Si hay algo que nos gusta del verano son los conciertos en la terraza de la Sala Chamán. Así que cuando anunciaron la fecha para el directo de Los Coronas la marcamos rápidamente en rojo en nuestros calendarios. Luego nos dimos cuenta que para quien escribe estas líneas supondría la tercera noche consecutiva de asistir a un concierto y dormir 4 horas antes de ir a trabajar, por lo que dudamos unos minutos. Pero como dice el refrán “un día es un día”, así que nos liamos la manta a la cabeza y compramos nuestras entradas.
Cuando por fin llegó el viernes 23 de agosto, pusimos rumbo al corazón del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar para reencontrarnos con una banda con la que diversión y buena dosis de rock están aseguradas. Llegamos temprano para tratar de adoptar buenas posiciones -ya que augurábamos un lleno casi total- así que tras brindar por el reencuentro con nuestros amigos, que hacía tiempo que no veíamos, ocupamos parte de la primera fila. Al principio había poco ambiente, pero al ir acercándose la hora de comienzo empezó a llegar el grueso del público. Para cuando los componentes de la banda salieron al escenario -con un poco de retraso- la terraza estaba hasta la bandera, si no agotaron entradas poco faltó.
Abrieron la actuación con el tema que da título a su último largo “Adiós Sancho” y siguieron el mismo orden del disco durante cinco temas más. Entonces llegó el primer “karaoke” de la noche. Como bien explicó Fernando Pardo “Sabemos que estáis acostumbrados a cantar en los conciertos y que ahora mismo sentís la necesidad de hacerlo, así que vamos a hacer un tema karaoke para que cantéis todos y satisfacer esa necesidad”, dicho lo cual se lanzaron con una versión de “Corazón contento” de Marisol. Para ser sinceros no sabríamos decir si la gente la cantó porque estábamos al lado del altavoz y el sonido era un poco alto, pero nosotros la cantamos a pleno pulmón.
Volvieron entonces a los temas de Adiós Sancho aunque ya sin seguir el orden del disco, pero incorporando algunos éxitos anteriores como “Hiedra venenosa” -cantado por el baterista Loza- o “Big Wave Riders”, amén de algunas versiones como “Flamenco” de Los Brincos o “Knights of Cydonia” de Muse. Todo ello amenizado con las historias y anécdotas que cuenta Fernando Pardo, gran parte de ellas bromeando sobre Yahven Reichkalov y la música ucraniana como cuna de la música española.
Y así, canción tras canción, anécdota tras anécdota, se pasó el concierto casi sin darnos cuenta -y eso que tocaron casi 30 temas- pero como se suele decir, el tiempo vuela cuando lo estás pasando bien. Terminado el concierto volvimos a casa, agotados de tanto bailar pero felices de haber tenido oportunidad de volver a ver a Los Coronas y además en un sitio tan mágico. Para nosotros era la segunda vez que les veíamos este año y estaría bien que se cumpliese la expresión “No hay dos sin tres”.
El Erizo Albino 