El sábado 21 de mayo pusimos rumbo Granada para asistir al nacimiento de un nuevo festival, En Órbita Festival. Llegamos a la Plaza de Toros un poco pasadas las dos de la tarde, y comprobamos que había una larga cola para entrar. Ya pensábamos que íbamos a perdernos la actuación de Éter, precisamente la única banda que no conocíamos, pero nos sonrió la fortuna, ya que los medios acreditados accedían por otra cola.
Cuando accedimos al recinto Éter ya estaba sobre el escenario interpretando “Diente de león”, un tema bastante melódico y con tintes de psicodelia. Sonaban bien y el público, que a esas horas todavía era algo escaso, estaba bastante entregado. Durante su media hora de actuación sonaron temas como “Cuerpos en órbita” o “Quebrantahuesos”, recogidos en su largo Ondas de calor (Ondas del Espacio – El Ejército Rojo, 2016).
Con puntualidad británica saltaron al escenario los componentes de Nunatak. Abrieron su participación en el festival con “Soy viento, soy fuego”, de su anterior largo Nunatak y las Luces del Bosque (SonBuenos, 2014). Tras “Después de todo” dieron las gracias a los presentes por estar allí a pesar del calor (la verdad es que hacía un sol de justicia). Entre sus temas propios se coló una versión de uno de los grupos con más éxito de la música española, Mecano, y con “En tu fiesta me colé” hicieron cantar a todos los presentes. Llamativo comprobar cómo había gente realmente joven (ni siquiera habrían nacido cuando se lanzó esa canción), cantándola con mucho fervor. Aprovecharon muy bien sus 30 minutos, ofreciendo temas como “Volverá a nevar”, “El mundo a tus pies” o “Nubes”. Para quien escribe estas líneas, uno de los mejores conciertos de la jornada, combinación de ritmos bailables y momentos de intensidad bien dosificados.
A un cuarto de hora de las cinco de la tarde salía al ruedo Carlos Sadness, acompañado por un significativo aumento de público. “Perseide” fue el tema elegido para dar el pistoletazo de salida a su concierto. Tras el tema daba las gracias a los presentes por acudir y por “hacer que me sienta acogido en un lugar que me repugnaba (en referencia al toreo)”. Antes de “Celeste” el catalán se lanzó a improvisar con el ukelele mientras se solucionaba un problema con la batería. A pesar de no tener demasiado tiempo y haber dicho que quería aprovechar al máximo, entre canción y canción a veces lanzaba algunas frases como cuando antes de “Miss Honolulu” espetó “Reggetoners y Believers, los que no tengáis ni puta idea, os dedico esta canción para que podáis subir la foto”. La gente estaba totalmente entregada a los ritmos de Carlos Sadness, que supo elegir un buen setlist que hizo bailar y cantar a todos los presentes con temas como “Bikini”, “Au Revoir” o “No vuelvas a Japón”. Tras pedir unas tijeras para cortarse el pelo (por el calor que le estaba causando) y obtener un gran rechazo a esa idea por la mayor parte del público, se despidió con “Siempre esperándote”. Gran concierto, ojalá hubiera sido un poco más tarde y con más tiempo.
La larga melena de Carlos Sadness dio el relevó a la frondosa cabellera del ermitaño del rock, que no es otro que Ángel Stanich. A pesar de que lo habíamos visto no hacía mucho en sala, no quisimos perdernos su participación. Con la energía que caracteriza al santanderino y los suyos, despacharon los temas uno tras otro sobre el escenario haciendo vibrar a los presentes con canciones como “Miss Trueno ‘89”, “Carbura” o “Mezcalito”. Para ser sinceros, a mitad del
concierto nos retiramos a la sombra para seguir escuchando, pero sin el sol achicharrándonos los sesos.
A falta de un cuarto de hora para las seis de la tarde eran los componentes de Full los que saltaban a la palestra. Optaron por abrir con material nuevo, de su segundo álbum Tercera Guerra Mundial (Warner-DRO, 2016). “Afganistán” fue el tema elegido y bien recibido por todos los presentes, pero quedó claro cuando sonaron temas como “Distintos” que el público cantaba más. Estamos seguros que conforme pasen las semanas cada vez más personas cantarán “Tercera guerra mundial” o “Misión y funeral”. Los sevillanos guardaban una sorpresa en modo de colaboración con Miguel Rivera de Maga, que salió para interpretar con ellos “Burbuja de champagne”. Pusieron el broche de oro con uno de sus temas insignia, “Quiénes somos realmente”, que provocó un estallido en el público, que se lanzó a cantar y bailar, levantando por primera vez en la jornada una gran nube de albero.
Poco después de la despedida de Full otra banda sevillana salía a deleitar a los presentes. Maga fue recibida entre aplausos y la plaza de toros tardó poco en convertirse en un multitudinario karaoke con temas como “El ruido que me sigue siempre” o “Medusa”. Si Full nos había regalado una colaboración de lujo, Maga no se quedó atrás, regalándonos nada menos que tres. Fueron invitando a acompañarles en el escenario a Juan Alberto (Niños Mutantes), Javi Valencia (Full) y Marc (Dorian) para interpretar “Como nubes a mi té”, “Celesta” y “Piedraluna”, respectivamente. Para el tramo final dejaron dos de sus temas más queridos por el público, “Agosto esquimal” y “Diecinueve”. El de Maga fue uno de los conciertos más especiales de la jornada, no sólo por las colaboraciones, sino porque hacía mucho tiempo que no veíamos al cuarteto y fue un placer comprobar que siguen en plena forma. Esperemos que no vuelvan a asustarnos con nuevas separaciones, y si lo hacen, que sean temporales como ésta.
Y de un grupo mítico del panorama independiente nacional, a otro, que además, jugaba en casa, Niños Mutantes. Los granadinos abrieron con “Hundir la flota”, poniendo la plaza patas arriba desde el minuto uno. Los primeros temas en sonar hacían referencia al pasado mutante más reciente, “Empezar de cero”, “Naúfragos” o “La puerta”. Entonces invitaron a Carlos Sadness a interpretar el tema con el que el catalán participó en Mutanciones (Ernie Producciones, 2016), que no es otro que “En la tierra”. De igual manera invitaron al escenario a Miguel Rivera (Maga) y a Marc (Dorian) que interpretaron junto a los granadinos “Todo puede ir mejor” y “Hermana mía” respectivamente. Para el tramo final reservaron algunos de sus himnos más coreados como “Te favorece tanto estar callada”, “La voz” o la mítica “Errante”. Se despidieron del público con “Todo va a cambiar”, abandonando el escenario entre vítores y aplausos.
Con Izal llegó el momento de máxima afluencia de público, reflejando realmente el anunciado sold out que se logró el mismo día de celebración. El comienzo del concierto de Izal coincidió con la llegada de la noche, de forma que según avanzaba el concierto se podía disfrutar en todo su esplendor del montaje de luces que se dispuso para el concierto del quinteto. Comenzaron con “Copacabana”, tema que da nombre a su último trabajo de estudio. Que Izal están ahora mismo en la cresta de la ola no hace falta ser un genio para verlo, pero sí que impresiona ver la reacción del público durante su concierto. Si el público en general estaba entregado, las primeras filas estaban desatadas. Si bien toda la banda ha ido evolucionando, cabe destacar cómo Mikel ha mejorado notablemente en las labores de “frontman” y en su forma de desenvolverse sobre el escenario e interaccionar con el público. Después de escuchar temas como “Asuntos delicados”, “Hambre”, “Oro y humo” o “Tóxica”, decidimos que si queríamos llegar a ver a Dorian sobre el escenario necesitábamos descansar unos minutos (recordemos que llevábamos allí desde primera hora y somos humanos). Así que salimos de la plaza de toros y desde la puerta contemplamos el impresionante espectáculo que ofrecían público y banda por igual.
A pesar de que las fuerzas nos empezaban a fallar, no queríamos perdernos la actuación de Dorian, así que volvimos al coso pocos minutos antes de que el grupo saliera a escena. Comprobamos que una parte del público había abandonado el recinto, cosa que nos sorprendió pero que achacamos al posible cansancio físico. Dorian abrió su turno de actuación con “Los amigos que perdí”. El concierto de Dorian se convirtió en otro karaoke colectivo en el que la intensidad se mantuvo a niveles elevados para dispararse definitivamente con el tramo final. El tridente final comenzó con “A cualquier otra parte”, seguido por “La mañana herida” y terminó con “La tormenta de arena”, acompañado de un efectivo disparo de confeti que llenó el aire de papelitos blancos, poniendo así el broche de oro a la primera -de las que esperamos sean muchas más- edición del En Órbita Festival.
Como todas las primeras ediciones, hubo cosas a mejorar, por ejemplo, que no hubiera una sombra en la que resguardarse del sol abrasador (se echó en falta sobre todo entre las 14 y las 16), o que los urinarios para chicos terminaran por desbordarse. Pero en lo que respecta a la música, el ambiente y la atención del personal -tanto de las barras como de seguridad-, fue de quitarse el sombrero. Mucha gente comparaba esta primera edición del festival con la del Alhambra Sound, algo inevitable por el emplazamiento y el estilo de música, pero nosotros simplemente nos dedicamos a disfrutar cada uno en su momento. Sinceramente creemos que son dos festivales que se pueden complementar a la perfección, ya no vemos ningún problema en acudir en mayo y en septiembre a Granada a disfrutar con buenos amigos de música en directo, en recintos bien preparados y a precios más que asequibles.
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