Decía la mítica película Alien que «En el espacio nadie puede oir tus gritos», y hasta ahora estaba de acuerdo. Sin embargo, ha habido un Astronauta, que se ha convertido en la excepción de esa regla, y ha sido el creado por Zahara, que claro, siendo antes Santa, pues ya tenía algo de terreno ganado para romper todas las leyes establecidas.
Y es que la de Úbeda, pasito a pasito, siguiendo su propio camino, ha conseguido ir conquistando corazones por toda la galaxia. Normal que en octubre, cuando salieron a la venta las entradas para este concierto en Málaga, volaran igual de rápido que el Halcón Milenario surcando el hiperespacio.
Dada la gran espectación y nuestra preocupación por pillar buen sitio, tenemos que confesar que hicimos cola un par de horas, a pesar del mal tiempo, como en nuestros tiempos de juventud, subiendo la media de edad de la cola de forma considerable. Pero sinceramente eso nos dio igual, y tenemos que decir que nos mereció la pena en cuanto empezó a sonar «Space Oddity» de David Bowie y seguidamente la sintonía de Expediente X, mientras la tripulación, capitaneada por Zahara, tomaba posiciones en una nave que nos llevaría a un viaje por planetas donde reinaban las emociones.
El viaje espacial fue de hecho una montaña rusa de emociones, pues tan pronto estábamos bailando con «David Duchovny» como pasábamos a la solemnidad con «Inmaculada Decepción» para después llegar a una tierra calmada y nostálgica de la mano de «Multiverso».
Por si la tripulación que acompaña a Zahara
no fuera ya de un nivel estratosférico, la capitana convocó a un amigo para dar una sorpresa al entregado público, y tras ponernos la piel de gallina con «El Frío» -y no porque fuese literal, porque la sala estaba muy caldeada- invitó al escenario a Miguel Rivera, que cantó con ella la canción que han grabado conjuntamente en Astronauta, «Big Bang». Un momento precioso que acabaron con un baile abrazados. Para regocijo del respetable, Zahara le pidió a Miguel que se quedase también con ellos en «Hágase tu voluntad», y eso fue lo que hizo Miguel, cumplir con la voluntad de la capitana y unirse con la banda y el público para cantar y bailar.
Unos cuantos temas después, sobrevolamos sin saberlo el ecuador del concierto, que Zahara marcó cambiándose de ropa, quitándose el traje espacial para dar paso a un mono oscuro pero brillante, tal como podrían definirse algunas de sus canciones, acompañado de unos zapatos rojos como contrapunto, al igual que antaño contaba sus hilarantes historias para contrarrestar la melancolía y tristeza de una parte de su repertorio.
Entonces sobrevino un breve set acústico en solitario, compuesto por la explicación del origen del tema «Adjunto foto del café Verbena», «Tuyo» y «Con las ganas». Aquí tengo que hacer una reflexión. Si Zahara está explicando el por qué dejó de cantar este tema, si la ves que sufre cuando lo está cantando y además contemplas cómo el resto de la sala guarda un silencio respetuoso con el corazón encogido, ¿cómo eres capaz de cantar en voz alta? Si alguna de las muchachas que lo hicieron leen esto, que sepan que han suspendido en respeto y en empatía. Hasta aquí mi momento abuelo cascarrabias.
El viaje prosiguió con el regreso de la banda, también ataviados con «brilli-brilli» para afrontar el último tramo de travesía, en el que se concentraron temas más bailables, y en el que Zahara tomo la palabra para, además de presentar a todo su equipo, dar las gracias tanto a toda la gente que había hecho posible la noche, como al público que había abarrotado la sala, y al que pidió que volvieran el día 15 para disfrutar con el directo de
Mucho y Vúfalo en la misma sala.
El final de trayecto se hizo efectivo con «Hoy la bestia cena en casa», una fiesta total en la que Zahara bajó incluso a bailar entre el público. Una apoteósis que cerró sin lugar para bises dos horas de concierto que se nos pasaron a la velocidad de la luz. Y por lo que vimos, no fuimos los únicos que lo sentimos así, por lo que seguramente mucha más gente siga acudiendo a la llamada de Zahara. Lo sentimos Teniente Ripley, pero a Zahara sí que la escuchan en el espacio, algo tendrá la chiquilla, ¿no?.
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