Después de 5 años sin poder coincidir con un concierto de Maui por tierras almerienses (cuando vino el año pasado a Ohanes nos pilló en el Sonorama Ribera), nos hizo ilusión comprobar que se publicaba una cita para este verano en Cabo de Gata. La cita era un miércoles, así que, intuyendo que podía acabar tarde, quien escribe estas líneas optó por pedirse el día siguiente libre en el trabajo.

Así, cuando llegó el miércoles 25, pusimos rumbo al Casa-Café La Loma, ubicado cerca de La Isleta del Moro, mientras contemplábamos la puesta de sol. Al llegar nos ubicaron en la mesa que teníamos reservada, bien cerquita del escenario para no perdernos detalle.

Después de la cena, y con 30 minutos de retraso sobre la hora programada, llegó por fin el momento que estábamos esperando desde hacía tanto tiempo, el reencuentro con el directo de Maui. La última vez que la vimos, en el Aku Aku de Mojácar, iba acompañada por Los Sirénidos; en esta nueva etapa en solitario, para la ocasión, aparecía acompañada de Paco Soto a la guitarra.

Abrieron la actuación con «Un ratito más», para después confesar que se habían dejado el repertorio en la habitación, por lo que tema a tema, iban decidiendo Maui y Paco el que tocar. Así, fueron sonando temas como «Tanguillo de la sardina», «Ay de mi!» (tema dedicado a «El Niño de las Almendras») o una versión de un tema, que presentó contando cómo lo aprendió de su madrina Martirio, pero que popularizó Chavela Vargas, «Canción de las simples cosas».

El tiempo de actuación, como suele pasar cuando disfrutas, se nos pasó volando, cuando quisimos darnos cuenta, Maui estaba anunciando la despedida con «La noche perfecta». Y es que, entre anécdotas y canciones, no nos habíamos dado cuenta, pero ya había pasado casi una hora. Aún así, el público, como era de recibo, quería más y dejó constancia de ello pidiéndolo con aplausos y gritos de «Otra, otra».

Para abrir los bises, Maui estrenó un tema dedicado a Madrid y que se incluirá en el nuevo disco que está preparando. Nosotros no vamos a hacer «spolier» pero vamos a decir una cosa: fue amor a primera escucha. El cierre apotéosico de la noche vino con «Procuro olvidarte» el tema compuesto por Manuel Alejandro y que también cantaba Bambino, tío de Maui.

El balance de la noche no pudo ser mejor. Ver a Maui siempre es una terapia, como ella dice, para salir más guapos, por dentro y por fuera, de su actuación. Y no decimos concierto, porque lo que Maui hace es mucho más que música; en su actuación se puede disfrutar de una artista completa, que mezcla teatro con música, y que, además de un gran talento y un gran corazón, es dueña de una gran personalidad, que le permite hacer versiones muy suyas de temas conocidos, algo muy complicado.

Ojalá pronto mucha gente descubra este tesoro que algunos disfrutamos y que se llama Maui, porque algo tan «bonico» como este arte de Maui no puede quedarse en petit comité, debería ser vox populi, y seguro que eso también contribuiría a hacer el mundo un poquito mejor.

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