Muchas veces la portada o el diseño en general de un disco poco tienen que ver con lo que contiene, como si continente y contenido fueran cosas independientes. Sin embargo, hay otras veces en las que continente y contenido encajan a la perfección, permitiéndonos al visualizar el exterior de un disco, vislumbrar por donde van a ir las canciones que lo forman. Ese es el caso de Todos a la guerra (Flor y Nata Records, 2014) de Copo.
En la frontal podemos ver una chica guapa con ojos vidriosos y una expresión algo rígida, que se contrapone a un fondo blanco, ambos salpicados por una lluvia de confeti de colores, causando un efecto de contradicción, ya que al menos nosotros asociamos el confeti a una situación alegre. Esa contradicción nos aborda cuando comienza “Atardecer en la mitad sur”, tema de ritmos alegres con un estribillo de los que te enganchan y que horas después te ves a ti mismo tarareándo inconscientemente. Sin embargo, la letra aborda la temática de pareja rota en la que uno de los dos intenta recuperar la relación. Destaca en la recta final de este tema una parte instrumental en la que ya nos imaginamos moviendo el pelazo en la primera fila de un concierto o un festival.
“Conversaciones en la cima” es un tema continuista con su predecesor, siguiendo esquemas parecidos, quizá un poco más contundente en batería y guitarras. Después le sigue “Inmortales”, que da un giro más electrónico pero igualmente abordando la temática de una relación sentimental pasada, esta vez desde la añoranza. “400 golpes” es un tema más oscuro, que empieza con una voz casi susurrada y algunos elementos de distorsión, que en el estribillo son sustituidos por una voz potente y sonidos algo más luminosos, con un resultado muy efectista.
Vamos por el ecuador del disco y nos encontramos con “Ballenas”, una canción de ritmo acelerado y con marcadas bajadas de ritmo adornadas con coros antes de los estribillos, como una pausa antes de afrontar un nuevo repecho en una ascensión montañera. “Cohetes” es un tema que suena más lírico y en él la voz adquiere mucho más protagonismo. Acercándonos al final aparecen “Los indios”, una canción que empieza con una estrofa sonando sólo sintetizadores y voz, añadiéndose posteriormente el resto de instrumentos, logrando el efecto “subidón”.
El disco cierra con “”No podrán con nosotros”, que aborda desde una perspectiva optimista la actual situación de crisis del sistema político. Este corte nos suena más noventero y la melodía tiene una construcción alegre y algo pegajosa –en el buen sentido- que a nuestro juicio podría convertirlo en una buena elección a la hora de poner a Copo en las ondas para llegar a más público.
Haciendo balance, se trata de un disco que versa en su mayoría sobre el desamor desde distintas perspectivas pero que dista mucho de ser deprimente gracias a unas melodías animadas que te incitan a bailar y entregarte a los ritmos que te marca Copo. Ahora sólo nos queda ver en directo a estos valencianos y comprobar si lo que hemos escuchado se transmite igual en el directo o es todo gracias a la magia de Paco Loco.
Pingback: La semana del Gramolafest 5 #Copo | LA GRAMOLA DE KEITH