Musicazos. Esa es la primera y más clara conclusión que se saca al ver sobre un escenario el proyecto conjunto de los pucelanos Arizona Baby y los madrileños Los Coronas. Pero, a estas alturas de la película, dudamos de que eso sorprenda a alguien. En la madrileña Joy Eslava el septeto destiló rock –del bueno- a raudales durante dos horas. Aquello fue una auténtica fiesta. Un buen presagio era el cartel de “Entradas agotadas” con el que se llegaba al concierto; expectación en la capital había y mucha. Corizonas llegaban por fin a Madrid para presentar en directo su primer disco, una de las mejores noticias del panorama patrio en 2011, uno de los mejores síntomas de una escena nacional que tiene mucho que ofrecer si uno es capaz de huir de las obviedades y darle una oportunidad a muchas bandas que ponen a disposición del respetable muy buen hacer aunque, desgraciadamente, no siempre cuenten con el suficiente eco.
Pero centrémonos. Tercer viernes de enero, ocho de la noche. Una cola significativa se había formado ya en las inmediaciones de la sala; público variopinto, amplio abanico de edades y una espera no demasiado larga en una noche, afortunadamente, no demasiado fría. Una vez dentro, eso sí, bofetón de calor. La calefacción de la Joy funciona de maravilla, damos fe, y hace correr litros de cerveza a un ritmo acelerado. Cuando las luces de la sala se apagaron, a eso de las 9, más de uno ya iba bien entonado. Sobre uno de los laterales del escenario apareció el Sr. Marrón con su guitarra acústica y dio el pistoletazo de salida a la fiesta. Poco a poco se le fue sumando el resto de músicos: Javi Vacas, empuñando el bajo; Yevhen Riechkalov, a la trompeta; Fernando Pardo y Javier Krahe, con sendas guitarras eléctricas; Loza, baquetas en mano, y Javi Vielba, auténtico maestro de ceremonias, que como arma para el comienzo eligió un theremin. Una pequeña introducción instrumental, como aperitivo, para ir abriendo boca, antes de empezar a desgranar The news today. El primero en llegar fue el tema que abre el disco, “Hey hey hey” y acto seguido le tocó el turno a “The falcon sleeps tonight”, inconfundible desde el instante en el que Pardo empezó a marcar el ritmo con su eléctrica, hipnotizante el brutal sonido de la trompeta. A partir de ahí, todo fue rodado. Versiones muy bien elegidas se intercalaban entre los temas del disco –sonaron los 12- y mientras, de fondo, sobre una gran pantalla de video, se proyectaban imágenes y a través de ellas hacían acto de presencia desde Marlon Brando hasta Clint Eastwood, pasando entre medias por un sinfín de caras, conocidas y anónimas, que llevaban las canciones un poco más allá. Si alguien no tenía claro el mensaje de “Thieves and liars”, después de ver el desfile de políticos, religiosos y demás hombres de poder, es difícil que le queden dudas.
El concierto dio poca tregua; no hubo apenas momentos de relax. Las canciones nuevas sonaban enérgicas, en algunos casos, como “Hotel Room”, más que en el disco, y, por si acaso, Javi Vielba iba poniendo todo y más de su parte para mantener al personal al pie del cañón. Además de no parar quieto, entre él y Pardo se encargaron de ir presentando buena parte de los temas. Y ya podía valerle para compartir su idea de crear una secta (“En estos tiempos tan jodidos hay que creer en algo”) justo antes de “I wanna believe”; para reconocer que no se esperaban un lleno así (“Que no os cambien, que nosotros no os cambiamos”), con ”I am (What I am)”; para hacerse eco del eterno debate sobre el idioma y zanjarlo tirando por la calle del medio con el “Piangi con me” de The Rokes o para recordarnos a todos que “Shaking all over” es la canción responsable de que un día Arizona Baby y Los Coronas se uniesen.
Pero no hubo protagonismo sólo para ellos. Cuando se acordaron de Black Sabbath y su “Supernaut” la atención se la llevo toda Loza, con un gran solo de batería que contó, además, con el acompañamiento de Vielba. Difícil también no reparar en Vacas y Krahe, tocando mano a mano, cuando el primero cambió bajo por contrabajo y se enfundó un sombrero vaquero. Y eso sin olvidar al público, que en más de una ocasión dejó claro con sus reacciones que era un elemento más de la fiesta, y bailaba, ponía palmas y coreaba ampliamente temas como el “Runaway”, de Del Shannon, o el clásico de Pink Floyd “Wish you were here”.
La primera despedida llegó con Mr. Soul. Tras un pequeño descanso, el Sr. Marrón volvió a aparecer sólo sobre el escenario. En la misma esquina, con las luces igual de tenues. En esta ocasión, sin embargo, sólo se le unió Vielba y los dos, acústica y voz, empezaron “Queen of hearts”. Enseguida se sumaron el resto para rematar el tema y la noche, combinando la invitación al aquelarre de “Nothing is sacred” con uno de los temas más coreados de la noche, “Shiralee”, de Arizona Baby, entre trago y trago de Vielba a su botellín de “zumo de talento”. Una gran versión de “I am alive”, con David el Indio, baterista de Vetusta Morla, como invitado especial a los bongos y mil almas cantando y bailando entregadas, cerró dos horas de puro disfrute. Que vuelvan pronto.
Corizonas (Sala Joy Eslava, Madrid – 20.01.2012)
- Introducción
- Hey hey hey (the news today)
- The falcon sleeps tonight
- Runaway
- The deceiver
- Hotel room
- Thieves and liars
- Supernaut
- I wanna believe
- I am (What I am)
- Wish you were here
- Run to the river
- El rancho
- Shaking all over
- Piangi con me
- Run to the Woods
- Mr. Soul
- Queen of hearts
- Nothing is sacred
- Shiralee
- I am alive