De Tucson a La Habana sin movernos de Los Escullos (El Chamán, 27.07.2012)

Hay gente que se acomoda, hay gente que se dedica a hacer siempre lo mismo, y a algunos esa fórmula les proporciona un gran éxito. Pero hay otra gente que nunca deja de evolucionar, que siempre está investigando y tratando de no enquistarse, independientemente de si venden o no millones de discos. Éste es el caso de Amparo Sánchez, que después de comenzar con el blues y el soul, se embarcó en la formación de Amparanoia, presentando un sólido proyecto que se inició con versiones cercanas al pop de los boleros de toda la vida y que terminó convirtiéndose en el grupo más destacado del mestizaje con una fusión muy personal de ritmos latinoamericanos o africanos con rumba. A pesar de haber cosechado un gran éxito con Amparanoia, Amparo Sánchez decidió en 2008 emprender camino en solitario. Ese camino la llevó hasta un estilo mucho más intimista, con sonidos que nos llevan desde sones cubanos hasta el country, desde Tucson a La Habana.

Desde que escuché por primera vez Tucson-Habana sólo podía pensar en cuándo tendría la oportunidad de disfrutar ese nuevo trabajo de Amparo en directo. Así que cuando El Chamán anunció su concierto me hizo muchísima ilusión. El pasado viernes 27 de julio por fin llegó el ansiado día. Cuando entramos en el local pudimos comprobar que el concierto iba a ser al aire libre y que ya había bastante gente, a pesar de que todavía quedaba más de media hora para la hora de comienzo. La noche se presentaba fresca porque soplaba viento de poniente, que aunque no era muy fuerte, era lo justo para obligar a más de una a tirar de chaqueta o en su defecto un mantón fino.

Era cerca de la 1 de la mañana cuando la artista y sus músicos pasaron entre el público hasta llegar a un lateral del escenario. Unos minutos después subieron al escenario Amparo Sánchez (guitarra y voz), Jordi Mestres (guitarra) y Allan Pérez (percusión) y antes de comenzar con el concierto, Amparo saludó y agradeció la presencia de tanta gente, e incluso dio gracias por el viento, que colaboraba también a crear un halo de magia (aunque más tarde se convertiría en un engorro). Tras la presentación comenzó la actuación y lo hizo con “Sé que no sé”, uno de los temas de Tucson-Habana, pero adaptado al formato acústico que tan buen resultado da y que es tan agradecido en estos tiempos de crisis que no siempre permiten girar con una banda al completo. La noche fue avanzando y Amparo y sus acompañantes fueron desgranado los temas de Tucson-Habana como “El turista accidental”, “Corazón de la realidad”, “Apagón en La Habana”, y siempre precedidos de unas palabras que venían a explicar el porqué del tema.

Durante la actuación, Amparo y Jordi tuvieron que luchar un poco contra los elementos, pues las rachas de viento a veces les hacían perder el sonido de los monitores, por lo que pedían que los subiesen o bajasen en función de si soplaba o no. Además Amparo pidió un poco de paciencia al respetable mientras afinaba su guitarra más de una vez. “Lo siento, es que con el viento se desafina y si queremos que suene bien pues hay que afinar, ¿no?”. Desde luego que el público agradeció su entrega y su preocupación por hacer que la calidad del espectáculo se mantuviese intachable.

A pesar de que la mayoría de la gente estaba totalmente entregada a Amparo, tanto a sus composiciones como a su buen hacer encima del escenario, siempre tiene que haber gente que dé la nota, y en El Chamán no iba a ser menos. En este caso había quien que había ido a la sala como otro viernes cualquiera, a beber y pasarlo bien con sus amigos, cosa que no me parece mal, pero si hay otras terrazas igual de cómodas y agradables, ¿por qué se tenían que quedar justo en la que se estaba celebrando el concierto? El pagar una entrada no te da derecho a incordiar al resto de gente que también la ha pagado. Si lo único que hacían era dar voces y reír a carcajadas, ¿no podían hacerlo en otra terraza? En ocasiones como ésta es en las que se demuestra que la frase que tanto dicen los mayores “Es que la juventud hoy día no tiene respeto por nada…” no es totalmente cierta, porque precisamente los que estaban incordiando de jóvenes tendrían el espíritu, porque eran más bien entrados en años.

Siguiendo con concierto, Amparo también dejó hueco para algunos temas de su etapa en Amparanoia, igualmente adaptados al formato acústico, como los coreados “Somos viento” y “La fiesta”. Uno de los momentos más destacables de la noche fue cuando Amparo nos indicó como hacer los coros en el tema “En la noche” y ella continúo improvisando y alargando el tema haciendo incluso un alegato en defensa de Parques Naturales como en el que nos encontrábamos. El concierto tuvo como broche de oro un tema de Tucson-Habana que había estado echando en falta durante todo el espectáculo y que no podía faltar, “La Parrandita de Las Santas”.

No puedo terminar esta crónica sin contar que Amparo aprovechó el concierto para compartir con el público que estaba terminando de grabar su nuevo disco que saldrá en septiembre y del que nos interpretó el single “Alma de Cantaora”, y nadie mejor para interpretarlo que una cantaora con alma como ella. Esperamos que vuelva pronto con su nuevo trabajo por estas tierras del sur.

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