Y bailando hasta el final (Low Cost, Día 3 – 28.07.2013)

Con un planteamiento que no termina de convencernos, la dinámica del tercer día en el Low Cost iba a ser un poco diferente. El anunciado único concierto de Love of Lesbian en el circuito festivalero –con un hueco de dos horas asignado en la parte central de la jornada dominical- iba a condicionar el resto de horarios. Y no para bien. Pero antes de que eso empezase a afectarnos, nuestra tarde volvía a arrancar con el sol luciendo aún. Los responsables de arrastrarnos al recinto a las ocho de la tarde eran Zahara y su nuevo look. Prometía, además, la ubetense sorpresa, aunque en las mentes de la mayoría había poca duda sobre el quién y sólo un par de alternativas –con las fuerzas equilibradas y las probabilidades repartidas 50/50- para el qué.

Con un apretado mono de licra naranja y acompañada de sus cuatro chicos –guitarra, bajo, batería y teclado- Zahara aparecía en el escenario Budweiser con bastante puntualidad y sonaban –como viene siendo habitual- las primeras notas de “El universo”. Menos parlanchina que en otras ocasiones –seguramente para aprovechar el tiempo y dejar hueco para el mayor número posible de temas-, la de Úbeda fue enlazando canción tras canción con bastante agilidad mientras los chicos –sobre todo Sergio Sastre a su derecha, guitarra en ristre- iban alentando al personal. Sonaron la “Mujer mayúscula y el mar” y “El deshielo”, pero fue justo después cuando empezaron a verse las mejores reacciones entre los Lowers. “Esta es viejuna y os la sabéis,” diría Zahara antes de atacar con “En la habitación”. Y sí, los Lowers se la sabían. Muy bien.

La sorpresa no tardó mucho en llegar y pudimos comprobar que pocos habían errado en sus apuestas. Contaba Zahara que hacía mucho que no se juntaban y que había hecho falta llegar a Benidorm para repetirlo. Y aunque la mayoría sabía lo que venía, la reacción no fue por ello peor y cuando salieron a las tablas Santi Balmes y Julián Saldarriaga se desató la locura. Instantes después se disipaba la segunda incógnita cuando empezaba a sonar “Lucha de gigantes”, de los dúos que sin duda mejor funcionaban en aquel Alpinista de los sueños con el que un buen puñado de músicos quisieron rendir homenaje a Antonio Vega hace casi tres años. Tras la sorpresa, vuelta a la senda habitual, con el “Funeral” y su guiño a Band of horses, la versión más discotequera de “Merezco” y el final menos dulce, el más rock y –gracias a los movimientos de Zahara- seguramente el más sensual con “Camino a L.A.”. Una hora de la ubetense para dejar claro que, aunque echemos de menos sus monólogos, con su banda –al borde de la despedida temporal hasta el nuevo disco- funciona muy bien.

Optamos por no movernos y esperar sentados en el césped con unas cervezas fresquitas a que llegara una nueva banda desde las islas británicas, omnipresentes a lo largo de los tres días de festival. Tampoco había tiempo para mucho más, porque para garantizar las dos horas de concierto de Love of Lesbian que estaban por venir, no había quedado más remedio que comprimir el resto de los horarios más de lo habitual, haciendo que los conciertos de los dos escenarios se solapasen. Así que apenas pasó media hora desde que Zahara abandonase el escenario hasta que el cuarteto escocés formado James, Rab, Paul y Jonna cogiese el relevo.

Eran las 21:30 y Glasvegas se presentaba ante los Lowers con “Flowers and football tops”. Sobre la hierba se notaba que mucha gente o había optado por abandonar la costa alicantina o se reservaba para conciertos posteriores, porque en la hora que los de Glasgow estuvieron en el escenario Budweiser, no hubo en el campo de fútbol muchas apreturas y pudimos disfrutar con bastante holgura de temas como “Euphoria take my hand”, “The world is yours” o “Geraldine”, en un concierto que sonó muy bien, enérgico, con un James Allan que, aunque algo tímido, se mostró simpático con los Lowers e hizo algún amago con el español. “No conozco muchas palabras, así que las voy a dosificar. Y a repetirlas mucho,” decía justo antes de decir varias veces “Vale, vale, vale”. Nos quedamos, eso sí, con dos de nuestras favoritas, “Go square go” y “Lots sometimes”, que sonaron seguidas, y con la energía que, a la batería y de pie en todo momento, ponía Jonna Löfgren.

Mientras ellos se despedían con “Ice cream van”, nosotros abandonábamos ligeros el campo de fútbol, porque aunque nos habíamos resignado a no ver completo el concierto de Luis Alberto y compañía, queríamos al menos llegar a ver el tramo final. Afortunadamente, la formación mallorquina se guarda buenos trallazos para la despedida y llegamos a tiempo de ver como L.A. dejaba un gran sabor de boca en el Low Cost cerrando su actuación con “Stop the clocks” – ¡cómo cantaba la gente!-, “So dramatic” y “Outsider”. Y aunque a estas alturas poco tengan que demostrar, si alguien aún no lo sabía seguro que salió de allí teniendo claro que Luis Alberto, Dimas, Pep y Ángel se han ganado un hueco entre los mejores directos nacionales por derecho propio.

Eran ya casi las once de la noche y en el escenario principal estaba ya todo listo para que Balmes y compañía hiciesen su única aparición festivalera del verano. Los primeros minutos sembraron alguna duda; los chicos de Love of Lesbian salían tranquilos –demasiado- y tirando de repertorio nuevo para presentarse ante los Lowers. “La noche eterna”, “El hambre invisible”, “Los seres únicos” y alguna cara de circunstancia a nuestro alrededor. Fue un espejismo y, aunque siguieron sonando bastantes temas nuevos, aquello empezó a coger ritmo y ya prácticamente no lo soltó. Y eso que fueron dos horas. Y lo que es más: la experiencia hasta ahora nos hacía tener nuestras reservas sobre el sonido en directo de Love of Lesbian, pero –tras unos cuantos asaltos- en la noche alicantina nos llevamos una grata sorpresa porque aquello sonó razonablemente bien. Santi Balmes fue un buen maestro de ceremonias; a veces hablador, a veces más contenido; a veces serio, a veces muy divertido. Con tiempo para acordarse de Galicia y el concierto que tenían que haber dado allí un par de días antes, para hablar de esas peleas de pareja que son casi como combates de boxeo e incluso del día en que todo eso por fin se rompe tras las ventanas de un taxi. La gente les cantó “Allí donde solíamos gritar” y se volvió loca cuando sonaron “Club de fans de John Boy” o “Me amo” hasta que, tras casi dos horas, “Oníria e insomnia” ponía punto final en un abarrotado campo de fútbol.

Muertos de hambre –era la una de la mañana y nosotros aún sin cenar- nos apresuramos a comer algo antes de volver al escenario Budweiser, donde la actuación de Fangoria –que se solapaba con Standstill- prometía ser una fiesta. Y Alaska y Nacho no defraudaron. Para no andarse con rodeos, además, empezaron fuertes y no nos había aún dado tiempo a entrar de nuevo en el campo de fútbol -¿hemos dicho ya que los problemas de acceso al escenario principal son de lo poco que no nos gusta del Low Cost?- cuando Olvido empezaba a hablarnos de unas “Perlas ensangrentadas”. Toda una declaración de intenciones en el arranque de un concierto que iba a alternar algunos de los temas más conocidos de Fangoria –“Retorciendo palabras”, “No sé qué me das” o “Absolutamente”- con clásicos como “Bailando” y “Ni tú ni nadie”, que provocaron momento de auténtico karaoke.

Por si no había sido suficiente, después de “Dramas y comedias”, Alaska confesó que estaban fuera de tiempo, pero que iban a robar dos minutos y medio para invitar a un par de amigos. En cuanto dijo “Dos de las Nancys Rubias”, el estadio explotó y a ritmo de “Me encanta”, en la Ciudad Deportiva Guillermo Amor se vivieron dos de los minutos más intensos del Low Cost 2013, y en un festival con grandes cabezas de cabezas de cartel y muchos minutos de buena música, un Mario Vaquerizo en estado de gracia, con el público metido en el bolsillo, se llevó una de las mejores reacciones. Un auténtico baño de masas.

No nos quedaban fuerzas para mucho más y tras devolver los tokens que nos quedaban –otras de las pocas pegas del Low Cost: una única caseta, con una bonita cola era la única opción para canjear las monedas sobrantes- abandonamos el recinto mientras Grises daba el último concierto del Low Cost 2013 sobre el escenario Budweiser, poniendo así punto y final a tres días intensos. Nosotros, eso sí, regresábamos a casa con una cosa muy clara: Volveremos.

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