Después de abrir los conciertos de Depedro en Madchester Club, Pez Mago volvía a Almería para presentar su último trabajo “Bailes de salón”. Lo hacía en solitario y en formato acústico, primero en Albox y la noche siguiente en la capital. La parada en el pueblo de la comarca del mármol tenía como motivo su participación junto a Two of us en el ciclo de música “Solos” que organiza el Ayuntamiento de dicha localidad.

La cita en la capital era en los Baños Árabes Alhammam Almeraya, un marco muy especial donde disfrutar de la música de forma tranquila y cercana. La noche se prometía muy especial, pero la meteorología jugó una mala pasada. En esta tierra no estamos acostumbrados a la lluvia, así que la norma general cuando lo hace es atrincherarse en casa en plan tranquilo o, como mucho, ir al cine (ya que tiene aparcamiento cubierto y directo).

Ante un público reducido pero muy entregado, Lucas inició su concierto a las 23:20 con “Morena”, tema de su álbum Piscinas Vacías (2011), el último que publicó como Lucas antes del cambio de nombre a Pez Mago. Tras el arranque se lanzó con “Floto”, uno de los temas que más nos gustan y que terminó cantando a capela, haciendo que la emoción se palpase en el ambiente.

Siguió presentando temas de toda su trayectoria como “¿Hay alguien ahí?” -inspirado en sus vivencias compartiendo casa con varios músicos y algunos canes-, “Cruzando” -que habla de perseguir tus sueños hasta sus últimas consecuencias- o “Nacer” –sobre lo afortunado que se siente uno de haber nacido en un sitio y momento concreto-.

La recta final del concierto comenzó con “Por tus huesos”, tema con el que el público se arrancó espontáneamente a acompañarle con palmas, viviéndose un momento muy especial. Tras “Piscinas vacías” se despidió con “Lo que más me gusta”, uno de nuestros temas preferidos del madrileño, terminándolo también a capela, poniéndonos el vello de punta. Antes de bajar del escenario el público ya pedía otra, así que tras regalarnos un tema más, Lucas se despidió dejándonos una grata sensación. Conciertos como el de Pez Mago son los que corroboran nuestra idea: no hacen falta artificios ni grandes parafernalias, sino una guitarra y buenas canciones para conectar con el público y vivir una noche mágica.

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