Después de haberlo dado todo la noche anterior con Varry Brava, el sábado 13 de diciembre volvíamos a Madchester Club para echar el resto de nuestra energía en la última cita de la celebración del III Aniversario de la sala. El cartel de la noche no podía ser más apetecible: ROY, Second y Second Djs. Así era totalmente previsible que se colgase el cartel de “entradas agotadas” tal como sucedió varios días antes de la cita.
Si normalmente somos puntuales a la apertura de puertas, con el condicionante del sold out optamos por irnos más temprano –somos carne de primera fila-. En la puerta nos encontramos con muchas caras amigas y conocidas, así que la espera se hizo bastante amena. Una vez abiertas las puertas –puntualmente, que conste- tomamos posiciones y seguimos con las charlas de fuera, pero esta vez con cerveza en mano y bailando.
La sala se fue llenando poco a poco y cuando ROY subió al escenario ya estaba el aforo casi completo. Lo sentimos por aquellos que decidieran pasar de los teloneros –término que algunos usan denotando menosprecio, lo que evidencia lo que aman realmente la música-, porque ésta vez se perdieron un gran grupo que supo meterse en el bolsillo a un público que en su mayoría no estaba allí para verles a ellos.
La última vez que vimos a ROY fue en la presentación de su disco 101 (Paralysis Records, 2014) en el Teatro Apolo, que está bien, pero en una sala como Madchester Club se disfruta más, porque puedes bailar, saltar, cantar, beber… cosa que en un teatro es más complicado. Abrieron la noche con “Invencibles”, tema que también abre su disco, y que fue subiendo poco a poco en intensidad. La gente comenzó a soltarse, a bailar, algunos a cantar… y la temperatura empezó a subir. Conscientes de la oportunidad que se les presentaba de darse a conocer a un público nuevo, los almerienses siguieron sin prisa pero sin pausa con “Cobarde”, un tema de su anterior EP. Para el tercer tema pidieron ayuda con los coros en el estribillo y así con “Denuedo” consiguieron poner a toda la sala a cantar.
Chico, Antonio, Luismi y Jose Antonio siguieron presentando temas de su disco como “Desperfectos”, “Altura” o “101” y con “Noche de reyes” anunciaron su despedida. Nos sorprendió un poco porque echamos en falta uno de sus temas que más nos hace bailar, pero por suerte a los pocos segundos se lanzaron con “Honey honey club” y la temperatura del Madchester Club aumentó unos cuantos grados más. Esta vez la despedida ya era real pero el público pidió más, así que con la venia de Second y de la sala, se lanzaron con un tema más, un bis de los de verdad, no de los pactados, y el tema elegido fue “Ángel”.
Terminado el tiempo de ROY, la locura invadió el escenario para cambiar rápidamente los instrumentos y prepararlo todo para el turno de los murcianos. Poco después Fran, Javi, Jorge, Nando y Sean fueron subiendo al mismo escenario en el que comenzaron la gira de Montaña Rusa (Warner Music, 2013). Los aplausos y gritos dieron paso a “2502”, el primer corte del disco y que ha venido abriendo todos sus conciertos de la gira. Tras el arranque “predecible” se lanzaron con “Piscopáticos”, haciendo cantar y bailar a todos los presentes como si no hubiera un mañana. El calor seguía en aumento, pero el ritmo no decaía, sino que continuaba con temas como “Antiyo” o “Muérdeme”, que sin ser una de nuestras favoritas sí que nos hizo levantar los brazos al unísono con el resto del público en el estribillo.
Con el precioso y sentimental tema “Más suerte” recuperamos un poco el aliento que volvimos a perder bailando con “Las serpientes”. Le siguió otra canción un poco más lenta, que quizás estaba pensada para volver a tomar aliento, “La distancia no es velocidad por tiempo”, sin embargo quien escribe estas líneas la cantó a pleno pulmón –perdón a quien estuviera alrededor- así que cuando comenzaron a sonar las primeras notas de “Rodamos” no sabía si acabaría necesitando una bombona de oxígeno. “Rodamos” es uno de los temas con los que suelen acabar los conciertos, o al menos suelen dejar para la recta final, así que su inclusión en mitad del repertorio pilló al público por sorpresa, causando un estallido de energía que hizo al público entregarse en cuerpo y alma.
A esas alturas el sudor era el equivalente al de una clase de spinning –una de las clases en las que más sudo del gimnasio- pero no había descanso, llegaba “Lobotomizados”, ese tema que siempre que lo escuchamos visualizamos ese videoclip no oficial realizado con grabaciones de los seguidores de la banda y los propios componentes corriendo a toda mecha. Después del pico de intensidad, llegó la bajada progresiva con “Espectador” y “Tu alrededor”, tema tras el cual sobrevino la típica despedida falsa (el día que no sea falsa verás tú la cara que se nos quedará).
Tras los minutos de rigor con el público pidiendo otra, los músicos volvieron al escenario e interpretaron “Caramelos envenenados” en su nueva versión, más cercana al acústico y que sinceramente nos gusta más. Después vimos a Sean coger una armónica y sabíamos lo que significaba eso, íbamos a escuchar “Conocerte”, uno de esos temas recuperados de su repertorio anterior y que hizo las delicias de los presentes. Las pulsaciones volvieron a subir con “Si todo se oxida” y tras “N.A.D.A.” el público echó el resto con “Autodestructivos”. Sorprendentemente cerraron la actuación con “Rincón exquisito”, uno de sus temas más conocidos y con el que pusieron el broche de oro a una velada de música en directo espectacular.
La gente empezó a abandonar la sala y nosotros por fin pudimos acercarnos a la barra para rehidratarnos, que estábamos secos como la mojama. Algunos optaron por irse a otros pubs para volver más tarde a la sesión de Second Djs, pero nosotros, chorreando de sudor como estábamos, preferimos no salir a la calle, además de que una vez se fue algo de gente estábamos muy a gusto y seguimos dándolo todo con los Djs residentes. Alrededor de las 4 comenzó la sesión a cargo de Nando y Fran, y lo estábamos pasando genial, pero sobre las 5 y algo la sala volvió a llenarse y con ello el calor, así que decidimos retirarnos antes de volver a sudar como si estuviéramos en una sauna en vez de una discoteca.
El balance de la noche no pudo ser más positivo: buena música, buena compañía y el mejor trato, una noche para el recuerdo. Solo nos queda decir: ¡Felicidades y larga vida a Madchester Club! ¡Qué cumpla muchos más!
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