La primera vez que Lagartija Nick pisó el escenario de Madchester Club fue en 2012, lo hacía en formato trío -Antonio Arias, Eric Jiménez y Víctor García Lapido- dentro de la primera (y hasta ahora) única edición del Vía Crucis Pop Festival. El festival fue todo un éxito y la actuación de los granadinos congregó a muchos seguidores de la banda. Al año siguiente, Antonio volvía al mismo escenario a presentar su Multiverso II de la mano de Cervezas Alhambra y su gira Recomendados Alhambra Reserva 1925, también con una gran respuesta por parte del público.
En esta ocasión Lagartija Nick se presentaba en la sala almeriense con su formación original y bajo la premisa de rescatar en directo su álbum debut Hipnosis (Romilar D, 1991). A nosotros el plan nos pareció de lo más apetecible así que no tardamos en hacernos con nuestras entradas. Pensábamos que se colgaría el cartel de no hay billetes, pero nos equivocamos. El aforo no llegó a completarse, aunque sí que había bastante gente, ¿quizás algunos optaron por planes más “románticos” por San Valentín? Ni idea.
Cuando llegamos a Madchester Club el cansancio de la semana pasaba factura, pero ahí estábamos, al pie del cañón para darlo todo. Los músicos salieron al escenario entre gritos y aplausos, comenzando la actuación con “Soni Crash”, y consiguiendo aumentar la temperatura de la sala y meterse al público en el bolsillo desde los primeros acordes. A nosotros también nos sirvió de revulsivo, disipando todo rastro de cansancio. Este arranque arrollador nos dejó claras dos cosas; primera, que, aunque ya no sean unos jovenzuelos, tienen energía para rato, y la segunda, que habían venido a comerse el escenario. Durante los siguientes cinco temas se centraron en el álbum motivo de esta gira, sonando así “Tan raro, tan extraño, tan difícil”, “Ahora” o “Hipnosis” entre otras.
El séptimo tema de la noche fue “Nuevo Harlem”, rompiendo así con la inercia de centrarse en el primer disco y abriendo la veda para que le siguieran temas de otros discos, pero no de toda su trayectoria, sino limitándose a sus primeros años. Se fueron sucediendo entonces canciones como “Esa extraña inercia (Anfetamina)”, “Universal” (que nos hizo recordar aquella colaboración con Amaral en No disparen al pianista) o “Gansterville”. La sala estaba incandescente, el público entregado y la banda pletórica, con un gran complicidad con el respetable.
Tras “La curva de las cosas” sonó la primera versión de la noche, que fue “I had too much to dream (last night)” de The Electric Prunes. Estábamos tan entregados que cuando con “Déjalos sangrar” encararon la recta final del concierto nos parecía que había pasado como una exhalación. Continuaron siendo fieles al orden de Hipnosis interpretando “Disney World” y “Un mundo real”.
Parecía que se aproximaba la despedida, pues Antonio y Eric abandonaban el escenario, pero los gritos y aplausos pedían más, así que no se hicieron mucho de rogar, volviendo a reunirse con sus compañeros rápidamente. Antes de lanzarse con los bises hubo un momento para el recuerdo. “Las fotos de nuestro tercer disco nos las hicimos ahí mismo, en el puerto, con Manuel Falces; no tuvimos ni que ir a Cabo de Gata”. Y entonces se lanzaron con unos bises centrados en Su (Sony, 1995), con la excepción de “Nacidos para dominar” de Parálisis Permanente, que fue la segunda versión de la noche.
Terminado el concierto el cansancio volvió a hacer su aparición, así que pusimos pies en polvorosa hacia casa mientras digeríamos el conciertazo que acabábamos de presenciar. Desde aquí sólo podemos decir que lo sentimos por todos aquellos que se perdieron el concierto; al menos esperamos que fuese por un buen motivo y no por acudir al estreno de 50 sombras de Grey.