No sabes dónde mirar. Te planteas incluso cerrar los ojos y limitarte a escuchar. Porque sobre el escenario hay siete tipos que son un auténtico espectáculo. En el centro de atención están Javi Vielba y su arsenal de gestos, su forma de alentar al personal, sus flirteos con el theremín y la batería. A su izquierda, el duelo de guitarras del tándem Pardo-Marrón –lo de Rubén Marrón a la acústica es todo un recital-, el primero, además, dándole una réplica perfecta a Vielba como segundo maestro de ceremonias. En el flanco contrario, Yevhen Riechkalov y su trompeta, casi siempre en un segundo plano pero con todo el protagonismo cuando llegan temas como “The falcon sleeps tonight” o “Hotel Room”, y la otra dupla perfecta, la que forman David Krahe, sobrio a la guitarra y menos comedido cuando le llega el turno a las coreografías, y su pareja de baile Javi Vacas y su alternancia entre bajo y contrabajo. Y tras todos ellos, más alejado de los focos –salvo cuando se lanza a cantar- queda Loza, incombustible marcando el ritmo, sudando hasta la extenuación la camisa.
Esa es la esencia de ese supergrupo que el destino –o Black Sabbath, si nos fiamos de lo que suele contar Fernando Pardo- quiso que se formase hace camino de un lustro y que, a día de hoy, es de lo mejor –si no lo mejor sin más- que puede ofrecer el panorama nacional sobre un escenario. La noche del 20 de noviembre en Madrid los chicos de Corizonas estaban llamados a celebrar en Joy Eslava el 5º aniversario de Ticketea y nosotros tuvimos claro desde el primer momento que era una cita para no perderse. Llevábamos con muchas ganas desde la última vez, una noche de julio en el pasado Low Festival que nos dejó con sensaciones encontradas. Las malas, por la falta de respeto que para nosotros supuso que la organización cortase mucho antes de tiempo su actuación. Las buenas, porque la reacción de banda y lowers fue de altura; los músicos, desenchufados y a oscuras, siguieron tocando al borde del escenario; los Lowers se acercaron aún más a las tablas y les jalearon más –aún- de lo que ya lo habían hecho.
En Madrid para abrir boca estaban los chicos de Red Buffalo, ganadores del concurso organizado por Ticketea para la ocasión con triple premio: participar en la pasada edición del Monkey Week y en la fiesta de aniversario y una bonita Gibson SG de la que una representante de la marca les hizo entrega en la propia sala, justo antes de su actuación.
Con una propuesta a medio camino entre el rock y el grunge, con un cierto sabor al espíritu de bandas como Nirvana, Pearl Jam o Foo Fighters, los valencianos se encargaron de abrir el fuego musical de la noche repasando los temas de su único EP hasta la fecha y mostrando también pinceladas de lo que será su primer largo, al que andan dándole los últimos toques. Sin terminar de llegarnos, debemos reconocer que la propuesta sonó con mucha fuerza; sonido limpio, directo y muy buen hacer. Pero mentiríamos si negásemos que nosotros estábamos pensando más bien en lo que estaba por llegar.
Cuando por fin llegó el momento, Rubén Marrón apareció en escena con su acústica y arrancó así, sólo, hasta que poco a poco se fue sumando el resto de Corizonas en una introducción instrumental que se alargó varios minutos. El último en sumarse fue Javi Vielba, luciendo traje de chaqueta morado, que pasó sus primeros minutos sobre las tablas jugueteando con un theremín. Ese fue el comienzo de una auténtica fiesta; la enésima lección de rock de una banda en estado de gracia que, una noche más, tiró de repertorio propio y de un puñado de versiones bien elegidas. Lo primero en llegar fueron “Hey, hey, hey”, “The Deceiver” y una de nuestras favoritas, “The falcon sleeps tonight”, con Fernando Pardo insinuando el arranque del tema en un bucle de guitarra hasta que por fin se sumó Yevhen a la trompeta.
“Thieves and liars” estuvo, una noche más, dedicada a todos esos que tristemente copan nuestras noticias con sus historias de corrupción, mientras las imágenes de decenas de políticos se sucedías en la pantalla (de Bush a Aznar, pero con cabida para casi todos los grandes “protagonistas” de los últimos 30 años de política mundial). Tras la frustración hotelera de “Hotel room” y “I am (what I am)» empezó el carrusel de versiones, con el habitual guiño a Black Sabbath –“a lo country”- y su “Supernaut” como primera bala y el cada vez más divertido duelo a la batería de Vielba y Loza. Encajada entre “Wish you were here” y “Pushing too hard” se coló otra de las propias, “Run to the river”, pero ya fue de las pocas.
La que fuese el primer reto de Vielba con el castellano, “La cárcel de Sing Sing”, le sirvió a Fernando Pardo para acordarse de su madre –en el buen sentido-. “Cuando me conoció me dijo cuídamele –le, no lo-. Me vio un hombre serio”. Y contaría que en un momento dado le lanzaron al pucelano el reto de cantar en castellano -tan bien acabó saliendo el invento que el Meister, tiempo después, se ha sacado de la manga un disco entero en castellano-. La réplica la daría después él, y al castellano le siguió el italiano de “Piangi con me”, otra de las habituales en el repertorio de Corizonas.
Llegó entonces el capricho. “No está embarazado, pero Javi Vielba tiene un antojo: quiere tocar Shiralee”. Dicho y hecho; el tema de Arizona Baby abrió el camino de la despedida, que cerrarían la siempre enorme “I’m alive” –en directo es de lo mejor de la banda de largo, y ya es decir- y la penúltima versión, “Shaking all over”, con Vielba despidiéndose –“Nos vamos. Guiño-guiño; codo-codo.”- y volviendo a enganchar el theremín.
Los tiempos estaban ajustados y quedaba poco tiempo para bises, pero supieron exprimirlo. Regresaron a escena con “I wanna believe”, esa que saca la mejor versión del Vielba predicador, e invitando a sumarse a la fiesta a Miguel Pardo, voz de Sex Museum, para rematarlo todo con la última versión, “Danger! High Voltage” de los británicos Electric Six. Un fin de cumpleaños de altura, aunque más breve de lo que nos habría gustado.
Al final, Vielba, Vacas y Krahe terminaron bailando en el escenario mientras Loza acompañaba a la batería la música que sonaba en la sala. Reticentes a dar el show por zanjado, fueron poco a poco abandonando el escenario. Todos menos Loza. A por Loza tuvo que volver a salir Javi Vielba, porque el batería no parecía tener la menor intención de dar la fiesta por terminada. Menos mal que 2015 está a la vuelta de la esquina y ahí sí que nos espera Corizonas para rato.
Álbum de fotos
Corizonas (5º Aniversario de Ticketea, Joy Eslava – 20.11.2014)
- Hey, hey, hey
- The deceiver
- The falcon sleeps tonight
- Thieves and liars
- Hotel room
- I am (what I am)
- Wish you were here
- Run to the river
- Pushing too hard
- La cárcel de Sing Sing
- Piangi con me
- Shiralee
- I’m alive
- Shaking all over
- I wanna believe / Danger! High voltage
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