Tenía 9 o 10 años cuando descubrí a Bon Jovi. A algunos amigos algo mayores que yo les gustaba mucho y se convirtió en mi banda sonora. Eran los tiempos del Keep the faith y recuerdo que me enganché a una cinta con un extracto del unplugged que grabaron en Nueva York que mi madre me compro en el mercadillo; me sabía cada palabra.
Pasé unos cuantos años dando la plasta en casa para que me llevasen a un concierto. Lo conseguí a los 20, pero ya ni hacía falta que me llevasen ni era lo mismo. Había empezado a descubrir otros sonidos, otros canales y otra forma de vivir la música en directo. El rumbo que había cogido la banda tampoco ayudaba. Así que lo de la Peineta en 2003 no fue lo que imaginé. Y en cierto modo siempre me ha quedado la espinita.
Cuando se anunció el concierto del Calderón y aquello del precio amigo (si queda alguien que no lo haya oído o leído aún, básicamente implica que el concierto se hace cubriendo gastos pero sin beneficio) pensé que era la ocasión perfecta. Y lo cierto es que se podrían decir –y se han dicho- mil cosas del concierto. Del sonido, de la voz de Jon, de la ausencia de Sambora, del posible oportunismo marketiniano del precio amigo… Pero yo me voy a quedar con el disfrute. Con un estadio hasta la bandera, con las entradas agotadas desde hacía un par de meses, con un ambiente inmejorable. Y con una banda que sobre las tablas lo puso todo. Durante casi 3 horas. Lejos quedan shows de bandas que se plantan en la capital con precios ‘populares’ -30, 40, 50 o más- y no llegan ni a la hora y media –y así a bote pronto me vienen a la cabeza grupos como Artic Monkeys, The Black Keys o The Killers-.
Pero vamos a lo que pasó sobre las tablas, que empezó justo cuando la aguja llegaba a las 22:00. Ni un minuto más, ni un minuto menos. En el Calderón a esas alturas todavía se veían muchos huecos en grada y pista, así que los más rezagados de entrada se perdieron un arranque llamativo. Con un escenario presidido por el frontal de un Buick Electra del ’59 y plagado de pantallas –dos laterales, tres sobre el coche y decenas de ellas a lo largo del escenario- todo empezó con una rápida sucesión de imágenes de la banda. Con la gente pendiente de las luces, aparecieron los 6 músicos sobre las tablas –Jon Bon Jovi, Tico Torres, David Bryan, Hugh McDonald, Bobby Bandiera y Phil X- y abrieron fuego con “That’s what the water made me”, la primera prueba de que el material más reciente de la formación arranca reacciones tibias –siendo generosos- por parte de la mayoría. Claro que para solucionarlo ya se guardaban tres archiconocidos trallazos ochenteros con los que inmediatamente después provocaban el karaoke colectivo: “You give love a bad name”, “Raise your hands” y “Runaway”. Iba a ser la tónica general; enlazar hits de sobra conocidos con temas que han sonado más recientemente en las radios y que han servido para enganchar a un público bastante joven. Porque esa es otra de las curiosidades: el rango de edad en el Calderón era muy amplio; de niños de primaria a coetáneos de la banda –salvo Phil X, todos pasan los 50-, todos se hacían su hueco en el estadio colchonero.
Tan entusiasmado andaba el personal, que Jon tuvo que pedir algo de calma en medio de los ‘oés’ que siguieron a “Born to be my baby”. Y quizá lo hacía porque esperaba la reacción, justo después, con una de las más coreadas de la noche. Porque allá por el 2000, cuando con Crush muchos perdían la esperanza en la banda, “It’s my life” hizo de enlace, de puente para el relevo generacional. Claro que si además suena, como en Madrid, justo antes de la floja “Because we can” –que empezó acústica mientras Jon ponía a prueba al personal- uno puede acabar pensando que cualquier tiempo pasado –cualquiera- fue mejor.
Entre los primeros encuentros de Phil X con el talk box –ahí sí que se echó de menos de verdad a Sambora- y el enfriamiento –afortunadamente reversible- que llegó con “(You want to) Make a memory”, quedó una gran “Keep the faith”, con las eternas maracas de Jon y un duelo de guitarras final entre Bobby y Phil que sirvió para que muchos aceptásemos que, si Richie no podía estar, Phil X no era mala alternativa.
Del largo tramo que aún quedaba hasta los bises, quizá lo más reseñable fue “Bed of roses”, presentada con su título en español –“No sé por qué no tocamos ésta más… Se llama “Cama de rosas”’- y que aunque empezó en inglés, en los últimos estribillos sonó en castellano… casi indescifrable -pero castellano al fin y al cabo-. Una versión, “Rocking all over the world”, y dos clásicos de la banda, “I’ll sleep when I’m dead” y una extendidísima “Bad Medicine” –con Jon paseando por la pasarela con una bandera de España atada al cuello a modo de capa- marcaron la primera despedida.
Llegaba la parte que la mayoría estaba esperando, porque es en los bises donde los de Nueva Jersey introducen la mayor parte de los cambios noche tras noche. Varias apuestas seguras en todas las quinielas y las dudas de cuáles serían sus compañeras. La decepción en muchos sectores fue mayúscula – aunque fuese in crescendo y acabase provocando por enésima vez un masivo coro- cuando tras la vuelta sonó “Love’s the only rule”. Claro que para solucionarlo ya estaba el bueno de Jon, que al terminar nos contó que España acababa de ganar de forma agónica a Italia mientras se enfundaba una camiseta de la selección con el número 30 –en honor al aniversario de la banda-. Con ella sonaron “Wanted: dead or alive” –¡ay, Sambora y su guitarra de doble mástil!-, “Have a nice day” y “Livin’ on a prayer”. Y nuevo amago de despedida entre presentaciones y saludos.
En medio de las dudas, Jon cedió la palabra al batería de la banda, de origen cubano, para que volviese a rendirse a los pies del respetable, pero esta vez en español. “Vamos a tocar un poquito más,” diría Tico, con Jon volviendo al micro para poner la coletilla. “Siempre”. Y sonó la canción que hizo que a mediados de los 90 Bongiovi y compañía facturasen en nuestro país casi medio millón de copias de su primer recopilatorio, “Cross Road”. Y aquello parecía que se caía. Y aunque amagaron de nuevo despedida, el frontman iba a volver al micro para prometer una última. Una de esas que muchos andábamos esperando. Y aunque su voz ya no sea lo que era, aunque no estuviese flanqueándole Richie Sambora, aunque el sonido en el estadio no fuese perfecto… el piano de David Bryan con las primeras notas de “These days” nos dio un –casi- inmejorable final.
Vídeo de keepthefaith101
Así que pueden seguir lloviéndole las críticas al cuarteto –en Madrid trío- de Nueva Jersey; muchas veces justificadas, otras quizá no tanto… pero al final, durante casi 3 horas muchos disfrutamos como enanos. Y a menudo se nos olvida que es justo de eso de lo que se trata. Yo volvería.
Álbum de Fotos
Bon Jovi (Madrid, Estadio Vicente Calderón – 27.06.2013)
01. That’s What the Water Made Me
02. You Give Love a Bad Name
03. Raise Your Hands
04. Runaway
05. Lost Highway
06. Born to Be My Baby
07. It’s My Life
08. Because We Can
09. What About Now
10. We Got It Goin’ On
11. Keep the Faith
12. (You Want to) Make a Memory
13. Bed of Roses
14. In These Arms
15. Captain Crash & the Beauty Queen From Mars
16. We Weren’t Born to Follow
17. Who Says You Can’t Go Home
18. Rockin’ All Over the World
19. I’ll Sleep When I’m Dead
20. Bad Medicine
21. Love’s the Only Rule
22. Wanted Dead or Alive
24. Have a Nice Day
25. Livin’ on a Prayer
26. Always
27. These Days