Las bandas nacionales eclipsan a The Dandy Warhols (Sonorama – Sábado, 11.08.2012)

Siguiendo con las tradiciones arandinas, el sábado arrancamos de nuevo con la parte menos musical. Los almuerzos en las bodegas son una buena –aunque tempranera– forma de arrancar la jornada, bañando productos típicos –como la morcilla de arroz– con buenos caldos de la región. La animación suele ser otro de los puntos clave. Así que pasamos el primer rato del día entre vino, morcilla y charangas. Para cuando emergimos a la superficie, el concierto de Luis Brea –el primero del sábado en la Plaza del Trigo– ya había terminado y los que estaban a punto de empezar su actuación eran los murcianos de Analogic.

Así de entrada, admiramos su valentía al salir vestidos totalmente de negro en una jornada en la que hasta a la sombra había grados de calor para dar y tomar. Con un disco debut lanzado al mercado en el otoño pasado, los murcianos se plantaban en Aranda con la intención de ponernos a bailar con su mezcla de rock y psicodelia. Y a pesar del calor y la hora, lo consiguieron, y se hizo difícil no mover los pies con temas como “Gliese 581C” o el momento cumbre, con los festivaleros volcados a los coros en “Living to die”.

Lo que llegaba a continuación era de lo más esperado. Tras el trauma que supuso para buena parte del público la disolución de los Sunday Drivers, que se habían ganado por derecho un puesto de honor en el panorama musical patrio, las nuevas propuestas de sus ex miembros han sido recibidas con mucha expectación. A la Plaza del Trigo llegaba en esta ocasión su ex vocalista, Jero Romero, con un álbum debut –Cabeza de León– muy recomendable y una banda en directo de auténticos figuras. El toledano lo tenía todo a su favor y no defraudó a los sonoritos que a esas horas –las dos de la tarde– ya llenaban la plaza. Disfrutamos todos a ritmo de “Sr. Gigante” o “Cabeza de león”; saltamos con temas como “Devolverte” y hubo karaoke colectivo con otros como “Correcto”. Una buena forma de rematar la mañana antes buscar un buen rincón para alimentarnos y reponer fuerzas.

La sobremesa y el descanso se alargaron un poco más que otros días y llegamos al recinto de conciertos justo a tiempo para ver a “Capitán Sunrise”, la segunda formación que pasó el sábado por el escenario de la carpa Bifrutas. La banda afincada en Madrid trajo a Aranda una de las propuestas más pop del festival. Sin tener todavía ningún largo editado –cuentan con 2 EP, el último publicado con Elefant Records– pudimos comprobar que tienen ya bastantes adeptos que acudieron a disfrutar del concierto a pesar de la hora. Sus temas vitales y alegres fueron un soplo de frescura que nos hizo bailar y olvidarnos de que todavía hacía calor.

Como empezábamos a cogerle el punto a la carpa nos quedamos del tirón y aprovechamos para disfrutar de los siguientes sobre las tablas. Los barceloneses Partido llegaban con su flamante primer disco bajo el brazo, un “Leaving all behind” que vio la luz hace apenas tres meses en medio de bastante expectación. Y fueron, sin lugar a dudas, de lo mejor de la Carpa.

Muy simpáticos y sonando bastante bien, lo cual ya de por si es bastante meritorio teniendo en cuenta que el sonido de ese escenario dejó bastante que desear durante casi todo el festival –lo que generó, además, quejas por parte de unas cuantas bandas–. En el directo de los barceloneses, además de tener cabida los temas de su debut, hicieron hueco para versiones como este “Moment in the sun”, de los norteamericanos Clem Snide, con cuyo líder estuvieron girando como su “Spanish Clem Snide”  el otoño pasado. Para repetir sin duda.

El final del concierto de Partido marcaba el comienzo de una intensa traca de más de 5 horas de música, en las que iba a haber tiempo para cantar, bailar –mucho– y saltar hasta acabar exahustos bien entrada la madrugada. Y eso porque para la jornada de sábado la programación del festival había deparado que del cabeza de cartel internacional –The Dandy Warhols– pasásemos a la auténtica revelación de la edición de 2011 –Fuel Fandango– y de ahí a tres fijos de los festivales como son Vetusta Morla, El columpio asesino y Sidonie. Todos ellos llegados hasta Aranda con las maletas cargadas de mucha energía y más ganas si cabe de poner a la gente a disfrutar.

Aún así, la traca arrancó algo más floja de lo que mucho esperábamos. Sin cuestionar la calidad de los norteamericanos, lo cierto es que el concierto de The Dandy Warhols empezó muy tranquilo. Demasiado. Los de Portland tienen poco que demostrar a estas alturas; nadie va a cuestionar su ejecución sobre el escenario, aunque por momentos, ni ellos parecieron terminar de meterse en la noche arandina ni el público respondió con excesivo entusiasmo. Reaccionó algo más el personal cuando tiraron de hits y sin duda el gran momento llegó con “Bohemian like you”.

No habían terminado aún los norteamericanos su actuación en el escenario principal, cuando frente al escenario Castilla y León es vida ya empezaba a acumularse bastante gente. Allí faltaban pocos minutos para que se subiesen a las tablas unos de los grandes triunfadores del Sonorama 2011. Porque mucho se habla de la democracia del público en el festival arandino y de lo efectivo del clamor popular en forma de “¡Escenario principal!” pero lo cierto es que el de Fuel Fandango en la Plaza del Trigo, un año antes, fue uno de esos conciertos en los que la comunión entre los músicos y el público alcanza mayores cotas. Se bailó, se cantó y se disfrutó como en pocos. Así que por mucho que Nita diese las gracias en unas cuantas ocasiones, si ella y Ale Costa habían llegado a tocar la noche grande del festival y en horario estelar –encajados entre dos de los cabezas de cartel– era por méritos propios. Como viene siendo habitual, el escenario estaba decorado con buenas dosis de flores y Nita apareció escudada detrás de un abanico negro. Bailes, simpatía y una gran voz para despachar temas como “Brazil”, “Shiny soul”, “Monkey” o “Uh, uh”, aunque lo que en realidad desató la locura colectiva fue el “Always searching” que se guardaron para el final, con Nita obligando al personal a agacharse –y regañando a los más remagueros– y el recinto estallando y desbordado de energía. Conciertazo sin duda.

No había tiempo para respiros, porque en cuanto Nita, Ale y Carlos Sosa abandonaron el escenario, al otro lado ya estaba todo listo para que los de Tres Cantos tomasen el relevo. Fue, probablemente, el momento de todo el festival en el que mayor gente se concentró en el recinto. Desde el arranque con “Mapas” hasta el fin de fiesta con “La cuadratura del círculo” aquello fue un no parar. Quitando concesiones algo más tranquilas, como “Baldosas amarillas”, Pucho –que, como nosotros, dice que le gusta mucho más “sonoritos” que “sonorámicos” –  y compañía no dieron tregua al personal. Mención aparte merece el guiño que el cantante de Vetusta Morla tuvo con la recientemente fallecida Chavela Vargas. A capella, sin más acompañamiento que el público –que tardó escasos segundos en reaccionar– regaló a los presentes una sentida interpretación de “Piensa en mí”, en lo que acabaría siendo uno de los momentos más especiales de la noche de sábado.

Y como el sábado no tocaba parar, la noche siguió con más caña y más música de esa que pone a bailar al personal con otra de las bandas omnipresentes en el panorama festivalero. Repetía El Columpio Asesino en el Sonorama, aunque no a una hora tan  intempestiva como en la anterior edición, con lo que pillaron a la gente algo menos cansada y con sus “Diamantes” aún más trillados.  El punto de partida perfecto para el penúltimo concierto de la noche.

Aunque es de esas bandas que levanta controversia, donde las opiniones van desde los que consideran que son literalmente «la hostia» a los que siguen sin entender su propuesta, lo cierto es que en el Sonorama, los navarros – que arrasaron en la pasada edición de los premios UFI con «Diamantes»– hicieron gala de su sonido oscuro basado en guitarras y batería potentes combinadas con sintetizadores y voces graves. Si bien a veces no se entendía lo que estaban cantando, el público -que estaba entregado totalmente desde el principio- compensaba esa carencia. Siendo justos hay que decir que El Columpio Asesino fue de los grupos que más hicieron bailar a los sonoritos y sonoritas este año, y el punto álgido de la noche se alcanzó con el tema «Toro» que causó un estallido de euforia en el público. Decir que se convirtió en uno de los temas más coreados del festival no creo que a estas alturas sorprenda ya a nadie.

Con las fuerzas ya cada vez más justas, nos quedaba aún el segundo asalto de los chicos de Sidonie. Tras un gran concierto a base de versiones en la Plaza del Trigo, sobre el escenario principal tocaba sacar a pasear su Fluido García y tirar, ya sí, de cosecha propia. Con “Almas de goma” empezó un repertorio muy festivalero, cañero, sin concesiones al relax, en el que entre “El bosque” o “A mil años luz”, se colaron temas de trabajos anteriores, como el imprescindible “Fascinado”, “La sombra” o “Costa Azul”, además de volver a sonar la versión de “Kids”, de MGMT. Para destacar –entre los arranques de psicodélica y guitarreo– el momento acústico de Marc, sólo con su guitarra, cantando “Giraluna” mano a mano con el público, y el trallazo final que supone enlazar “Nuestro baile del viernes” y “El incendio” como fin de fiesta. Como ‘pero’ a un concierto que lo tenía todo para ser un gran éxito, algún problema de sonido, con acoples que fueron a más en el tramo final y que llegaron a ser bastante molestos en los últimos temas.

Agotados y con pocos restos de energía, en cuanto los catalanes abandonaron el escenario, optamos por la retirada, convencidos de que lo que nos esperaba el domingo era una jornada tranquila y sin demasiados sobresaltos. ¡Qué equivocados estábamos!

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