Son las ocho de la tarde de un 14 de febrero y hoy nuestros pasos nos han traído -de forma totalmente intencionada- hasta Torrelodones. A un plan que pronto será oficialmente denominado como ‘precena’ por los protagonistas de la cita, porque, dirán, es lo que va a suceder antes de ‘ir a cenar y a hacer esas cosas del amor’.
En algo que los españoles -o al menos los madrileños- deberíamos hacernos mirar, la puntualidad se ha convertido en un concepto cada vez más laxo y ya hasta en los teatros existe aquello de los minutos de cortesía. No son tantos como en los circuitos de salas, pero para cuando Alejandro Pelayo, Marta Mulero y Leonor Watling hacen su aparición en escena, ya pasan 10 minutos de las 8.
Aunque parecen poca cosa ellos tres solos en medio del inmenso escenario del Teatro Bulevar, lo van a llenar con creces al ritmo de su habitual buen hacer, con una mezcla de canciones propias, versiones de esas que tan bien saben llevar a su terreno y altas dosis de simpatía y buen humor.
Ya lo demostraron durante su gira Delicatessen; con banda pueden sonar como un cañón, pero en este formato reducido es cuando Leonor y Alejandro se crecen y demuestra la auténtica magnitud de su proyecto.
En Torrelodones, la noche empieza suave, sin prisa, con la sencillez de Un día sin ti, para que poco a poco vayamos entrando en el universo Marlango. El recorrido por su repertorio, que con esta parada en Un día extraordinario arranca en el tramo central de su discografía, no va a dejar mucho hueco al pasado más lejano. Enjoy the ride, la segunda de la noche y «primera canción que compusimos,» como la presenta Leonor, es de las contadas excepciones. «Vete», la versión de Los Amaya que supuso el primer flirteo del duo con el castellano, llega después y a nosotros ya no hay quién nos quite la sonrisa. Nos acabamos de meter en un tramo en el que van sonando un puñadito de nuestras grandes debilidades y así tras nuestra versión favorita suenan dos de las grandes joyas de Technicolor, «Los desertores» y «Dime que llegaremos lejos».
Es también el momento de que arranque el particular festival del humor de Alejandro Pelayo, que se va a mostrar especialmente inspirado y le echará la culpa a una combinación de vino, sake e ibuprofeno -cortesía de un gemelo algo maltrecho-. «Leonor es una rosa,» dirá, aludiendo al señalado día y al vestido rojo que luce su compañera. «Es nuestro capullo en el escenario,» rematará entre sonoras risas.
La noche sigue y de «Gira» pasa a «Veinte años», mientras Alejandro pide que, por respeto a los artistas vivos y vanidosos, seamos igual de entusiastas en los aplausos de las canciones propias que en las versiones. El público, claramente empeñado en estar a la altura, va a cumplir con creces y al final de «Dinero» y los «Money! Money! Money!» de Leonor el teatro se vuelve en rugido de aplausos y vítores.
Queda así clara la tónica de la noche y que todos hemos venido a sumar, a disfrutar y contribuir a que la precena, sea o no el preludio de algo más, sirva por sí sola para hacer de este viernes un día especial.
El guiño a Paul MCartney con «When I’m sixty-four» abre un tramo de versiones, que va del ex-Beatle a la «Semilla Negra» de Radio Futura -y la historia del ‘acoso’ infructuoso a Santiago Auserón para compartirla encima de un escenario-, pasando por la habitual «Via con me», el Creep de Radiohead -«Hacemos una versión rara, como la canción y como nosotros»- y «Nos ocupamos del mar» de La Mandrágora.
Aunque entre medias se cuelan «Dame la razón» -que en 2012 sirvió para abrir la senda del castellano en la discografía de Marlango- y «El veneno» no es hasta el tramo final del concierto cuando vuelven a enlazar producción propia. Suenan entonces «Un momento perfecto» y «Si yo fuera otra», antes de que «Poco a poco» y «Lo que sueñas vuela» marquen el animado camino hacia la primera despedida.
«Nos vamos a ir,» anuncia Leonor, «pero si alguien ha venido a escuchar una canción concreta, que lo vaya pensando mientras». Ella y Marta sí van a abandonar el escenario, pero Alejandro y su gemelo apenas hacen el amago. «Tardaría diez minutos en salir del escenario,» dice resignado antes de pedirnos que le acompañemos cantando la «Insurrección» de El Último de la Fila.
Cuando sus compañeras regresan, Leonor sondea al público en busca de esa canción que no puede no sonar y aunque desde el patio de butacas se oyen distintos títulos, hay una que se impone con cierta claridad. «La han llamado ‘Tigers’ e ‘It’s all right», pero creo que está claro». Y a nosotros, que 15 años después seguimos sintiendo una debilidad especial por ella e indudablemente nos sumamos a la petición, ahora sí que no hay quien nos quite la sonrisa.
Aunque no queramos, la cosa va tocando ya de verdad a su fin. Pero nos queda uno de los momentos más divertidos, disfrutando de una «Senza fine» que Leonor canta mientras Alejandro se empeña en cruzarla con los Monthy Pyton y su «Always look on the bright side of life».
El fin de fiesta lo marca una habitual «En el último trago», perfecta como guinda a una precena en la que Alejandro y Leonor han vuelto a demostrar esa esencia tan característica y especial que lleva marcando la carrera de Marlango más de 15 años. Sin artificios, reducidos a los elementos básicos -la voz, el piano y las letras- y con el único acompañamiento ‘extra’ del violonchello -sútil y elegante- de Marta Mulero, dejando claro que cuando hay una base de verdad, no hace falta más.
Amenazan con reencontrarse con el público madrileño el próximo 1 de Abril en el Teatro Español. Quién pueda, que no se lo pierda.
Álbum
Marlango (Básicos Bulevar, Torrelodones – 14.02.2020)
- Un día sin ti
- Enjoy the ride
- Vete
- Los desertores
- Dime que llegaremos
- Gira
- Veinte años
- Dinero
- When im sixty-four
- Dame la razón
- Nos ocupamos del mar
- Via con me
- Semilla negra
- El veneno
- Creep
- Un momento perfecto
- Si yo fuera otra
- Poco a poco
- Lo que sueñas vuela
- Insurrección
- It’s all right
- Senza fine / Always look on the bright side of life
- En el último trago
El Erizo Albino 