de esta edición.
Las fuerzas nos fallan en el camino al Escenario Ribera del Duero, pero no queremos perdernos la actuación de la banda encargada de cerrarlo, El Columpio Asesino. “Babel”, tema que abre su nuevo trabajo Ballenas muertas en San Sebastian (Mushroom Pillow, 2014), es el escogido por los de Pamplona para abrir su actuación. Los oscuros y densos sonidos de la banda se van apoderando de los presentes que comienzan a bailar dejándose llevar. Es este trabajo el que va a formar el esqueleto del setlist, sonando temas como “Escalofrío”, “La lombriz de tu cuello” o “Entre cactus y azulejos”. El cansancio nos gana y a pesar de que el concierto está bien, debemos rendirnos a la realidad y asumir nuestra derrota, así que mientras suena “Your man is dead” de su disco debut, ponemos rumbo a la salida. De camino a la puerta nos cruzamos con gente que nos pregunta “¿Ha sonado ya Toro?” y al contestar que no salen corriendo para no perderse el tema.
Cuando por fin cruzamos el arco que marca la salida del recinto,lo hacemos agotados pero felices de haber podido asistir un año más a esta fiesta de la música que es Sonorama Ribera. Y empieza la cuenta atrás; quedan 362 días para el Sonorama Ribera 2015.