Después de dos semanas consecutivas de una oferta musical inmejorable, el circuito itinerante de conciertos «Indirecto: Playmusic Vs Espantapitas» ponía el broche de oro a esta primera edición con un cartel que auguraba una noche prometedora de mano de Mindless y Depedro.
En estas cinco citas el dicho popular «lo bueno se hace esperar» estuvo más que presente. Con casi media hora de retraso aparecieron en escena el dúo almeriense Mindless. Ibán Padilla (voz y guitarras) y David Esteban (teclados y coros) consiguieron meterse al público en el bolsillo desde el minuto uno y llenaron por completo el escenario con su rock electrónico, que nos hizo a todos vibrar y entrar en calor. Al más puro estilo de un festival de Djs, fueron desgranando temas como «Rock it» o «You are the One», casi sin pausa alguna entre ellos, lo que no daba tregua al respetable que cada vez estaba más entregado, especialmente con el enérgico «Touboul», que hizo las delicias tanto de los evidentes incondicionales de Mindless allí presentes, como de los que los descubríamos esa noche. A pesar de ser una intervención breve pero intensa, dejaron patente su tarjeta de presentación: «Mindless es música en cuerpo y alma».
Por fortuna para los asistentes, la espera para ver a Depedro no se prolongó demasiado. Pasada la medianoche se dejó ver bajo una tenue luz un sigiloso Jairo Zavala que nos cogió a todos desprevenidos, incluso llegando a escucharse entre el público un «Hey, que ya está ahí». Acompañado únicamente por su guitarra, abrió el concierto con «Chilla que tiemble», esta vez en forma acústica, más sencilla, íntima y delicada, que la hacen si cabe aún más especial de lo que ya es, envolviéndonos a todos en una emoción contenida. Acto seguido entró en escena el resto de la banda para continuar el espectáculo con la sensacional «Llorona», canción que para algunos puede estar muy manida, pero que ellos han conseguido versionarla, a nuestro criterio, como muy pocos.
Todavía no llevábamos media hora de concierto cuando se produjo uno de los grandes momentos de la noche de la mano del tema que da título a su último trabajo, «Nubes de papel». Como si de un director de orquesta se tratase, el señor Zavala interrumpió los coros del público y al resto de componentes de la banda en tres ocasiones, hasta conseguir una fusión perfecta entre ambos. Tal fue el estado de euforia que nos gobernó a todos que, durante el estribillo -«mira soy más de lo que crees… «-, Jairo dio un mal golpe a su guitarra, mostrando un gran gesto de dolor que se repitió en varias ocasiones a lo largo de la noche. Por suerte no llegó a más y sus dedos aguantaron estoicamente los aproximadamente noventa minutos de concierto.
Otro hito importante a señalar, fue el protagonizado por Lucas Álvarez (teclados y coros) que, como ya está siendo tradición en ésta gira, nos deleitó con una magistral interpretación del archiconocido «Blister in the sun».
Se iba acercando ya el final del concierto y, con él, el primer y único bis de la noche, precedido por uno de los temas más coreados y favoritos entre el público, «Como el viento», con el que se despidió brevemente Depedro. Y decimos brevemente porque casi sin dar tiempo a entonar el «otra, otra» la formación reapareció en el escenario. El regreso nos trajo dos joyas incluidas en su anterior álbum, «Te sigo soñando» y «Comanche», dejándonos a todos con unas increíbles ganas de mas, con el sector despistado -o impuntual- de la sala pidiendo a gritos «Chilla que tiemble» –encontrándose con la respuesta de Jairo: «la tocamos la primera», y la otra parte reclamando, sin éxito, «Diciembre». Aunque ésta vez no pudo ser, nos quedamos con la promesa que nos hace esta canción, que seguro Depedro cumplirá: «Ya volveré el año que viene».