Quien escribe estas líneas llevaba años, y leen bien, años, siguiendo a Carmen Boza en la distancia, sin haberla escuchado nunca en vivo y en directo. Para alguien que gusta de disfrutar de la música en vivo, el no conseguir cuadrar una actuación de un artista al que sigue es algo frustrante. La espera se rompió el año pasado en Murcia, en un concierto con banda en la Sala 12 & Medio junto a Temas Incómodos. Tras ese concierto, varias amigas y servidor le inquirimos a la gaditana para que acudiera a nuestra tierra en formato acústico, eléctrico o como fuese, pero que viniese, consiguiendo una vaga promesa por su parte, dejando claro algo que nosotros ya sabíamos, Almería es una ciudad complicada para programar un «bolo» (por no decir que es tierra hostil).
Así que imaginad nuestra alegría cuando se anunció que Boza actuaría por fin en nuestra tierra. Además, el plan pintaba muy bien: concierto en formato acústico de aforo reducido. Con la de videos que habíamos visionado de acústicos en salas como el madrileño Búho Real, nuestras expectativas alcanzaron cotas muy altas. Quizá ese fue el problema de la noche, nuestras expectativas.
Llegamos a Rayuela bastantes horas antes de la hora programada como de apertura de puertas, porque decidimos cenar antes allí, no sólo por comodidad, sino porque el sitio tiene muy buenas tapas. El problema vino cuando de repente vimos entrar una marabunta de gente que formó una fila enorme para bajar a la zona del concierto un rato antes de la hora. Aquí se plantean varios problemas de organización: el primero, si se programa el concierto tarde –suponemos que para que la gente cene-, al menos deberían avisar del momento en que se va a permitir formar esa cola enorme que ocupaba medio local. Y el segundo, si había gente que no iba al concierto allí cenando, el barullo de gente colapsando el local no es plato de buen gusto, ¿no se podría poner un acceso alternativo?
Obviando ese detalle fácilmente mejorable, bajamos a la zona donde tendría lugar el concierto y nos encontramos con un nutrido grupo de gente. Pocos minutos antes de la hora marcada como inicio comprobamos como, a pesar de haber agotado las entradas, todavía hubiera cabido algo más de gente. Sin embargo, agradecemos que no lo hicieran, porque con los que estábamos ya hacía bastante calor.
Para nuestra sorpresa, a las 23:15 salieron dos músicos a escena para abrir el concierto de Carmen Boza. Con el nombre de Los Flacos se presentaron Fran Mariscal y Lena Carrilero, anunciando su concierto al día siguiente en la misma sala. De él no teníamos referencias, pero a Lena la recordábamos de una noche tocando junto a Contrarreloj en la desaparecida Sala Radiolab. Durante su breve set interpretaron 3 temas, siendo el tema elegido para cerrar “La cerveza”, que fue el que mejor impresión nos causó. No sabemos si la voz de Fran Mariscal sonó como siempre o estaba algo tocada, pero la verdad es que nos preocupamos cuando escuchamos voces tan rasgadas, nos parece que se hacen mucho daño al cantar.
Cuando llegó el turno de Carmen Boza el público la recibió con sonoros aplausos. En su presentación dejó claro que era la prima vez que actuaba en Almería y que estaba muy contenta de que hubiera tanta gente. Con la predicción certera de “vamos a pasar un poquito de calor” se lanzó a arrancar acordes de su guitarra que pronto formaron “No me parezco”, seguida rápidamente por “El ejército”.
Terminado el tema y mientras afinaba su guitarra, se dirigió al público “Si alguna vez habéis sido amante o amanta os dedico esta canción, porque es una putada”, dicho lo cual interpretó “Amante religiosa”. La noche continuó con temas de La Mansión de los Espejos, su primer largo lanzado en 2014 con la ayuda de una campaña de crowdfunding. Temas como “Octubre” o “Fin” que gran parte del público cantaba con demasiado énfasis, tanto que llegaba incluso a molestar igual que el continuo e incesante murmullo de fondo. (Nota del autor: una recomendación a todas esas chicas que cantaban a pleno pulmón, si queréis cantar así, o vais a un eléctrico o a un karaoke, pero no a un concierto acústico, gracias).
La noche continuó con temas como “Nana noir” o “De delirios y de éxtasis”, tema que da nombre al poemario de nuestra amiga Patricia Alonso, a la que se pudo ver entre el público disfrutando del buen hacer de la gaditana. El calor llegó a niveles tales que no sabíamos si estábamos de concierto en una sesión de spinning “Lipotimias no; si alguien está al borde, que se salga, que no pasa nada” decía la artista.
Se dirigió al público para contar que estaba volviendo a dar conciertos sola, después de haber estado girando con la banda al completo. Dicho lo cual se lanzó con un tema de su amigo Juanito Makandé que le hubiera gustado escribir a ella, “Niña voladora”. Afrontó entonces la recta final sin apenas pausa entre los temas, sonando entre otras “Culpa y castigo”, “La mansión de los espejos” y “El mayordomo”, tema tras el cual anunció una despedida “sin paripé, es la última de verdad”. Dicho lo cual anunció el concierto de Los Flacos del día siguiente y agradeció a todo el público su asistencia. “A ver si no tardo tanto en venir, o subid vosotros a Madrid o donde sea”. Se lanzó entonces con una intro de PJ Harvey enlazada con “Fieras”. Concluido el tema y entre sonoros aplausos, Carmen desenchufó la guitarra y se escabulló entre el público para, como había avisado, no volver a salir.
Mientras la gente abandonaba la sala, saludamos a algunos amigos y compartimos impresiones acerca del concierto. Nuestros amigos, que lo presenciaron desde el lado opuesto, se sorprendieron de nuestra queja de los momentos “karaoke”, diciendo que en su lado la gente estaba más bien en silencio y se escuchó bastante bien. Parece que elegimos ponernos en el sitio equivocado.
No podemos despedirnos sin hacer una confesión. El balance de la noche fue correcto, no espectacular, no emocionante, simplemente correcto. Nos pareció que la actuación fue correcta, no vimos a una Carmen Boza cómoda en el escenario, ni dicharachera como habíamos visto en Youtube. Y entendemos que una -citando a la gran Aida de Carmen Machi- no siempre “tiene el chichi pa farolillos”, pero sinceramente, siendo la primera vez que acudía a Almería y sabiendo del gran interés que había suscitado su visita, esperábamos otra actitud, un guiño a sus primeros temas, no sé, algo más que un “cumplir”. Volvemos a recalcar, quizá ese fue nuestro problema, nuestras expectativas. Habrá que esperar a volver a verla, y quizá ese otro día y en otro lugar, vuelva a aparecer la magia. No se ha terminado aquí, volveremos a vernos.
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