Hace muchos meses que Miss Caffeina anunciaba su fecha fin de gira en la madrileña sala La Riviera, agotando una primera fecha en tiempo récord y añadiendo poco tiempo después una segunda fecha previa a la anunciada. Después anunciaron que estaban preparando un espectáculo concebido en tres partes con el nombre de Motor City Show. La primera fecha tuvo lugar el pasado jueves 9 de noviembre y nosotros preferimos evitar ver nada en redes sociales para no tener spoilers.
El sábado era nuestra cita con Miss Caffeina y acudimos con esa mezcla de sentimientos de los finales de gira, alegría por el encuentro, además de con el grupo sobre las tablas, con muchos amigos entre el público, y pena porque es una despedida por un tiempo considerable.
A las 19:30 se abrieron las puertas puntualmente y la larga cola formada fue entrando a buen ritmo. Nosotros adoptamos posiciones en las primeras filas y vimos cómo se iba llenando la sala, buscando entre la gente que sabíamos que acudían también a la cita.
A las 21 se apagaron las luces y comenzó el espectáculo. El formato elegido para comenzar fue el acústico, rompiendo el hielo con «Modo avión». Sonando realmente bien, con los instrumentos en la parte más baja del escenario, el grupo mostró su faceta más emotiva, haciendo las delicias de los presentes que se deshacían en halagos, llegando a
provocar que se nos escapase una lagrimilla a más de uno. Siguieron con otro de sus hits de discos anteriores, «Capitán», para luego «darse un gustazo» según sus propias palabras interpretando un tema que tiene más de 30 años, contando para ello con la ayuda de Sergio Valdehita al piano. El tema en cuestión fue «The way you make me feel» de Michael Jackson. Después se quedaron Alberto y Sergio Valdehita sólos sobre el escenario, interpretando «N=1» a piano y voz, uno de los momentos en los que nos volvimos a emocionar. Para terminar el set acústico, Alberto se quedó sólo e interpretó «19» tal cómo fue compuesta, a guitarra y voz, convirtiéndose en uno de los momentos más especiales de la noche.
Concluido este tramo del viaje, cayó el telón que había tapado parte del escenario, dando paso al segundo acto, que tuvo como apertura el tema que bautizó su último disco de estudio «Detroit». Tras dedicar unos cuantos temas a repasar el disco, interpretaron «Átomos dispersos» enlazada con «Mi rutina preferida». Sin pausa pero sin prisa, la noche seguía avanzando e invitaron a escena a Juancho de Sidecars, que se unió a ellos para tocar la guitarra y cantar en «No mienten».
El público, que estaba totalmente entregado desde el principio, no bajó su respuesta en ningún momento, cantando cada verso de cada canción, convirtiendo La Riviera en un gran karaoke.
Prosiguieron con «Venimos» y su coqueteo con el reggaeton que es «El rescate» para volver a invitar a Sergio Valdehita y ofrecernos «The time of my life» con proyecciones de Dirty Dancing de fondo incluidas. Entonces recuperaron un tema que «no sabemos porque habíamos dejado de tocar» y que nos alegró profundamente que recuperasen, «Ley de gravitación universal» fue recibida con euforia por parte del público. No nos estábamos dando cuenta (o no queríamos) pero el segundo tramo del viaje estaba llegando a su fin con «Ácido» y se confirmó con «Mira como vuelo», con el que los chicos abandonaban el escenario con el público en su punto más álgido.
Ya nos tenían donde querían, porque a esas alturas llegaba el momento de comenzar el tercer y último acto, la rave, y se cumplió lo que se prometía, un colofón de fiesta por todo lo alto. La transición entre la segunda y tercera parte la marcó «Tormento», grabada y apoyada con unos visuales de primer plano de Alberto, mientras en el escenario se montaban nuevas estructuras e instrumentos. Contando con su productor Juan Sueiro
como dj, los chicos volvieron a escena (con cambio de vestuario incluido), abriendo con «Lobos», tema en el que colaboró La Prohibida. Prosiguieron con «Gladiador» para después pasar a otra versión de otro tema de antaño, «Freed from desire» enlazado con «Hielo T». Ahora sí que se acercaba el fin de verdad, y tanto grupo como público echaron el resto, con «Oh, Sana», alcanzando la apoteosis final con un tema que ya había sonado, pero que, dada la trascendencia que ha tenido en el punto de inflexión de su carrera, era más que justificado que volviera a sonar, ahora en modo remix, «Mira como vuelo».
Casi dos horas de un espectáculo mayúsculo, con buen sonido, una iluminación espectacular y sobre todo, con toda la entrega y el buen hacer de unos artistas que nos han dado mucho, no sólo esta noche, y que se retiran a «descansar» aunque en realidad sabemos que van a retomar fuerzas para volver con más munición. Nosotros estaremos esperando ansiosos a que vuelvan a abrir fuego. Hasta pronto.