Y llegó el Porvenir de Marlango (La Riviera, 28.11.2014)

Creo que nunca he hecho esto. Es una hora intempestiva y debería irme a dormir, pero me lo he pasado tan tan bien que tengo prisa por contarlo. Así que en lugar de meterme en la cama, enciendo el ordenador convencida de que es muy probable que salga mi crónica más visceral. Espero que sepáis perdonarlo.

Nunca lo he ocultado; tampoco es la primera vez que lo dejo escrito: siento debilidad por Marlango. En un momento del tiempo, en una etapa muy concreta, se hizo un hueco entre mis grupos de cabecera y ahí se ha quedado. Automatic Imperfection sigue siendo uno de esos discos a los que continuamente vuelvo; “It’s all right” todavía tiene la capacidad de sacarme una sonrisa; “There’s no bbc crew waiting for you to screw” es aún una de mis frases de canción favoritas. Y el de la Riviera de esta noche es uno de los conciertos que más he disfrutado en mucho tiempo. Y me hacía falta. Pero eso ya es otra historia.

El día era de los que pedía manta y sofá; aventurarse a salir a la calle, en medio de la lluvia y unas temperaturas muy poco apacibles, daba pereza. Pero había una buena causa. En el camino a la sala, por los auriculares suenan Don’t give up y El Porvenir y hay muchos momentos en los que soy incapaz de dejar de marcar el ritmo con el pie. El trayecto se hace sorprendentemente corto y disfruto de los últimos metros de paseo y de las espectaculares vistas que hay de Madrid bajando por el Paseo de Extremadura. Llego un poco antes de lo previsto; aún no son las ocho y media y La Riviera presenta un aspecto algo desolador. Apenas una veintena de personas ocupan la primera fila, junto a las vallas, y los balcones de la primera planta lucen con las cortinas echadas. Espero que el aspecto vaya cambiando según caigan los últimos minutos de espera, pero lo cierto es que pronto me olvido de lo que pasa al alrededor –bueno, casi, pero ahora hablamos de eso-.

A eso de las nueve a Jacobo Serra le toca la casi siempre difícil de tarea de abrir fuego en un concierto en el que el 99% de la gente no está ahí para verte a ti. Él hace por abstraerse y unos cuantos en las primeras filas lo disfrutamos de verdad, a pesar del casi incesante murmullo. Son apenas 6 temas, pausados, pero cargados de clase y una voz que tiene algo muy especial. Sale a ritmo de “What I was told” y “The word I never say”, pero cuando se gana al personal es a la tercera. Se desenchufa porque cuenta que le han hablado de la acústica de la Riviera y quiere comprobar si es verdad. Y así, sin amplificador, al borde del escenario, alejado del micro, despacha con su banjolele “Snapshots of my heart”. Y se hace un silencio sepulcral. Y todas las miradas en la sala se centran en él. Durante unos minutos cesa el murmullo y Jacobo se mete al público en el bolsillo. A todo, a las primeras filas -rendidas desde el principio- y a los del fondo. El aplauso es grande aunque, desgraciadamente, tras él vuelve el murmullo. Muchos –seguramente también Jacobo- hacemos por bloquearlo mientras suena una de nuestras favoritas, “On & on”. Como la cosa tiene que ser breve, apenas hay tiempo para un par más y, tras “Fly away”, Jacobo se despide con una “Never gone” que suena por primera vez en la noche, pero no por última.

Casi no hay tiempo para darse cuenta del cambio y en muy pocos minutos son los chicos de Marlango los que han cogido el testigo. Aparecen en la penumbra, sigilosos, y, sin encenderse aún las luces, Leonor se acerca al borde del escenario y empieza a cantar, sin acompañamiento, “Shake the moon”. Poco a poco van entrando los músicos –Alejandro, piano; Manuel, bajo; Gonzalo, batería; Javier, guitarra; Irene, coros y guitarra- en la canción, que poco a poco crece, tanto que parece casi más un final de concierto que un principio. Sin tregua, sin saludos, enlazan del tirón con “Exquisita” y “Puede” y dejan claro que tienen ganas de hacernos bailar.

Como mantener ese ritmo durante dos horas no sería sano para nadie, bajan un poco las revoluciones después. Leonor aprovecha para los saludos, las gracias y la presentación de su Porvenir antes de arrancarse con la canción que da nombre al álbum. Tras ella hay unos focos que amenazan con dejarnos ciegos y en más de un momento más de uno tiene que bajar la mirada. Pero no es suficiente como para distraer la atención. Suenan “Dame la razón”, con mucha presencia de la guitarra eléctrica -con la que Javier Peña va a dar muchos buenos momentos a lo largo de la noche aunque a veces uno aún se acuerde de Toni Brunet-, y “La luna” y entonces Alejandro, que va a tener varios momentos de charla muy inspirados, toma la palabra. “Esta canción se llama “Hold me tight”… y se llama “Hold me tight””. Se hace el silencio, hay alguna risa sobre las tablas y arranca el tema, pero Alejandro lo para. “Espera, Javi…” Silencio. “Llevo desde anoche pensando, porque en el papel pone “Habla Alejandro” y me ha podido la presión”. Las risas se extienden y ahora ya sí suena la que fuera carta de presentación de The Electrical Morning.

“Te quiero creer”, igual que en el disco, engaña y, tras esos sonidos oscuros del principio y muy bien soportada por los coros que acompañan a Leonor, va subiendo y termina dejando muy buen sabor de boca. “De madrugada”, el tema extra que incluye el disco en iTunes, le sirve a Alejandro para darle un toque a los invitados del fondo “que hablan como si hubieran pagado entrada” y para disculparse con el batería por haberle hablado mal en la prueba de sonido de Barcelona un día antes.

Dos canciones suaves, muy pausadas, pequeñitas –como dirá Alejandro al presentar “Ir”- marcan la salida de la banda del escenario y dejan a Leonor y Alejandro momentáneamente solos. “Somos dos contra muchos; ayudadnos,” dirá ella antes de presentar “Via con me” de Paolo Conte. En un momento dado, va a ‘presentar’ a Oscar Ybarra –tercer Marlango original que antes de “El Porvenir” emigró a Chicago por amor- y a simular su trompeta. “Óscar Ybarra lo habría hecho mejor,” dice jocoso Alejandro justo antes de que llegue el primer invitado de la noche. Alaba su talento y le pide a Jacobo Serra que se acuerde de ellos cuando sea una superestrella y les deje ejercer de teloneros. Se palpa el buen rollo y a los tres se les ve disfrutar mucho sobre el escenario mientras comparten la beatleiana “When I’m 64” y el “Never gone” de Jacobo, que vuelve a sonar en La Riviera con un público esta vez mucho más atento. Reentra Javi Peña y, tras marcharse Jacobo, hace lo propio el resto de músicos.

El tramo final del concierto empieza con fuerza y “Si yo fuera otra” y “The Answer” arracan muchas sonrisas. Son la antesala de la penúltima sorpresa, un nuevo invitado con el que también se deshacen en elogios. Xoel López se une a la fiesta cargado con una SG y se queda –de momento- un par de canciones. Hace de Fito Páez en “Dímelo así” y pone coros y silbidos en “Lo que sueñas vuela”.

Cuando el gallego se marcha, llega el que –con permiso de todo lo demás- se convierte automáticamente en mi momento favorito. La canción ayuda, claro, pero no es sólo eso. Cuando suenan tus temas favoritos en un concierto van con mucho ganado de entrada, pero también hay riesgos. Quizá no esté al nivel que esperas. Pero “It’s all right” en esta noche, en este rincón madrileño –que no siempre suena tan bien como lo está haciendo hoy, no lo olvidemos- es puro espectáculo. Leonor se divierte, los músicos disfrutan y abajo, entre el público, creo que muchos hacemos lo propio. La canción se alarga y a mí ya no hay quién me quite la sonrisa, que me va a durar lo que le queda al concierto y unas cuantas horas más.

Con “Yo sola” y “Dinero” se despiden, pero el paripé tampoco va a ser largo y vuelven rápido. “Ahora que estamos todos otra vez,” dice Alejandro, “voy a presentaros a los personajes de este western”. Del Reverendo, a la hija del predicador, pasando por el sheriff, la madame del burdel –“La hija del predicador no es lo que parece”- o el enterrador, en una larga intervención que tiene para todos pero, sobre todo, que deja salir la indignación que ellos, como muchos, sienten al ver el menosprecio a la cultura en este país por parte de los gobiernos –y sí, sale el tema del 4% de IVA del porno-. “Esta canción debería estar en un museo, como Las Meninas,” termina al final Alejandro antes de que suene “Ay, pena, penita, pena”.

“Todo es tan importante”, aún de mis favoritas de Un día extraordinario, es ya la penúltima y después de volver a deshacerse en agradecimientos y regalar más sonrisas, Leonor llama a Xoel y Jacobo para que vuelvan al escenario. Llega el final con “The long fall”, que es una fiesta para la que alguien en las primeras filas ha traído hasta confeti, y que termina instrumental, mientras Leonor y Jacobo desaparecen tras el telón.

Sólo quedan ya los últimos saludos, las reverencias y ese intento por alargar la noche que se les nota a los músicos, que se agachan varias veces, tan reticentes a abandonar el escenario como los que seguimos observando desde abajo. Curiosamente, la última vez que recuerdo haber visto disfrutar tanto a unos músicos sobre ese mismo escenario era también un día de finales de noviembre, allá por 2007, cuando Xoel y su espectacular banda grababan en directo el camino a la Reconstrucción. Hubo magia entonces; ha habido –mucha- también ahora.

Si esto es el presente, qué será el Porvenir.

Álbum de Fotos

Jacobo Serra & Marlango (Madrid, La Riviera – 28.11.2014)

Jacobo Serra

  1. What I was told
  2. The Word I never say
  3. Snapshots of my heart
  4. On & on
  5. Fly away
  6. Never gone

Marlango

  1. Shake the moon
  2. Exquisita
  3. Puede
  4. El porvenir
  5. Dame la razón
  6. La luna
  7. Hold me tight
  8. Te quiero creer
  9. De madrugada
  10. Ir
  11. Al borde del abismo
  12. Via con me
  13. When I’m 64 (con Jacobo Serra)
  14. Never gone (con Jacobo Serra)
  15. Si yo fuera otra
  16. The answer
  17. Dímelo así (con Xoel López)
  18. Lo que sueñas vuela (con Xoel López)
  19. It’s all right
  20. Yo sola
  21. Dinero
  22. Ay, pena, penita, pena
  23. Todo es tan importante
  24. The long fall

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