Hay gente que nunca entenderá nuestra pasión por la música, pero eso no nos quita el sueño. Gracias a la música, concretamente a la parte in vivo, hemos tenido ocasión de conocer a grandes personas. Una de ellas es María Carbonell que, a través de su proyecto Pita Sound Prom, nos ha permitido descubrir parte del panorama musical valenciano y murciano. En su incansable afán por hacer llegar la música a más gente, algunas noches de verano ha organizado unas interesantes veladas acústicas en su propia terraza. Nosotros, que como ya ha quedado patente sentimos debilidad tanto por María como por los acústicos, no podíamos faltar a la cita.

El grupo encargado de abrir este ciclo de acústicos era Clara Plath, que en versión acústica venía en formato dúo con Clara y Roberto. Al grupo ya lo habíamos visto en concierto eléctrico en dos ocasiones, pero teníamos mucha curiosidad sobre cómo iban a quedar las canciones vestidas –o desnudas, según se mire- en este nuevo formato. Con la terraza muy concurrida –localidades agotadas- las últimas luces del día daban la bienvenida a ambos artistas, que ya ocupadas sus posiciones, comenzaron su actuación. El tema escogido para abrir fue “Second floor”, sorprendiéndonos el resultado de la versión acústica. Roberto a los teclados y Clara a guitarra y voz, fueron conquistando a los presentes con temas como “Over me” o “A whisper”. Pero aquello no era un concierto “al uso”. Después de “Dubidu”, “la Clara música” dejó paso a “la Clara poetisa” y compartió con los presentes “Eclipse”, un poema musicado incluido en el libro publicado por Clara de título En agua de cerezas, anterior al nacimiento del grupo, y del que Roberto musicó algunos poemas que normalmente presentan acompañados de animaciones, según contó la propia Clara.
Tanto las versiones acústicas de los temas como los poemas musicados estaban siendo muy bien acogidos por el público, que estallaba en aplausos cada pausa. Cuando llegó el turno de “Fuck my car” Clara aclaró que era la primera vez que la interpretaban de ese modo, los dos solos, entonces ella decidió coger la pandereta pero a Roberto no le terminó de convencer el resultado y acabaron por dejar la pandereta a un lado.
La noche prosiguió con temas como “Nothing” -un tema grabado con iPad pero que no está incluido en ningún álbum-, “Crazy liar” –con unos gritos ahogados que dejaron a más de uno boquiabierto- o “Grand battement” –tema que da nombre a su último disco y que hace referencia a un paso de baile- y poemas musicados como “Silvia” o “La carga de mi pistola”. Terminando “Waiting for my dog” se le rompió una cuerda de la acústica a Clara, por lo que para el siguiente tema Clara se armó con la guitarra española y Roberto se quedó con la acústica de cuerda rota. Para despedirse interpretaron una versión de “Return” de Texas, también a dos guitarras. Al terminar, los aplausos llegaron también desde otra terraza en la acera de enfrente.

Se iban a ir ya, pero el público pedía más, así que se lanzaron con “Fallen”, con Clara a guitarra y voz y Roberto improvisando con el piano. La guinda del pastel vino de la mano de “Like a rocket”, con Roberto armado con la guitarra española y Clara a la voz.
El balance de la noche fue positivo, Clara y Roberto demostraron su versatilidad y la de sus canciones, que vestidas o desnudas no pierden ni una pizca de su personalidad y consiguen llegar igualmente al espectador. Desde aquí queremos dar las gracias a María Carbonell y Clara Plath por hacer posibles noches tan especiales como aquella.

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