Todas las Semanas Santas eran igual, hasta este año en el que nacía el San San Festival, convirtiéndose en una alternativa muy tentadora para pasar los días festivos. Con un cartel más que apetecible y un precio más que razonable, dudamos poco en hacernos con nuestros abonos. Cuando llegó el Jueves Santo, madrugamos y pusimos rumbo a Gandía. Tras casi 5 horas de coche llegamos al hotel y después de registrarnos y comer, nos dirigimos al recinto del festival, porque no queríamos perdernos el concierto de Papá Topo.
Cuando el autobús del festival nos dejó en la parada y vimos el camino que había hasta el recinto pensamos: “¿Cuánta gente acabará cayendo en la acequia?”. Recorrido el camino, llegamos a los terrenos aledaños del Wonderwall Gandía Resort en los que se celebraba el Sansan Festival. Para nuestra sorpresa, Papá Topo no tocaba; por problemas técnicos se posponía su actuación hasta el día siguiente. Un mal comienzo que ya presagiaba lo que había de venir.
Con el jarro de agua fría del aplazamiento de Papá Topo, nos dirigimos al escenario piscina (de largo el que más alegrías nos ha dado). Al llegar descubrimos a un grupo valenciano de nombre Rubick -como el cubo- y fue entonces cuando recuperamos la esperanza en el Sansan Festival. Cantando en inglés -aunque parece que está cercano el cambio al castellano- y con una gran actitud sobre el escenario, nos hicieron bailar y disfrutar con temas propios como “Bandits” o “Be my ligth”, además de alguna versión como “Stuck in the middle with you” de Stealers Wheel.
Finalizada la actuación de Rubick, pusimos rumbo al Escenario Jack Daniel’s (el principal, además de origen de todos los pesares) para reencontrarnos con Maika Makovski, grupo que ya nos maravillase hace dos ediciones en el Sonorama. Sin embargo, la banda no salió a escena hasta casi una hora después de la programada, todo debido a los problemas técnicos que fueron la tónica de la jornada. A pesar de no estar totalmente resueltos los problemas, Maika y sus chicos salieron al escenario a darlo todo con temas como “Lava love”, “Pagan” o “Vulnerable”. Cuando Maika intentó coger su guitarra por primera vez y comprobó que no sonaba, se centró en el piano. Interpretando con mucha rabia los temas -suponemos que por la situación- su enfado fue descomunal cuando llegó un tema que necesitaba la guitarra, llegando a soltar un “Necesito la puta guitarra” –si hacen camisetas de esto nos las compramos-. Afortunadamente consiguieron hacerla sonar y el concierto pudo continuar. La tensión se rebajó un poco, llegando la mallorquina incluso a marcarse unos pasos de robot tras presentar a la banda. Tras una señal de la organización, Maika dijo “Show must end” e hicieron un último tema, cerrando así una actuación accidentada pero muy pasional y que hizo disfrutar a los presentes.
Como habíamos pillado tan buen sitio, decidimos esperar pacientes la salida de los murcianos Second. Con casi una hora de retraso, saltaron a escena abriendo con “2502” primer corte de su último disco Montaña Rusa. Obviando temas puntuales del sonido -no queremos ser cansinos-, los chicos de Second derrocharon energía en el escenario e hicieron bailar y saltar al público. Con un setlist bien escogido para el festival -sus temas más conocidos y más bailables- su actuación fue una de la que más disfrutamos la jornada del jueves. Remarcar el momento apoteósico con todo el público saltando y cantando al unísono “Rodamos” y la incursión de Sean Frutos entre las primeras filas.
Los murcianos dieron paso a los granadinos Niños Mutantes, pero otra vez el cambio de instrumentos duró igual o más que el concierto anterior. Así que cuando los mutantes arrancaron su actuación con “El futuro” -tema que da nombre a su nuevo trabajo de estudio-, el retraso acumulado sobrepasaba la hora. Esto al público no pareció importarle –ni tampoco que no sonasen tan bien como nos tienen acostumbrados-, porque respondieron con gran entusiasmo, convirtiendo el festival en un gran karaoke con temas como “Caerán los bancos”, “Empezar de cero” o lo que podría denominarse ya como un himno, “Errante”. A nosotros personalmente la actuación de Niños Mutantes se nos pasó como una exhalación. Todo lo contrario de lo que nos pasó con Love of Lesbian.
Que LOL no se caracterizan por sonar espectacular ya lo sabemos, pero si encima el equipo juega en su contra, el resultado dista mucho de un sonido de calidad. A Santi Balmes a veces ni se le podía entender lo que cantaba porque los graves retumbaban demasiado. Que no sonasen bien no quiere decir que su concierto fuera un pinchazo; todo lo contrario: el de los lesbianos fue un show muy efectivo -y efectista- que consiguió meterse en el bolsillo a todos los presentes, sin importar el sonido -será que nosotros somos muy sibaritas-. El público enloquecía con los temas más bailongos, con cada ocurrencia y cada disfraz que se enfundaban los miembros de la banda. Un show muy entretenido pero que musicalmente tuvo bastante que mejorar.
Cuando Love of lesbian se marchó del escenario nos planteamos abandonar el recinto; nuestra paciencia estaba un poco agotada y empezaba a apretar el frío. Sin embargo, no queríamos perdernos a Fuel Fandango, así que decidimos aguantar. Con más de una hora y media de retraso obre la hora programada, Nita y compañía hicieron su aparición sobre el escenario, pidiendo disculpas y dando gracias por la comprensión. Fuel Fandango se enfrentaba a una plaza difícil, un público bastante cansado y algo mosqueado con la organización del festival. Pero el buen hacer de la banda y las palabras de aliento de la cordobesa hicieron que la velada saliera a flote. El setlist de su actuación combinó a la perfección temas de su último trabajo de estudio Trece Lunas, como “Read my lips”, con grandes éxitos de la formación como “Always searching” o el imprescindible “Shiny Soul”. A pesar de la adversidad, la banda consiguió hacer al público bailar y disfrutar, dejando un buen sabor de boca que restaba amargor a todo lo acontecido durante la jornada.
Terminada la actuación de Fuel Fandango y a pesar de disfrutar mucho de las pinchadas de ElyElla Dj’s, pusimos pies en polvorosa hacia la parada del autobús. Mientras nos alejábamos, escuchábamos como Sansito -superhéroe imagen del festival- anunciaba que la sesión de ElyElla Dj’s se posponía, ya que sólo quedaban 15 minutos para cerrar el recinto. Nos parece cuanto menos curioso que todos los grupos que participaron en el escenario principal pidieran disculpas por los problemas técnicos y que no apareciera nadie de la organización para al menos dar una breve explicación de lo que ocurría. Por otro lado, parece que está mal visto quejarse cuando las cosas no salen bien; pero -hasta donde nosotros sabemos- este festival es un negocio promovido por una empresa privada que ofrece un servicio y, al igual que nos quejamos cuando nos quedamos sin ADSL en casa, nos quejamos y quejaremos cuando creamos que no se está cumpliendo con unos mínimos de calidad en el servicio prestado.