Creo que a todos nos queda claro que un concierto de Elefantes siempre es especial. Pero si, encima, los llevamos a uno de los escenarios del Guitar BCN, todo se vuelve mágico.

No, no exageramos nada si os decimos que la gira de teatros que está llevando a la banda catalana a actuar en los escenarios más especiales de la geografía española está siendo de las más intimistas que hemos disfrutado de ellos.

El pasado viernes 31 de marzo, la sala Barts de Barcelona acogió uno de estos directos y, como no podía ser de otra manera, salimos totalmente enamorados de sus canciones por enésima vez.

Es extraño ver a Shuarma y compañía sentados, por lo que descubrir cuatro taburetes y un teclado en escena es sorprendente. Aunque los temas de Nueve canciones de amor y una de esperanza invitan a una calma y una reflexión sobre los sentimientos, Shuarma no aguantó prácticamente ni un segundo pegado al asiento. Y el público, que tampoco está acostumbrado a las butacas, se levantó intermitente durante todo el concierto. Y es que «Que todo el mundo sepa que te quiero», «Que yo no lo sabía», o «Piedad» son imposibles de escuchar en directo y no saltar del asiento.

Algunos de los momentos más bonitos de la noche fueron las colaboraciones de Joana Serrat en «Pretendes» y del grandísimo Gerard Quintana, líder de la banda catalana Sopa de Cabra, en «Volvió la luz», que dieron un nuevo matiz a dos temas que de por sí, son muy buenos.

Llegando el final, nos hicieron reflexionar con «Momentos», con la que intentamos averiguar si habíamos escogido correctamente el camino hasta ese lugar, hasta ese instante, dándonos cuenta de que sí, pues nos había conducido hasta ellos y su música.

Antes de despedirse, nos tocaron un poquito el corazón solidario, ese que nos mueve cuando otros que deberían, no lo hacen. Shuarma nos contó que hace unas semanas participaron en un evento para conseguir que los políticos cumpliesen el compromiso que adquirieron con la UE de acoger a los refugiados afectados por la guerra en Siria, y en el que grabaron «Mediterráneo» de Joan Manuel Serrat con todos los artistas que se subieron esa noche a las tablas. Así que, ya de pie y al borde del escenario, interpretaron la conocidísima canción de Serrat a modo de adiós.

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