Tengo que comenzar esta crónica confesando que, a pesar de lo que he disfrutado en los conciertos de León Benavente, y lo que me han enganchado sus primer y tercer álbumes, el anuncio de la cita almeriense no me hizo correr a por las entradas, pues con esto de estar este año trabajando en Invernalia, veía que tenía muchas papeletas de perdérmelo. Sin embargo, en un café de domingo por la tarde, varios amigos se compraron sus entradas y yo decidí asumir el riesgo.

La semana del concierto arrancó con un lunes y martes en alerta naranja en Invernalia, quedándonos incluso el martes sin red de telefonía móvil. Yo veía peligrar la cita musical, sin embargo, el jueves por fin empezó a salir el sol y las quitanieves despejaron mi vía de regreso a Almería.

Cuando entré al Auditorio Maestro Padilla, lo primero que vi al sentarme en mi asiento fueron las nuevas confirmaciones de Cooltural Fest, en las que, por supuesto, se incluía a los protagonistas de la noche, León Benavente. Pero de eso hablaremos en otra entrada.

Con 10 minutos de cortesía para los rezagados, los 4 componentes de la formación hicieron su aparición y arrancaron el concierto con el mismo tema que abre su último largo, «Cuatro monos». Pocos segundos tardé en procesar lo que me hubiera perdido si no hubiera comprado la entrada, y me alegré de haber corrido el riesgo. Lo que sucedió unos segundos más tarde, sin llegar si quiera a media canción, es algo que no recuerdo haber visto suceder en dicho recinto tán rápidamente, y es que el público se puso en su mayoría de pie y se entregó por completo a los ritmos que marcaban los músicos desde el escenario.

El concierto prosiguió, y la gente se quedó de pie,

mientras los cuatro músicos seguían desgranando los temas de su disco de estudio más reciente, Vamos a volvernos locos (Warner,2019), con temas como «Amo» o «Como la piedra que flota», que fueron cantadas a coro por el respetable como si ya llevasen años en la discografía de Leon Benavente.

«La Ribera» fue el primer tema de trabajos anteriores en sonar y recibió la misma respuesta por parte del público, una entrega total y mucho público cantando la letra completa. No fue hasta después del octavo corte de la noche, tras «Tu vida en directo», cuando, por fin, el frontman de la formación, el incombustible Abraham Boba, se dirigió al público almeriense para agradecer la asistencia a la cita y recordar su paso por una de las míticas salas de la capital almeriense, el Madchester Club. Ante la pregunta de cuántos de los presentes estuvimos en aquella ocasión, un 20% del aforo levantamos la mano, así que podría afirmar sin riesgo a equivocarme que todos los que estuvimos en el MAD repetimos en el Maestro Padilla, acompañados de mucha más gente, claro está.

Tras la encuesta, Abraham dijo que «este tema seguro que sonó aquella noche, y queremos que lo volvaís a cantar». Y su petición fue cumplida con gusto y con creces, pues cuando comenzó a sonar «Ánimo, Valiente» el público al unísono se volvió a entregar por completo a la locura desatada por León Benavente. Durante el siguiente tramo del concierto fueron sonando temas sobre todo de sus dos largos más recientes como «Volando alto», «Aún no ha salido el sol» o «California», tema tras el cual pidieron un aplauso para su equipo técnico, presentando a cada uno de los componentes. Entonces anunciaron la despedida con «Ayer salí».

Como era previsible, la despedida era en falso,

y. tras unos minutos, en los que el público silbó y gritó pidiendo más, sin parar de aplaudir, Abraham Boba, Eduardo Baos, Luis Rodríguez y César Verdú, volvieron a salir para regalarnos una montaña rusa de emociones subidos en sus canciones, comenzando con la melancólica y existencialista «La canción del daño», para pasar al estallido de energía de «Ser Brigada» y terminando con la catárquica «Gloria». Un trío de las joyas de la corona que diría Raphael para poner un broche de oro a una noche, que, quien se perdió, podrá resarcirse en el próximo Cooltural Fest.

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